Sin ánimo de parecer un boomer. Ya no hacen dibujos tan buenos como las aventuras del Coyote y el Correcaminos. Era muy fan. Siempre me llamaba la atención cómo, a pesar de estar solos en medio de un desierto estadounidense, nunca dejaban de encontrarse. El incansable Wile E. Coyote (su nombre original), fabricaba todo tipo de artimañas con el objetivo de lograr algo imposible: capturar al Correcaminos. Un pájaro velocísimo que era consciente de su superioridad física y que se regodeaba cada vez que pasaba por su lado reproduciendo el sonido beep beep y dejando una estela de polvo inconfundible. Las innumerables e ingeniosas tentativas del Coyote no solo es que salieran mal, sino que además acababan perjudicándole a él. Es lo mismo que les ocurre a aquellos que intentan detener a Alejandro Balde.
De padre guineano y madre dominicana, pero nacido en Barcelona. El joven lateral izquierdo recorre una y otra vez la banda del Camp Nou como si el botón R1 del mando se le hubiera quedado pillado de tanto apretarlo. De pequeño, cuando tenía que realizar carreras en el colegio, le prohibían salir a la par de sus compañeros. Iba para atleta, al menos eso es lo que le recomendaban los profesores, hasta que pisó por primera vez el césped de un campo de fútbol. En el CE Sant Gabriel destacó tanto que con siete años ya estaba ingresando en La Masía. Quemaba etapas con la misma rapidez que jugaba. Apodado como el ‘Avión’, debutó con el primer equipo del Barça con 17 años en un duelo de Champions frente al Bayern. Casi nada. Los ‘Culés’ acabaron perdiendo 0-3, pero en tan solo 15 minutos, la afición ya pudo escuchar los primeros “¡biiiip, biiip!” de Balde en el Camp Nou.
Es el segundo defensor azulgrana que más duelos gana por partido y el que más regates hace. No tiene la necesidad de engañar a los contrarios con amagues, solo tiene que lanzar el balón y correr
Madurar es darse cuenta de que vivir en Estados Unidos es una mierda. El Barça juega con una generación de jóvenes que ni siquiera ha tenido tiempo para reflexionar sobre el sueño americano. Balde se ha sumado a una lista de talentos precoces en la que ya estaban Ansu, Pedri o Gavi. Ha pasado de ser un buen futbolista en el filial, a un titular indiscutible en las grandes noches, donde Xavi opta por él en lugar de Jordi Alba. Algunos hablaron de Balde como el “Alphonso Davies de Hacendado” y ahora cada vez son menos los que se atreverían a cambiarlo por el futbolista canadiense del Bayern. Es el segundo defensor azulgrana que más duelos gana por partido (solo por detrás de la bestia Araújo) y el que más regates hace. No tiene la necesidad de engañar a los contrarios con amagues, solo tiene que lanzar el balón y correr. Agacha la cabeza e inclina el cuerpo hacia delante cuando tiene que apretar, como hacía el Correcaminos. Una vez puesto en marcha, nada se puede hacer, los rivales que aparecen a su paso acaban como el Coyote, convertidos en víctimas de sus propias trampas. Cuando Balde está en el campo, una estela de polvo nubla la banda izquierda y en el Camp Nou retumba un sonido: “¡Biiiip, biiip!”.
SUSCRÍBETE A LA REVISTA PANENKA
Fotografía de Getty Images.