1965. Newport, Rhode Island. El folk afronta un cisma. Bob Dylan, proclamado como el “portavoz de una generación” por su contribución al resurgimiento de la música folclórica de protesta, incluye, por primera vez, instrumentos eléctricos y una banda de rock de acompañamiento en su presentación en el Newport Folk Festival. Estupor colectivo.
Ahora que gracias a A Complete Unknown, la biopic de James Mangold sobre Bob Dylan, se ha recuperado la figura de Pete Seeger, el guardián de los valores del folk, imaginemos algo: ¿qué impacto provocó en el hombre del banjo atestiguar la primera gran aparición en público del Dylan eléctrico?
Pienso en todo esto después de ver al PSG de Luis Enrique electrificar el fútbol, tras firmar una exhibición histórica ante el Inter de Milán en la final de la Copa de Europa.
En una época que glorifica la mecanización y el rigor posicional, el entrenador asturiano moldeó el equipo más flexible que se recuerde en años. Al terminar el partido, se vuelve posible palpar cierto grado de unanimidad entre los analistas en torno a que estamos ante uno de esos momentos generacionales que explican la evolución del juego.
Luis Enrique, con esa aura desafiante a la usanza de Dylan, también se muestra capaz de subvertir las convenciones en torno a lo que se supone debe ser un ídolo
Si el Hakimi atacante es como el blues eléctrico de Maggie’s Farm, la canción que simbolizó la ruptura del folk en Newport, el Vitinha omnipresente es Like a Rolling Stone, el buque insignia del Highway 61 Revisited, el emocionante prefacio del Dylan rockero.
Luego, encima, Luis Enrique, con esa aura desafiante a la usanza de Dylan, también se muestra capaz de subvertir las convenciones en torno a lo que se supone debe ser un ídolo. Momentos después de ganar la Champions, en una conexión en directo con una cadena de televisión española, le cobra una vieja rencilla a una polemista.
Como cuando Seeger pensó que podía domar a Dylan, al que descubrió rindiéndole homenaje a un Woody Guthrie moribundo en el Greystone Park Hospital de Nueva Jersey, idealizándolo como un simple predicador y no como un potencial revolucionario.
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Fotografía de Getty Images.