El presidente de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev, tiene un plan. En diciembre de 2013, lo hizo público en su lujoso palacio gubernamental de Astana, la ciudad que su gobierno ha levantado en medio de la nada en pocos años. El plan Strategy 2050 pretende que en el año 2050 esta ex república soviética sea uno de los 30 estados más competitivos y desarrollados del planeta. Según Richard Weitz, analista de la Jamestown Foundation de Washington, este país, rico en recursos naturales, tiene que aprovechar su posición geográfica, mitad en Europa, mitad en Asia. El gobierno de Nazarbayev así lo ha entendido y dedica grandes sumas a la construcción del corredor Western Europe-Western China, una serie de autopistas y líneas de tren que pueden convertir este estado en un hub (centro de conexión) entre el Viejo Continente y Asia.
El presidente Nazarbayev controla Kazajistán desde su independencia en 1991 y ha mezclado decisiones tiránicas con apuestas valientes en clave económica (entre otras cosas, ha mejorado sus estructuras y su sistema educativo). Es un tipo capaz de perseguir opositores, conseguir que Astana sea en 2017 la sede de la Exposición Universal o proponer un cambio de nombre del país al creer que la terminación ‘istán’ tiene connotaciones negativas.
En 1997, su gobierno consideró que la capital, Almaty, se encontraba demasiado alejada de Europa. Así que se trasladó la capital a la pequeña localidad de Akmola. Se le cambió el nombre por el de Astana (‘capital’ en la lengua kazaja) y desde entonces se han invertido millones para construir una ciudad llena de lujos y edificios impresionantes. Aún hoy, Almaty, la capital en tiempos soviéticos, tiene más habitantes que Astana, la joya de la corona de Nazarbayev. A Astana llegan trabajadores de medio Asia y arquitectos de todo el mundo para levantar las estructuras necesarias para convertir esta urbe en una de las más modernas del planeta. El colegio británico Adrian Smith + Gordon Gill Architecture se encarga del proyecto del gran palacio de exposiciones para la Expo del 2017, una locura faraónica de 24.000 metros cuadrados. Aunque la ambición de Nazarbayev es aún mayor y sueña con crear la capital de la tercera revolución industrial: una ciudad cubierta convertida en una sola unidad.
En esta urbe del futuro, el colegio rquitectónico Populous construyó en 2009 el Astana Arena, un estadio de fútbol de última generación con capacidad para 30.000 personas. Aquí juega la selección kazaja, un equipo que según el técnico de la Federación Kairat Dambekov, “puede jugar la fase final de un gran torneo europeo en la próxima década”. Convertido en uno de los estados más ambiciosos del planeta, Kazajistán usa el deporte para consolidar su posición. En ciclismo, se apostó por el equipo profesional Astana y ya se han organizado en dos ocasiones los campeonatos mundiales de boxeo, deporte que se sigue con pasión. El fútbol y el hockey sobre hielo, los deportes colectivos más populares, de momento aún no han dado un salto de calidad.
En un país en crecimiento, el fútbol se había quedado atrás. Muchos partidos no se pueden ver por televisión y los estadios suelen estar medio vacíos. El actual ministro de defensa, Adilbek Dzhaksybekov, admitió durante sus años como responsable del fútbol de la ciudad de Astana que “tenemos problemas estructurales y la necesidad de mejorar el nivel de nuestro fútbol mirando hacia Europa”. Posteriormente, elegido presidente de la federación de fútbol kazaja, Dzhaksybekov fue uno de los impulsores de la petición que se hizo en 2002 para jugar n la UEFA y abandonar la confederación asiática de fútbol.
El presidente Nazarbayev tiene un plan para que, en 2050, Kazajistán sea uno de los 30 estados más desarrollados del planeta
El 85% del estado kazajo es asiático. La frontera geográfica entre Europa y Asia cruza por Kazajistán, al oeste del país. Con la mayor parte de la población y la tierra en Asia, Kazajistán inicialmente miró hacia oriente. Según muchos expertos, el principal error de los kazajos fue afiliarse en 1994 a la Confederación Asiática de Fútbol (AFC en sus siglas en inglés), después de la independencia posterior al colapso de la Unión Soviética. En aquel momento, nadie dudó sobre esta afiliación por razones geográficas y culturales, pues los kazajos son un pueblo túrquico originario de las estepas más al este. Las cinco ex repúblicas soviéticas asiáticas se afiliaron a la AFC y en los palacios de Almaty se soñó con llegar al Mundial luchando contra rivales inferiores. Kazajistán era junto a Uzbekistán la única república soviética asiática con tradición futbolística. El Kairat de Almaty, por ejemplo, jugó 24 años en primera división, ocupando la 14ª posición en la tabla histórica de todos los equipos soviéticos.
Pero jugar en Asia no fue un camino de rosas. Las primeras eliminatorias para un Mundial fueron las de Francia’98. Kazajistán se metió en el play-off final, pero acabó última en un grupo ganado por Corea del Sur. Y camino del Mundial de 2002 ni superó la primera ronda, después de un frustrante empate en casa contra Irak. El nivel del fútbol bajó, la selección nunca se metió en la fase final de la Copa Asiática y una década después pidió entrar en la UEFA aprovechando ese 15% de territorio europeo. La idea era mejorar el nivel.
HOLA, EUROPA
Pero los primeros años como selección europea tampoco fueron fáciles, viendo con frustración como su vecina Uzbekistán la superaba en el ranking FIFA jugando como asiática. Kairat Dambekov admite que “apostar por Europa fue un primer paso, aunque el otro fue trabajar el fútbol base para fomentarlo entre los chicos con el objetivo de llegar a tener mejores jugadores jóvenes. Gracias a la FIFA, también disponemos de más terrenos de juego con césped artificial”.
Durante los últimos años el fútbol kazajo ha intentado modernizarse. Todo empezó cuando el yerno del presidente Nazarbayev, Rakhat Aliyev, dejó de ser yerno y, de paso, también perdió su cargo como hombre fuerte en el fútbol local. Aliyev fue acusado de corrupción y se largó como pudo del país, permitiendo de paso la modernización de la federación. Nazarbayev ordenó promover técnicos especializados y durante los últimos años se ha invertido en un sistema de formación de jóvenes inspirado en el alemán. Técnicos de la Federación Alemana asesoran a los kazajos y se ha creado un programa de entrenamiento en las categorías inferiores de todos los equipos profesionales. Todo inspirado en la Bundesliga.
Y es que la conexión con los alemanes es casi natural. Kazajistán tiene una importante comunidad alemana que llegó exiliada durante los tiempos de Stalin cuando fue deportada de las tierras donde vivían, cerca del Volga. En 1989, casi un millón de alemanes vivían en Kazajistán, aunque muchos huyeron y ahora quedan unos 350.000. Heinrich Schmidtgal y Kosntantin Engel, por ejemplo, nacieron en Kazajistán, se criaron en Alemania y ahora juegan con la selección kazaja.
En un país en crecimiento, el fútbol se había quedado atrás. No ayudó el hecho de afiliarse a la AFC en 1994 tras el colapso de la URSS
Los mejores jugadores de este sistema de inspiración germánico salen en muchos casos de un torneo de fútbol escolar que ya se hacía en los viejos tiempos soviéticos. Incluso algunos de estos chicos fueron enviados a la Academia de fútbol Ole de São Paulo. Rauan Sariyev, uno de esos chavales, fichó por el Atletico Mineiro y luego por el Botafogo, aunque no juega demasiado. Des de 2009, diferentes grupos de chicos kazajos son enviados a Brasil cada año. La Federación no deja de trabajar en el fútbol local y se ha construido el centro de entrenamiento de Talgar, una instalación de última generación cerca de la frontera con China, a casi 3.000 metros de altitud, en los montes de Tien Shan.
Otro de los objetivos es el de mejorar la liga local. El FC Astana, un club de reciente creación, se beneficia de la centralidad de la nueva capital y ya ha ganado dos copas. Nada mal para un un club fundado en 2009 con el dinero del gobierno local. Su gran rival es el Aktobe, vigente campeón, y el Shakhter Karagandy, que estuvo muy cerca de jugar la fase de grupos de la Champions. Uno de los siguientes pasos podría ser adaptar la liga kazaja al modelo europeo. Hasta ahora se rige por un calendario determinado por su exigente clima: el campeonato liguero empieza en marzo y acaba en octubre o noviembre.
REDUCCIÓN DE EQUIPOS
Tras su entrada en la UEFA en 2012, se ha potenciado el trabajo con la base, se han modernizado instalaciones y se ha mejorado la liga local
En 2013, la liga kazaja se redujo de 14 a 12 equipos (sólo dos juegan en una ciudad europea: el Akzhayik y el Atyrau). De los clubes que hay en primera, once dependen del dinero de los gobiernos de su región. La excepción es el FC Kairat de Almaty, financiado por una compañía de gas. Símbolo de los nuevos tiempos, el equipo de la vieja capital no gana ningún título desde el año 2005 e incluso llegó a bajar a segunda. Ahora su entrenador es Vladimir Weiss, el eslovaco que clasificó a su selección para el Mundial de 2010. Y es que jugar una Copa del Mundo es precisamente el sueño de la federación kazaja, dispuesta a invertir cada año más dinero para situar en el mapa deportivo mundial. Dinero no les falta.