Esta lista está extraída del #Panenka56, puedes conseguirlo aquí.
1. Emile Mpenza
2. Paul Merson
En el Portsmouth pidió una semana libre para acudir a un centro de rehabilitación y superar su adicción al juego, pero se fue de vacaciones a Barbados y regresó más moreno que Yakubu.
3. Ronaldinho
Esgrimió “insomnio crónico” para regatear las sesiones matutinas del Flamengo, pero el club no quiso entender que las estrellas -también en el fútbol- salen de noche y se esconden de día.
4. Stephen Ireland
Abandonó una concentración porque, supuestamente, su abuela materna había fallecido, algo de lo que la pobre señora se enteró por la prensa. Luego dijo que era la abuela paterna, pero también seguía viva. Hubiéramos pagado por estar en una reunión familiar después de aquello.
5. Romário da Souza
Cruyff le prometió que si marcaba dos goles en el siguiente partido le daría permiso para ir al carnaval de Río. A los 20 minutos, tras celebrar el segundo, pidió el cambio porque se le escapaba el avión.
6. ‘Mágico’ González
En Cádiz salía más noches que el camión de la basura y, claro, se dormía. El Bambino Veira le mandó a la habitación un grupo flamenco para despertarlo a quejíos. “Me levanto porque me gusta la música”, respondió el genio.
7. Mario Balotelli
El Liverpool Echo publicó que, tras ver a un compañero con el último modelo de iPhone, se retiró del entrenamiento prematuramente con molestias. Cuando el resto de la plantilla regresó al vestuario, ‘Supermario’ ya jugaba con su nuevo móvil.
8. Mikael Forssell
Alérgico a los gatos, cuando un persa decidió hacer guardia junto a su coche no hubo forma de sacarle de casa para ir a entrenar. En el club pensaron que había gato encerrado.
9. Paulo Rogério Reis Silva ‘Somália’
En el Botafogo, las multas por llegar tarde eran tan altas que decidió inventarse un secuestro exprés para justificar un retraso. La policía descubrió la mentira y le tocó pagar rescate.
10. Diego Costa
En 2011, tras incorporarse cuatro días tarde a la pretemporada del Atletico, explicó que había perdido el móvil en Brasil y nadie pudo avisarle de cuando tenía que regresar. Lagarto, lagarto…