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Jonathan Biabiany: un ídolo inesperado en la isla de San Fernando

De marcar en la final del Mundial de Clubes de 2010 con la camiseta del Inter a jugar en Primera RFEF, Biabiany es actualmente un ídolo en el San Fernando CD

Jonathan Biabiany

Que la vida da muchas vueltas es una verdad que nunca acabamos de creer hasta que el guion de nuestro desarrollo vital da un giro inesperado. Jonathan Biabiany (París, 1988) conoce a la perfección esa sensación, ya que como futbolista ha recorrido toda Italia. De la mano del Inter de Milán vivió en 2010 uno de los mejores momentos de su vida. Todavía siendo una joven promesa, anotó el 3-0 definitivo de los ‘Nerazurri’ contra el Mazembe para sellar el Mundial de Clubes para un Inter campeón de Europa. Sin embargo, ese mismo jugador que estallaba de alegría al marcar en Abu Dabi cambió, diez años después, la península itálica por la ibérica y el Mediterráneo por el Atlántico. “La verdad es que nunca había pensado esto, pero sabes, al final son oportunidades que llegan”, afirma serio a Panenka, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Desde 2020 forma parte del San Fernando CD, que se encuentra en Primera RFEF. Su fichaje por el club gaditano fue un movimiento que representó a la perfección la palabra ‘inesperado’, pero que a la vez ha reforzado la importancia del concepto ‘familia’.

Después de medio curso en el Trapani Calcio, en la temporada 2019-20, Biabiany decidió con su familia que quería vivir en España. Quizás otro futbolista habría tenido más reparos en bajar de escalón pasando de la Serie B a Primera RFEF. Especialmente tratándose de un cambio de país, de asomarse a un fútbol que no había vivido. No obstante, Biabiany conocía el San Fernando y cuando le hablaron del proyecto para ascender a Segunda aceptó la oferta. “Tienes que estar dispuesto a bajar de categoría para aceptar nuevos retos. Para mí, empezar de nuevo y hacer algo que nunca había hecho en mi vida me ha dado estímulos. Quiero que las cosas salgan bien en este club”, explica el exjugador del Inter.

Pasar de la Serie B a Primera RFEF no significó un cambio sencillo a nivel futbolístico para Jonathan Biabiany. A pesar de contar con experiencia en la élite, el francés confiesa que su primer año en el San Fernando fue de adaptación y que durante estos últimos cursos ha podido apreciar cómo el fútbol español es menos físico que el italiano. “El balón se juega más al pie que en profundidad, tiene más unos para uno, es menos táctico que en Italia”, desarrolla. Biabiany asegura que busca aportar toda su experiencia en el campo, pero mirando con perspectiva su recorrido, refleja por qué el hecho de estar en categorías más bajas no implica menos presión. “Cuando estás en la élite y eres joven te siguen mucho más y cuentas con más tiempo para crecer rodeado con gente de calidad. Pero en la tercera categoría de España el club quiere rendimiento inmediato, entonces no está mucho tiempo detrás de un joven que tiene que aprender o mejorar. Aquí necesitas rendimiento inmediato porque el equipo quiere subir de categoría o mantenerla”, afirma el jugador del San Fernando.

 

“Tuve que decidir si renovar o irme, pero esto me ha ayudado mucho a quedarme aquí. Sabía que la gente me quería mucho, que estaba cerca de mi familia… Entonces, ¿para qué cambiar?”

 

Jonathan Biabiany es un futbolista que puede presumir de haber cambiado radicalmente de rutina, es decir, de jugar ante 80.000 espectadores a 7.000. Se trata de ‘otro’ fútbol dentro del mismo fútbol. Desde que fichó por el San Fernando ha jugado 90 partidos en los que ha marcado 18 goles y ha repartido 13 asistencias, algo que le ha valido para convertirse en uno de los jugadores más queridos por la grada. “Cuando sales de un país donde has jugado toda tu vida y llegas a otro donde te encuentras que te llevas bien con la afición, con la gente de la ciudad, es una cosa que sólo te da un plus para ser mejor en el campo”, explica Biabiany. El francés llegó a San Fernando para estar con su familia y al final la ha ampliado con los ‘azulinos’. El vínculo creado entre jugador y afición es fuerte, hasta el punto de ser determinante en la última renovación: “Tuve que decidir si renovar o irme, pero esto me ha ayudado mucho a quedarme aquí. Sabía que la gente me quería mucho, que estaba cerca de mi familia… Entonces, ¿para qué cambiar?”.

La importancia del día a día

Si Jonathan Biabiany valora mucho la cercanía en gran parte es por los giros que ha tenido que digerir en su carrera. En el Inter de Milán, club del que es canterano, Biabiany tuvo el placer de coincidir y aprender con figuras como Zlatan Ibrahimovic o Adriano. Con su gol en el Mundial de Clubes tocó el cielo, puesto que no se esperaba que eso le sucediera a él:  De verdad que no me lo creía. Regresaba de una lesión, entonces nunca pensé que iba a jugar. Pero cuando Rafa Benítez me dijo que tenía que entrar ya estaba muy feliz”. Con el técnico español disfrutó de confianza, sin embargo, a partir del curso 2011-12 se dio cuenta de que los cambios de aquellas primeras cesiones en el Chievo Verona, el Modena o el Parma no eran sólo una etapa. Todo lo contrario: marcarían gran parte de su camino profesional.

Jonathan Biabiany hizo las maletas para marcharse del Inter a la Sampdoria. Posteriormente volvió al Parma, club que junto al San Fernando es donde ha tenido mayor estabilidad. En 2015 dejó la Emilia-Romaña para regresar a la capital de la Lombardía con los ‘Nerazurri’, pero en esa segunda etapa no tuvo el peso deseado y volvió a salir cedido al Sparta Praga en la temporada 2017-18. En definitiva, un viaje lleno de idas y venidas que hacen que Biabiany aprecie mucho la regularidad. Por eso valora tan positivamente al Parma: “Expresé mi nivel al máximo. Ahí es donde estuve mejor con mi familia, mi hija nació allí, así que la considero mi casa. Es una muy buena ciudad para los jóvenes porque no hay mucha presión aunque el Parma no deje de ser un equipo muy importante. Entonces, es un club que tengo en el corazón”.

 

Biabiany es un futbolista que puede presumir de haber cambiado radicalmente de rutina, es decir, de jugar ante 80.000 espectadores a 7.000. Se trata de ‘otro’ fútbol dentro del mismo fútbol. Desde que fichó por el San Fernando ha jugado 90 partidos en los que ha marcado 18 goles y ha repartido 13 asistencias

 

Precisamente la comodidad de la familia, el mismo motivo por el que valora tan positivamente su fichaje por el San Fernando y su paso por el Parma, es lo que hizo que en la Sampdoria pasara una mala época. Si Jonathan Biabiany ha vivido en el Inter momentos inolvidables por la felicidad que le generaron, el descenso de la ‘Samp’ en la temporada 2011-12 fue la otra cara de la moneda. “Descender con un equipo que tenía unos fans tan ‘calientes’ no fue fácil. Tenía mucha presión. Y sabes, cuando tú luchas para no bajar, la gente espera y pide mucho. El día a día no es tan fácil porque no puedes salir, no puedes hacer nada. Tienes que concentrarte en el campo y tanto para mí como para mi familia fue un momento difícil. Porque claro, tú sufres, pero los que están a tu lado no pueden hacer mucho pero sufren también”, recuerda Biabiany.

Si bien es cierto que la familia tiene un peso importante en la vida del jugador, los problemas de salud le han hecho valorar todavía más su rutina como futbolista. En 2015, en pleno proceso de fichaje por el Inter cuando estaba en el Parma, sufrió una arritmia cardíaca que le alejó de los terrenos de juego. Tuvo la suerte de contar con una exitosa recuperación, una fortuna que no se replicó en su retorno a los terrenos de juego: “Volví al Parma y el club tenía muchos problemas, hasta el punto de desaparecer totalmente. Al final no tenía ningún equipo para hacer la rehabilitación, por lo que tenía que estar cuatro meses pero acabé un año parado”.

Por todas las experiencias acumuladas y su madurez tanto futbolística como personal, Jonathan Biabiany disfruta en el San Fernando. Le da igual jugar en Primera RFEF, ya que no mira por encima del hombro a ninguna categoría. Mucho menos cuando su club le permite disfrutar de los dos pilares de su vida: el fútbol y su gente. “Al final, la vida es el día a día, hoy tú puedes estar aquí y mañana no. El fútbol es jugar: puedes jugar hoy, pero si te pasa algo grave termina todo. Entonces, hay que disfrutar de cada día, cada entreno, de la vida… De todo lo que tienes a tu alrededor”, desarrolla. A sus 35 años Biabiany sonríe, ya que puede presumir de una familia más a las orillas de la Bahía de Cádiz y el Atlántico.

 


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Fotografía de Getty Images