La afición del Real Racing Club le rindió un emotivo homenaje a su abonado número uno. Mauricio Gómez ha hecho que su pasión importe. A todos.
El Real Racing Club se medía al CD Eldense en El Sardinero. En el campo, los jugadores del conjunto cántabro peleaban por el regreso a LALIGA EA SPORTS. En la grada norte, la afición decidió homenajear a quien ha vivido ascensos, descensos, victorias y derrotas desde hace más de ocho décadas: Mauricio Gómez, abonado del Racing desde el 14 de julio de 1943. La Gradona de los Malditos, formada por las peñas del club, desplegó un impresionante tifo que mostraba el rostro de Mauri acompañado por las palabras ‘Aeterna fidelitas ad scutum (Fidelidad eterna al escudo)’.
En 1941, Mauricio tenía cuatro años cuando se tuvo que ir a vivir con sus abuelos. “Mi abuelo siempre iba a ver al Racing. Al acogerme en su casa, me hizo abonado”, cuenta. Desde entonces, ha pasado toda una vida junto al club, con una entrega y dedicación que lo han convertido en auténtica leyenda. Ha presenciado los 15 ascensos de los cántabros. Recuerda equipos míticos y recita de memoria la alineación base de la temporada 1949-50, en la cual el equipo marcó 90 goles en 30 partidos y llegó a la máxima categoría del fútbol español. También recuerda los momentos más duros, que no han minado su pasión.
Mauri ha presenciado los 15 ascensos del Real Racing Club. Recuerda equipos míticos y recita de memoria la alineación de la temporada 49-50, en la cual el equipo llegó a la máxima categoría
Cada dos semanas, El Sardinero espera a Mauri con los brazos abiertos. No se pierde ningún partido, y desde la construcción del nuevo estadio ocupa el mismo lugar en la grada, reservado para él. La afición del Racing es conocida por su entrega, su fidelidad y su animación constante y ruidosa. “Son maravillosos, me quieren mucho. Cuando estoy en el campo siempre está todo el mundo saludándome y felicitándome. No puedo pedir más”, valora Mauri. Sin embargo, los seguidores quisieron mostrar su aprecio de otra manera. Cuando apareció el tifo, Mauricio no pudo contener la emoción: “Se me caían las lágrimas. Si me tocara la lotería, no lo apreciaría tanto como aquello. Fue inmejorable”.
Pese a sus 87 años, Mauri es muy animoso y participativo en los actos de las peñas. Cuando hay que recibir al equipo en las previas de partidos importantes, ahí está él. Bernardo Colsa, expresidente de la Asociación de Peñas Racinguistas, lo describe como una persona sencilla que lleva a gala ser emblema del Racing. “A menudo, los aficionados más veteranos no se movilizan mucho, pero Mauricio siempre ha mantenido un carácter rebelde y activo”, explica. “A las jóvenes generaciones de racinguistas les llena de orgullo que el abonado número uno sea como ellos”. La grada le dedicó aquel tifo porque él encarna los valores de la afición: mantener una fe inquebrantable y ser siempre fiel a los valores de su club.
“A menudo, los aficionados más veteranos no se movilizan mucho, pero Mauricio siempre ha mantenido un carácter rebelde y activo”
Además del tifo, organizado por la afición, el club había preparado un saque de honor para Mauri, previsto para el partido ante la AD Alcorcón del 8 de abril. Sin embargo, el homenajeado sufrió problemas de salud y tuvo que ser ingresado. Desde su cama en el hospital, siguió el encuentro a través de la pantalla de un portátil, con su bufanda verdiblanca al cuello. Por suerte, mejoró y el homenaje se pudo celebrar dos semanas más tarde: pisó el césped saludando a la grada, que se había puesto en pie y cantaba “¡Mauri, Mauri!” al unísono. En su familia ya son cinco las generaciones racinguistas: su hijo y su nieta continúan la tradición que iniciaron sus abuelos. El abonado número uno, emocionado por las muestras de cariño y por el reconocimiento a toda una vida, espera disfrutar junto a ellos de un nuevo ascenso al primer nivel de nuestro fútbol. Sin duda, se lo merece.
Texto de Iris Risch Menasanch / Ilustración de Xavier Mula