Hablar hoy de la ciudad de Lviv es en parte hablar de la esperanza. Dentro del conflicto desatado entre Rusia y Ucrania, la conocida como Leópolis es un bastión futbolístico en medio del drama. Su localización, a apenas dos horas en coche de la frontera polaca, está siendo clave a la hora de permitir que el balompié siga funcionando pese a la guerra. “Fútbol contra la guerra en condiciones de guerra”, como afirmó Andriy Pavelko, presidente de la Asociación de Fútbol de Ucrania. En esta ciudad occidental de Ucrania se sigue jugando al fútbol, en una liga regular con la presencia de gran parte de los equipos contendientes, a excepción del FK Mariupol y del Desná Chernígov, ambos en zona ocupada. En esa liga disputada en medio del conflicto, sin público y siempre atentos a las alarmas de bombardeo para tener que huir a los refugios de la ciudad, los equipos implicados siguen demostrando que el fútbol puede ser una vía hacia la esperanza. Como líder de la tabla, con un historial limpio de derrotas, brilla el SK Dnipro-1, un club fundado en 2017 y que se eleva por encima de los gigantes Shakhtar Donetsk y Dinamo Kiev.
Y, sin embargo, el líder no domina desde Lviv. Su sede habitual es la aún más fronteriza ciudad de Úzhgorod, pegada a la frontera eslovaca. El Avangard Stadion aleja el peligro de los jugadores que siguen con su labor dentro de Ucrania y facilita que el conjunto siga mostrando su poder en la liga. El Dnipro-1 sigue en velocidad de crucero, después de haber ganado los cinco partidos que se han jugado dentro del campeonato regular, ante Dinamo Kiev, Veres Rivne, Metalist-1925, Lviv y Zorya, aún lejos de la localía de su gran Dnipro Arena, un estadio a la altura de las expectativas y de la historia futbolística que acompaña al equipo de la ciudad en la que está situado.
La memoria, no obstante, a veces nos alerta de situaciones relevantes como esta, en la que se guarda un recuerdo muy anterior a la fecha de fundación de este equipo. El fútbol estuvo presente en la ciudad de Dnipro desde 1918, momento de fundación del FK Dnipro. El club ucraniano, participante recurrente de competiciones europeas, en seguida hace enlazar al aficionado al líder de la actual competición liguera en Ucrania con los recuerdos europeos del FK Dnipro. Un error lógico y se podría decir que hasta esperado por quienes en 2017 empezaron a construir la idea del SK Dnipro-1, un equipo que tendría al político y militar Yuriy Bereza como cabeza del proyecto y al polémico futbolista Roman Zozulya como cara visible. Hoy, su idea lidera en la Premier Liga de Ucrania y no el Dnipro que viene a la memoria.
El FK Dnipro hizo aguas en medio de las deudas que lo ahogaban y acabó desapareciendo en 2019. Su historia, como su recuerdo, no desaparecieron, pero su hueco dentro de la realidad del fútbol ucraniano iba a ser ocupado de manera casi inmediata por el nuevo club de Bereza
Esta idea empezó a surgir cuando el histórico club de la ciudad, el FK Dnipro, empezaba a tejer su desaparición por diversos problemas financieros. En la temporada 2016-17 el histórico club descendió a la segunda división ucraniana, categoría que perdería de nuevo sólo una temporada más tarde, otra vez envuelto en una gran crisis económica. El FK Dnipro, campeón en dos ocasiones del máximo nivel de la liga de la URSS (1983 y 1988) y subcampeón de la Copa de la UEFA (2015), donde entrenaron Juande Ramos, Volodímir Bezsónov o el mítico Valeri Lobanovski, hizo aguas en medio de las deudas que lo ahogaban y acabó desapareciendo en el año 2019. Su historia, como su recuerdo, no desaparecieron, pero su hueco dentro de la realidad del fútbol ucraniano iba a ser ocupado de manera casi inmediata por el nuevo club de Bereza.
A pesar de las reticencias de muchos por faltar a uno de los códigos del reglamento del fútbol profesional en Ucrania (haber disputado antes la competición amateur), el SK Dnipro-1 fue apoyado por la mayoría de los delegados presentes en la votación para que en junio de 2017 se hiciera efectiva su inclusión en la Premier ucraniana. Esgrimiendo el caso del NK Veres Rivne, similar a este y presente ya en la máxima categoría, se consiguió que el profesionalismo acogiera al nuevo vástago del fútbol de la ciudad de Dnipro. Sabiéndose vencedores, pronto se anunciaría que el nuevo club iba a hacer uso de las instalaciones del FK Dnipro, así como que jugaría sus partidos como local en el célebre Dnipro Arena, un estadio de 31.000 plazas construido en 2008 y sede de los ‘Guerreros de la Luz’ antes de su final. Hasta el segundo entrenador del FK Dnipro, el ex jugador del Dinamo Kiev, Dmitro Mijaylenko, acabó haciendo el cambio de camiseta en 2017 para entrenar en sus primeras tres temporadas al recién fundado conjunto de Bereza y compañía.
Mientras la guerra sigue en Ucrania, el resplandeciente nuevo equipo de la ciudad de Dnipro lidera la tabla con Oleksandr Kucher en el banquillo, ex jugador y ex entrenador del célebre Metalist Kharkiv que está sacando un rendimiento notable a sus hombres. Con un emblema similar al de la policía, con la representación notable del tryzub del escudo ucraniano sobre fondo negro, el equipo es seguido de cerca por el Shakhtar Donetsk, rival a batir y desplazado desde 2014 de su estadio en el Donbass. El Dnipro-1 planea seguir ganando, con la mirada puesta en cristalizar su racha y acercarse a la Champions League. Mientras, sigue caminando en Conference League, donde su paso firme le está llevando a no perder de vista al AZ Alkmaar en el Grupo E y estar cerca de poder jugar la siguiente fase si logra superar a Vaduz y Apollon en la tabla.
Hoy, lejos de la ciudad que lo vio nacer, el Dnipro-1 gana con solvencia. Y ya tiene el permiso para jugar con regularidad en el gran Dnipro Arena si el conflicto cesa y la vida vuelve a la normalidad. Un final feliz que llegaría también para quienes han apostado por su creación y que quieren hacerse con la posibilidad de ser local en el coloso de Dnipro y con el calor de esa gente que alentaba con firmeza el antiguo club de la ciudad. Pero mientras sigue soñando en secreto con un premio mayor: el deseo irrefrenable de hacerse, además, con la oportunidad de merecer los recuerdos y los éxitos que, por derecho, sigue conservando su antecesor.
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