El debate sobre Trent Alexander-Arnold parece tomar fuerza hacia diversas temáticas no necesariamente enfrentadas. A veces la solución a un problema se antoja la respuesta a otro que no conocías. Y es que las dudas en torno al lateral inglés del Liverpool de Klopp se han intensificado desde la pasada temporada. De ser uno de los grandes nombres del panorama futbolístico inglés y europeo, el británico ha ido cayendo a una posición nada favorable en lo que a laterales diestros fiables se refiere. Una situación sorprendente que obliga a mirar más allá en el juego de uno de los futbolistas clave del equipo ‘red’.
Si bien es cierto que el juego de Alexander-Arnold siempre ha sido un caso de éxito curioso, los últimos meses han sido claves para visibilizar y tratar de sostener las características negativas que lo forman. Todos los jugadores tienen partes menos brillantes en su juego o habilidades por pulir para conseguir estabilidad y regularidad. En el caso del inglés, podemos hablar largo y tendido de esa dificultad para mantener el ritmo, la presencia y la fiabilidad defensiva. En un lateral tan profundo e integrado en la construcción de la jugada ofensiva, la espalda tiende a ser una autopista por la que transitan los riesgos y los peligros del equipo rival.
Si bien es cierto que el equipo funcionaba bien de manera colectiva, mirar sólo las virtudes de una pieza nos lleva a entender peor la dimensión global del protagonista. En el caso de Alexander-Arnold, el rendimiento de hombres como Henderson o Fabinho me parece clave. Jugadores omnipresentes en todo el campo, hasta ahora sus habilidades hacían que las peores prestaciones del lateral inglés no fueran tan evidentes. Siempre atentos a las posibles fugas a la espalda del compañero, cualquiera de los dos futbolistas sabía cubrir ese hueco dejado por el lateral diestro y estar al quite de las necesidades defensivas, así como responder ante cualquier dificultad. El bajón de rendimiento de estos dos efectivos muestra un Alexander-Arnold que ya existía pero que no se veía al completo.
Si bien es cierto que en el esquema habitual de Klopp (1-4-3-3) parece difícil ver un Alexander-Arnold como pivote o como interior, sí encaja dentro de otros esquemas utilizados, como el 1-4-2-3-1
¿Alexander-Arnold, nuevo mediocentro?
Esa parcialidad en el análisis de un efectivo que, cuando la máquina funciona, es esencial en el proceso, nos daba una pista sobre el posible futuro de las funciones de Alexander-Arnold. Carrilero con capacidad ofensiva, que aparece bien por dentro (carril interior) o por fuera (pegado a banda), es fácil imaginar que su rol perfecto es el lateral, aunque eso exija una atención extra por parte de los compañeros. Y, sin embargo, dejaré volar la imaginación hacia una realidad en la que el Liverpool pueda alinear con confianza otro lateral que permita a Alexander-Arnold ser parte del once sin ocupar esa banda diestra y viajando a la zona del mediocentro.
Ya lo hace, de manera habitual de hecho, pero ese doble rol que parece acompañarle vamos a dejarlo esta vez aparte para intentar verlo, únicamente, como componente del centro del campo del Liverpool. Esa facilidad para repartir juego se veía favorecida a veces por lo difícil que es prevenir que el lateral diestro de un equipo top sea su motor organizador, pero dentro de la medular puede ser una parte clave también de la construcción de juego. Si bien es cierto que en el esquema habitual de Klopp (1-4-3-3) parece difícil ver un Alexander-Arnold como pivote o como interior, sí encaja dentro de otros esquemas utilizados, como el 1-4-2-3-1 (para mí, el mejor) o el 4-1-2-1-2.
Alexander-Arnold, en la opinión del que escribe, es capaz de sostener el rol del mediocentro dentro de un esquema de doble pivote, pudiendo compartir zona de actuación y, sobre todo, tener un guardaespaldas eficiente que le acompañe en funciones propias de la línea. En comparativa, el Kimmich+Thiago (o Kimmich+Goretzka) de Hansi Flick en el Bayern, o el Rodri+Gundogan de Pep Guardiola en el City, son ejemplos interesantes para plantear el viaje de Alexander-Arnold desde la banda a la medular.
Si Alexander-Arnold deja de ser lo que empezó siendo, necesitarás darle cobertura y, sobre todo, un relevo a la altura. Mover la pieza puede darle sosiego y una nueva oportunidad como organizador
No creo que Alexander-Arnold tenga grandes dificultades a nivel de juego para adaptarse a esa función. Ni siquiera creo que tuviera demasiadas reservas en ser esa parte del binomio más libre y creativa encargada de la distribución, en corto o en largo, y de la salida de balón. Y sí me cuesta más encontrar un socio que garantice la estabilidad a su lado. Es quizá el mayor debe en este Liverpool, que debería tratar de dar solidez a esa idea, pues puede que Alexander-Arnold no termine de viajar nunca desde el lateral al mediocentro, pero esa pieza podría garantizar una seguridad que hoy parece perdida, aunque Klopp la encuentre por momentos y partidos en nombres como Curtis Jones, Henderson, Fabinho o Konaté.
Es esa pieza acompañante la que de verdad integra la necesidad de este Liverpool, así como la del posible reemplazo de garantías para uno de los mejores laterales del mundo. Si Alexander-Arnold deja de ser lo que empezó siendo, necesitarás darle cobertura y, sobre todo, un relevo a la altura. Mover la pieza puede darle sosiego y una nueva oportunidad como organizador y descubrir un mediocentro de garantías para muchos años. Pero el precio no es sencillo de pagar ni garantiza una meta a la altura del riesgo. Veremos si el viaje, tentador, se acaba produciendo.
SUSCRÍBETE A LA REVISTA PANENKA
Fotografía de Getty Images.