Como si en formol los mantuvieran cada cuatro años, si se trata del Mundial, o cada dos, si de trata de un torneo continental, renacen varios futbolistas de los que tan solo nos acordamos en esas citas. Durante unas cuantas semanas nos engañan, nos ilusionan para más tarde rompernos el corazón. Son especialistas en este tipo de torneos cortos, como si al ponerse la camiseta de su selección nacional se convirtieran en un superhéroe digno de Marvel. La peor parte no la tenemos los espectadores ilusionados, el mal trago se lo llevan esos clubes que deciden firmarlos a sabiendas de que su magia tan solo aparecerá cada cuatro años o cada vez que su país les reclame.
Lukas Podolski (Alemania)
Habría que inventar un premio para el Mundial llamado: Trofeo Podolski. Este premio se le entregará al futbolista más activo del Mundial y que haya pasado desapercibido para su club. El gran Lukas Podolski sabe de lo que hablamos, es el tercer máximo goleador en la historia de Alemania (49 goles) y el tercero con más partidos disputados (130 encuentros). A su Campeonato del Mundo de 2014 habría que añadir otros dos terceros puestos en 2006 y 2010. Todo lo que Podolski nos ha mostrado con Alemania tan solo lo vimos en el Colonia y con poca regularidad en el Bayern de Múnich, Arsenal y Galatasaray. Lo asombroso es que un tipo que ha anotado más goles para Alemania que Rudi Völler, Jürgen Klinsmann, Rummenigge o Uwe Seeler y que posee un cañón por zurda haya sido tan irregular con sus clubes. Tan solo el Colonia sacó lo mejor de este genio.
Guillermo Ochoa (México)
Cómo le motivan los Mundiales al bueno de Ochoa. Lleva cuatro a sus espaldas pero en los dos últimos ha sido claro protagonista. En 2014, defendía la portería del Ajaccio francés y su gran Mundial en Brasil lo puso en el panorama internacional, hasta ese momento era un buen portero pero allí llegó su consagración. Ochoa siempre ha mezclado partidos con algún error grave con otros en los que parece imposible hacerle un gol, y estas últimas actuaciones llegan casi siempre con México. Una vez más está demostrando esta teoría en Rusia, tras su paso gris por Málaga y Granada, ahora juega en el Standard de Lieja. Llegarán nuevas ofertas a su representante.
Xherdan Shaqiri (Suiza)
La carrera del pequeño, pero muy fuerte, futbolista de origen albanokosovar ha sufrido terribles bajones pese a sus 26 años. Todos recordamos cómo destacó en el Basilea y después lo bien que actuó en el Bayern. Más tarde llegó el Inter, con todo lo que conlleva, y ahora acaba de descender a Championship con el Stoke. Efectivamente, el futbolista que está maravillando en Rusia milita ahora mismo en la segunda división inglesa. Shaqiri se muestra tal como es con Suiza, en cada torneo con su selección nos enseña un potencial y registros terribles, pero a nivel de clubes tan solo en el Basilea exhibió su clase con regularidad. No os dejéis engañar por el Shaqiri mundialista, es un espejismo.
Bruno Alves (Portugal)
El caso de Bruno Alves es muy curioso. Seamos sinceros, Bruno Alves mostró algo de nivel en el Porto y después ha sido un central lento que destacaba más por sus patadas que por sus acciones defensivas. Lo interesante del asunto es que pese a estar a un nivel gris en sus clubes, siempre ha ido convocado con Portugal e incluso ha sido titular durante bastantes años. Su presencia en las convocatorias lusas no hablaba bien del resto de centrales que competían por un puesto. Tras un efímero paso por el Cagliari ha jugado esta última temporada en el Glasgow Rangers, ya tiene 36 años a sus espaldas.
Masoud Shojaei (Irán)
Siempre es lo mismo. “Hostia, cómo juega ese Masoud. ¿Por qué no sigue en la liga española?”. Cuando uno ve cinco minutos de Shojaei flipa con sus cualidades técnicas, la verdad es que se trata de un futbolista con unas condiciones muy buenas. Pero lo que muchos no saben, al menos los que no lo han tenido en su equipo, es que roza la desesperación. Con Irán muestra su liderazgo, es el capitán iraní y asume ese rol. Lo magnífico de Masoud es que lo mismo le tira un caño al defensa que le regala un gol al delantero rival, no tiene término medio. En una selección en la que destaca por su oficio defensivo, Masoud es el único al que se le permite cierta magia algo exenta del trabajo defensivo que sí hacen sus otros compañeros.
Martín Cáceres (Uruguay)
Da igual que Uruguay haya rejuvenecido todas sus líneas, pese a todo Cáceres siempre seguirá siendo titular. Se celebrará el Mundial de 2050 y Cáceres aún seguirá ahí. Tabárez sigue confiando en él, pese a haber jugado tan solo 37 partidos en sus últimos tres años. Este dato asombra muchísimo, sobre todo porque ha pasado por la Juventus, Southampton, Hellas Verona y Lazio. Estoy convencido de que aunque estuviera sin club seguiría yendo con Uruguay, modo Ignashévich. El relevo generacional está ahí, Laxalt y Varela deberán esperar a que Cáceres decida dar un paso al lado.
Mathew Leckie (Australia)
En el Mundial de Brasil nos encantó Leckie, vimos en él ese relevo australiano junto a los Luongo, Mooy o Rogic. Hace cuatro años jugaba en la segunda división alemana, defendía los colores FSV Frankfurt, y llegó a la cita mundialista tras una notable campaña. Creíamos que su progresión iba a ser mayor a estas alturas, que a sus 27 años estaría un escalón por encima del Hertha. No ha hecho una mala temporada en Berlín, pero quizá las expectativas estaban algo altas. Aun así, en este Mundial está volviendo a ser una de las piezas más brillantes de Australia.
Axel Witsel (Bélgica)
El medio belga ha movido casi 70 millones en traspasos durante toda su carrera, todavía sigo sin comprender el porqué a pagar tanto dinero por él. En el Benfica sí mostró sus cualidades, pero si uno repasa sus años en el Zenit no termina de comprender los 40 ‘kilos’ que pagaron los rusos por él. De toda esta magnífica generación belga posiblemente sea uno de sus puntos débiles, pero aun así sigue como titular. No debemos ser del todo injustos con él, ya que cuando juega para Bélgica sí se muestra sólido aunque su fútbol no sea el más brillante. Con la selección belga se le nota con más galones de lo que ha demostrado en el fútbol de clubes.
Kamil Grosicki (Polonia)
Menuda bala es el extremo polaco, su gran velocidad es la mayor cualidad que posee. Está siendo de lo poco destacado en Polonia en este Mundial y siempre cumple con su selección nacional. Estos torneos cortos están hechos para futbolistas como Grosicki. De hecho, se ha mostrado más peligroso para los rivales que Lewandowski o Milik. Cuando uno vea sus partidos con Polonia no terminará de comprender que milite en el Hull City de la segunda división inglesa, es un futbolista que nunca ha tenido regularidad en sus clubes y uno no termina de comprender esa situación.
Keisuke Honda (Japón)
Nadie en la historia de Japón ha asistido y anotado en tres mundiales distintos, ese honor tan solo le corresponde al veterano jugador de banda. Ha perdido la titularidad en este Mundial, pero Honda siempre ha rendido muy por encima en su selección en comparación con los clubes. Nos llegan a decir en su época en el Venlo o CSKA que a estas alturas estarían en Pachuca y no nos lo habríamos creído, es posible que un reto como el del Milan se le quedara grande. Cuando es llamado por Japón vuelve a mostrar destellos de buen futbolista.