PUBLICIDAD

Zobnin, el termómetro de Cherchésov

Con Yuri Gazinskiy forma un doble pivote complementario que le está dando a Rusia lo que desde hacía tiempo echaba de menos: una solidez defensiva notable

Roman Zobnin nace en 1994 en Irkutsk, al sur de Rusia. Su futuro futbolístico empieza a forjarse a los 11 años, cuando se muda a Togliatti para incorporarse a la Konoplyov Football Academy, de donde salieron también Alan Dzagoev, Ilya Kutepov o Artur Yusupov. Tras debutar con 16 años en la Akademia Togliatti, el Dynamo de Moscú se fija en él y se lo acaba llevando a la capital. En el club más antiguo de Rusia se impone enseguida, siendo uno de los jugadores más destacados en un curso que, desgraciadamente para la entidad, acaba con el descenso del equipo a Segunda. El Spartak no pierde la ocasión para aprovecharse de la crisis de su rival, y le ofrece a Zobnin un contrato para jugar en el club más popular del país. Sus inicios son complicados: sufre una lesión en los cruzados y se queda media temporada en blanco. Cuando vuelve a buen nivel, sin embargo, ayuda a sus compañeros a conquistar el título de liga, que el Spartak no levantaba desde hacía once años.

Zobnin se desempeña como mediocentro, aunque también puede jugar por banda. Jugador completo técnicamente, posee un físico que le permite dominar también los duelos cuerpo a cuerpo. Desde el inicio del Mundial, es el ruso que recupera más balones gracias a su sentido táctico sumado a su excelente lectura del juego. Cubre las espaldas a los jugadores más ofensivos con criterio pero sobretodo protege bien su defensa central, que fue muy criticada durante los meses previos al campeonato. Con Yuri Gazinskiy forma un doble pivote complementario que le está dando a Rusia lo que desde hacía tiempo echaba de menos: una solidez defensiva muy notable.

Jaroslav Plasil
Balones por alto, lectura del juego, inteligencia táctica
Precisión en el juego vertical