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Una victoria histórica

Dos goles de Jennifer Hermoso y otro de Lucía García sirvieron para vencer a una Sudáfrica valiente que, tras comenzar ganando, acusó la falta de experiencia

 

Histórica ha sido la primera victoria de la selección española en un Mundial. Histórica porque llega en un momento en el que el fútbol femenino está llenando estadios; batiendo récords. España se impuso por 3-1 a una correosa Sudáfrica que peleó -incansable y peligrosa- hasta que la tecnología detuvo el partido. María Carvajal, colegiada chilena, escuchó instrucciones a través del audífono y, cuando el balón cruzó la línea de meta, detuvo el juego.

Se acercó al monitor, para tensión de todos los aficionados e invirtió un par de minutos en analizar un desapercibido pisotón a la altura del muslo izquierdo que Vilazaka había propinado a Lucía García tras despejar un balón. Se alejó del monitor, silbato en los labios, gesto de pantalla con los dedos. Pitó, extendió el brazo indicando la pena máxima y, en ese momento, murieron las esperanzas del combinado sudafricano. Perecieron con la segunda cartulina amarilla a Vilazaka. Se escurrió la vida cuando el balón lanzado por Jenni rozó el guante de Dlamini.

La ilusión de la ‘Roja’ quedaba reflejada en los ojos agotados de Van Wyk, capitana sudafricana y triste protagonista al aparecer en la instantánea del primer penalti con el balón pegado al brazo. En ese hubo menos dudas. Pero, contado el punto de inflexión del encuentro, hay que regresar al inicio del partido. A lo que fue el debut de las selecciones en el Mundial.

Llegaba España con Jorge Vilda a los mandos. Sabedores de las expectativas que la selección había despertado en nuestro país y en el resto de Europa, cuerpo técnico y jugadoras se vieron superados por la presión en los primeros compases del partido. En el otro bando, las sudafricanas de Desiree Ellis, técnica nacional. Mucho que ganar y poco que perder en el debut del combinado africano en un Mundial. Lo sabían en las gradas del Stade Océane y por ello los bailoteos y los cánticos eran constantes.

Y fue esa alegría contagiosa la que llenó de esperanza las botas de Kgatlana. España llegaba al área rival a través de pases verticales y enormes detalles técnicos pero a la hora de rematar a portería todo quedaba en papel mojado. Sin embargo, a la veloz futbolista sudafricana le bastó medio recorte en la banda izquierda para dejarse el balón orientado a la diestra, su pierna buena. Latigazo inverosímil e inesperado para Sandra Paños. Espectadora de lujo, la guardameta española que, tras estirarse, vio como el esférico se colaba en las redes. Jarra de agua fría y a remar.

Esa fue la dinámica de la primera mitad. España creaba y creaba pero sin demasiado peligro. En cambio, bastaban las zancadas de Kgatlana y Mthandi para hacer temblar los cimientos defensivos. “España tiene una grandísima defensa”, me comentó Carlos Pérez de Rozas, fotógrafo y periodista, el día previo al encuentro. Cierto -e incuestionabl – pero superada por la ansiedad durante la primera mitad con errores que pudieron costar caros a las futbolistas de Jorge Vilda.

La segunda mitad arrancó con las españolas llevando la batuta y las sudafricanas tratando de romperla. Porque el juego de las africanas se tornó más brusco; más duro. Sin embargo, el seleccionador español tenía un as en la manga. Al verde saltaron Aitana Bonmatí y Lucía García. Pero fue sobre todo el ímpetu de la de Bilbao la que declinó, además sin ápice de duda, la balanza del partido. La atacante de Barakaldo se colocó en el extremo diestro del ataque y comenzó el desquicie africano. Vilazaki no sabía qué hacer con la ’17’ española y el partido se cargó de infracciones.

 

Lucía García, la atacante de Barakaldo, se colocó en el extremo diestro del ataque y comenzó el desquicie africano

 

No es que España sea la selección con más experiencia en los mundiales, ni por asomo. Sin embargo, la presión cambió de bando. Las futbolistas vestidas de amarillo comenzaron a cometer errores, a llegar tarde… Comenzaron a perder el partido. Paredes y Mapi pusieron cemento en defensa mientras que futbolistas como Losada o Aitana daban un paso al frente. Mariona se desató entre gestos técnicos y Lucía volvió loca a la zaga africana.

Pero fue el referente en ataque, Jenni Hermoso, la que comenzó a cambiar el devenir del partido. Un centro suyo al corazón del área comenzó a cambiar el destino del encuentro. Porque aquel balón, que apenas acababa de salir de las botas de la delantera, impactó en el brazo de Van Wyk. La capitana agachó la cabeza inmediatamente. Ni siquiera protestó.

Minutos más tarde, España daría la vuelta al marcador tras anotar, otra vez la pichichi de la Liga Iberdrola, desde los once metros. Durante muchos momentos vimos sonreír a Dlamini, guardameta sudafricana. Incluso cuando Jenni Hermoso dio la primera estocada. Sin embargo, cuando el esférico cruzó la línea por segunda vez, aquellos dientes blancos se ocultaron de inmediato. Incluso segundos antes de que Jenni Hermoso diese la primera estocada. Pero cuando el esférico cruzó la línea por segunda vez, aquellos dientes blancos se ocultaron de inmediato.

Quedaban diez minutos ante un rival descompuesto que había visto como dos penaltis le habían privado del sueño de la victoria. Ya no había ningún aficionado que bailase en las gradas y la alegría desmedida de los primeros minutos se había desvanecido del estadio. Y en eso momento de caos, Torrecilla se inventó un pase que cruzó la línea de medios y la línea defensiva para encontrar, tras un desmarque de libro, a Lucía García.

La vasca había sido el verdadero revulsivo de Vilda. Por ello tenía que ser Lucía la que, tras comenzar a despejar las trabas del camino, acabase culminando el encuentro con el tercer gol de la selección española. Un tanto que definía a la perfección su partido. Desequilibrio, regate, rivales por los suelos y gol.

María Carvajal señaló el final del encuentro y España logró una victoria que quedará para los libros. Histórica y escrita con la garra y el esfuerzo de las veintitrés seleccionadas. Histórica por el juego vistoso ideado por Jorge Vilda. Histórica y merecida. La primera de muchas páginas ya se ha escrito.

 


Foto de portada: www.sefutbol.com