No me atrevo a señalar a nadie que no le padezca un sentimiento afectivo al oír hablar de Uruguay. ‘Libertad o muerte’, reza el lema nacional. Creo que no hay epígrafe que describa mejor lo que representa su gente. Todos sabemos de qué pasta están hechos los ‘charrúas’: ese espíritu combativo hasta para jugar a las canicas. Ese carácter férreo que puede llevar al límite una conversación mundana. Esa garra que ponen hasta para servirse un café a las seis de la mañana. O, al menos, así los represento yo en mi cabeza cuando los veo dejarse el alma en el césped. Así que imagínense cómo podrían haberse vivido hasta cuatro clásicos en once días entre sus dos máximos representantes.
La República Oriental de Uruguay es el segundo territorio más pequeño por kilómetro cuadrado de toda Sudamérica. Quién lo iba a decir del primer país en acoger y ganar el trofeo más prestigioso del mundo a nivel de selecciones. Pero así es esta tierra. Como el caso de Argentina y Buenos Aires, Montevideo es la ciudad que aglutina más equipos de la liga uruguaya: de los 16 conjuntos participantes en el presente curso, solamente cuatro son de otra localidad -Boston River, Juventud, Cerro Largo y Plaza Colonia-. Pero sin duda hay dos que destacan especialmente, no solo por la cantidad de títulos que tienen en su haber, sino por su rivalidad histórica: el Club Atlético Peñarol y el Club Nacional de Football. Ambos se reparten 96 de los 115 campeonatos ligueros disputados desde la década del 1900. El ‘clásico’ uruguayo es la rivalidad más antigua de la historia lejos de las islas británicas. Un partido que paraliza todo el país. De hecho, se posiciona en lo más alto de la mayoría de ránkings de ‘clásicos’ más importantes del mundo. “Cuando hay ‘clásico’, hombres, mujeres y niños siguen el partido. Incluso los que son hinchas de otros clubes siempre serán simpatizantes de uno de los dos grandes. Se vive con muchísima pasión. Puedes hacer un torneo desastroso, ganar el ‘clásico’ y rescatar así el jolgorio. El ambiente es maravilloso”, afirma Sebastián Delgado, colaborador de Play Fútbol e hincha de Peñarol desde pequeño.
El primer enfrentamiento que consta en la historia balompédica uruguaya entre ambos conjuntos data de 1900. Por aquel entonces, Peñarol se denominaba Central Uruguay Railway Cricket Club, un club de origen británico. “Ahí ya surge el primer conflicto con base histórica por ser considerado el decano del fútbol nacional, siendo los ‘Bolsos’ proclamados como el primer equipo criollo, genuinamente formado por los habitantes del Río de la Plata”, constata Ignasi Torné en un artículo publicado en Panenka, a lo que añade: “Los eternos rivales en Uruguay se disputan cada campeonato, cada copa, cada estadística y cada logro de la hinchada. Ese paradigma único en el chiquito país latinoamericano confiere unas identidades y unas historias únicas”. Como, por ejemplo, la vez en que Peñarol supo remontar un 1-3 adverso ante Nacional para lograr la victoria final (4-3) en 1997, cerrando así el Quinquenio ‘Aurinegro’. O la ocasión en que Nacional fue campeón uruguayo en 1941 por tercera temporada consecutiva y con la mayor goleada ‘Tricolor’ que se ha visto en un ‘clásico’: 6-0. Un hito que no se ha vuelto a repetir.
Pero si hay algo inquietante en el mundo del fútbol uruguayo más allá de la rivalidad entre los dos conjuntos rioplatenses, es el sistema tan rocambolesco de su liga, más bien propia de un thriller de Hitchcock. En 1994 se cambió el formato tradicional de ‘todos contra todos’ por uno de dos competiciones conocidas como Torneo Apertura y Torneo Clausura. Y a partir de 2017 se sumó otra, el Torneo Intermedio, dividido en dos series de ocho equipos cada una. Los candidatos para alzar el título de Campeón Uruguayo salen de una semifinal entre los vencedores del Apertura y el Clausura, y el equipo que haya acumulado más puntos en la suma de las tres competiciones les esperará en una hipotética final por el título, en caso de ser necesaria. “Los torneos locales son un desastre: todo el mundo se pelea y hay siempre conflictos extradeportivos; es un lío terrible de dinero. Uruguay es un país donde de tres millones de personas que hay, la mitad se encuentran en la capital. No puedes tener tres divisiones con 16 equipos cada una. Económicamente no se sostiene. A los partidos van 500 personas como mucho”, comenta Delgado.
No obstante, hasta aquí se entiende bien. El baile descontrolado de partidos viene cuando un mismo club es campeón anual (suma total de puntos) y de uno de los dos torneos. Para intentar aclarar la mente, agarrémonos a los que ha sucedido este año: Peñarol fue campeón indiscutible del Torneo Apertura. Por otro lado, el que monopolizó la suma total de unidades en las tres competiciones fue Nacional. En el Clausura, los ‘Aurinegros’ empataron en el liderato con los ‘Bolsos’; por tanto, el ganador del torneo se decidió en una final en la que los segundos consiguieron anular el juego de Peñarol y se hicieron con la victoria por 0-2. Además, al conjunto ‘Carbonero’ se le añadió un nuevo problema: la noticia de que Lucas Ezequiel Viatri, máximo artillero con once dianas del pentacampeón de la Libertadores, se lesionó en el minuto 38. “En general, el estilo futbolístico uruguayo es el de Peñarol: juego directo, tratando de utilizar los laterales para ser vertical y habilitar a los delanteros; se basa más en imprimir el vértigo que andar tocando la pelota”, expone Delgado. El último asalto se le antojó relativamente cómodo al conjunto ‘tricolor’, que desvaneció toda esperanza rival cuando Zunino marcó el 1-0 en el minuto 81 para hacer a su equipo campeón. “Nacional siempre fue un equipo que le gusta tocar el balón y mantener posesiones largas. Pero todo depende de la influencia del míster que tenga el equipo en ese momento”, reafirma el colaborador de Play Fútbol.
En resumen, el aficionado podría haber disfrutado de hasta tres clásicos más: si el último partido lo hubiera ganado Peñarol, se tendría que haber disputado una nueva final a ida y vuelta. Pero el destino y, obviamente, el juego, quiso que el match se inclinara hacia Nacional.
Sea como fuere, el Campeonato Uruguayo 2019 se volvió a decantar por uno de los dos gigantes de Sudamérica. Peñarol y Nacional. Nacional y Peñarol. Una historia de amor-odio ‘obligada’ a confluir mutuamente. Momentos y anécdotas que quedarán grabadas en los libros de historia de la rivalidad más antigua del mundo lejos de los creadores del fútbol: el eterno duopolio de Montevideo.
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