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Lorenzo Insigne y la utopía de los finales felices

‘Il Capitano’, criado en Frattamaggiore, parecía destinado a colgar las botas defendiendo los colores del Nápoles, pero su futuro inmediato pasa por Toronto

En Italia, amor y tragedia suelen ir de la mano, y ni siquiera las historias más puras y sinceras están exentas de un final fatídico. Lo demostró William Shakespeare en Romeo y Julieta, donde el romance entre los amantes de Verona terminó de la peor forma posible por culpa de los entresijos entre los Montesco y los Capuleto. Y lo volverá a demostrar Lorenzo Insigne, cuyo idilio con el club de su vida está a punto de llegar a su fin tras múltiples enfrentamientos entre su representante, Vincenzo Pisacane, y Aurelio De Laurentiis, presidente de la entidad.

Lorenzo simboliza como pocos lo que significa ser ‘partenopei‘. Nacido en el municipio de Frattamaggiore, 10 kilómetros al norte del área metropolitana de Nápoles, y criado en el seno de una familia humilde, el talentoso atacante creció escuchando historias sobre la grandeza de Maradona en boca de su padre. Su sueño, creado a partir de los recuerdos de su progenitor, era defender los mismos colores que ‘El Diego’, y para cumplirlo aguantó jornadas interminables. Cada mañana se levantaba a las 6.00 am para ayudar a su primo en un mercadillo, y por la tarde acudía al campo de entrenamiento, llegando incluso a dormirse en los vestuarios por culpa de la fatiga acumulada a lo largo del día. Finalmente, su esfuerzo tuvo recompensa y consiguió firmar su primer contrato profesional con el Nápoles. Ese mismo día dejó el mercadillo.

 

El antiguo San Paolo rugió para celebrar el tanto número 116 de Insigne con la camiseta del Nápoles, con el que supera a Maradona como tercer máximo goleador de la historia del club

 

Con el paso de los años, el talento de la ciudad del Vesubio se convirtió en capitán y estandarte del Nápoles. Aquel niño soñador al que le dijeron que jamás triunfaría por culpa de su estatura se erigió el pasado sábado como el tercer máximo goleador de la historia del club con 116 goles. Récord con un punto romántico, pues Insigne dejaba atrás con esa marca al propio Maradona, leyenda absoluta napolitana, a quien lleva tatuado en el muslo izquierdo. El antiguo San Paolo, ahora rebautizado con el nombre del astro argentino, rugió como nunca para celebrar el tanto. No solo por el misticismo inherente de la ruptura del récord, sino porque ese resultado les colocaba momentáneamente como líderes de la Serie A.

En el imaginario del tifosi napolitano, Insigne se erige como el sucesor lógico de ‘El Pelusa’, el elegido para volver a levantar el Scudetto. El Nápoles solo ha celebrado la consecución de dos campeonatos ligueros, ambos de la mano de Maradona. Con el italiano, la historia parecía condenada a repetirse y, sin embargo, va camino de convertirse en una utopía, pues esta será su última temporada con la elástica de los ‘Partenopei‘. Tras un intenso tira y afloja entre Vincenzo Pisacane, representante del delantero, y Aurelio De Laurentiis, Insigne no renovará su vínculo con el Nápoles y se marchará al Toronto de la MLS a final de temporada.

Nadie es profeta en su tierra

Campeón de Europa este verano con Italia y tercer máximo goleador de la historia en el club de su vida, Lorenzo Insigne parece haber alcanzado el cénit de su carrera. Sabedor de su peso dentro del vestuario y de la propia institución, acudió a extender su vínculo con el Nápoles, que finalizaba en junio de 2022. A priori, este proceso debía ser un mero trámite, pero se encontró con un muro llamado De Laurentiis. Según apuntan desde Italia, el presidente del Nápoles le ofreció 3.5 millones de euros anuales durante las próximas temporadas, mientras Insigne y su representante tasaron el valor de sus servicios en 5 millones. Las negociaciones se rompieron y el futbolista decidió poner rumbo a Estados Unidos cuando finalice la actual campaña.

Esta decisión ha despertado sentimientos contrapuestos entre la hinchada napolitana. La pena provocada por su marcha es generalizada, pero un sector de la afición responsabiliza al futbolista de haber tomado la decisión pensando únicamente en el factor económico. Por otro lado, el entorno de Insigne se encuentra atónito tras el rechazo del Nápoles, pues consideran que para renovar a Mertens -máximo goleador de la historia del club- se realizaron esfuerzos que no se han visto con el atacante italiano.

Sea como fuere, Lorenzo Insigne pasa a formar parte del club de los agentes libres, un sector cada vez más común en el fútbol actual. El motivo que impulsa a cada futbolista a expirar su contrato es diferente, pero es poco frecuente que sientan los colores de la manera que los siente el hasta ahora capitán napolitano. En un contexto en el que casos como los de Puyol o Totti cada vez son menos frecuentes, el idilio de Insigne con el Nápoles se presentaba como un brindis para los románticos, una ‘rara avis’ destinada a la gloria. Pero en el fútbol moderno, los finales felices son una utopía.

 


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Fotografía de portada: Imago.