Este perfil sobre Johan ‘Hansi’ Krankl se publicó originalmente en el #Panenka122, que sigue disponible aquí
“Mi único parecido con Cruyff es que me llamo Johan”. En sus primeras palabras recién aterrizado en Barcelona, aún en la zona de aduanas del aeropuerto, Johan ‘Hansi’ Krankl ya tuvo que dejar claro que no llegaba para sustituir a Cruyff -menuda papeleta, debió de pensar-, sino para convertirse en el goleador del Barça. Era julio de 1978 y aires de cambio soplaban en la ciudad. El día anterior, último de junio, tomó posesión como presidente del Barça Josep Lluís Núñez. Su puesta en escena fue de lo más mediática porque no solo se presentó a sí mismo, sino a un fichaje muy deseado, el austriaco Krankl, que venía de ser Bota de Oro (41 goles en 36 partidos con el Rapid de Viena) y de anotar cuatro goles en el Mundial, uno de ellos ante España. Su fichaje fue el primer gol de Núñez como presidente: se lo marcó al Valencia, que peleó hasta última hora por el delantero.
Pero Krankl decidió vestir la camiseta azulgrana: la del dorsal ‘9’, vacante tras la marcha de Cruyff. No le pesó la responsabilidad. En su primera temporada fue ‘pichichi’, con 29 goles en 30 partidos. Era el típico delantero de área, más rematador que jugón, potente y con instinto.
Conectó muy bien con la grada, que aplaudió su compromiso indestructible, especialmente tras el episodio que le tocó vivir en mayo de 1979. Tras un derbi en el Camp Nou, el Mini en el que viajaba con su agente y su esposa sufrió un accidente en la Diagonal. Salió ileso, pero Ingrid, su mujer, tuvo que ser operada a vida o muerte. ‘Cuatro horas de quirófano y una transfusión de siete litros de sangre’, publicó la prensa. Muchos aficionados del Barça se acercaron al hospital dispuestos a donar sangre.
Tras un derbi en el Camp Nou, el Mini en el que viajaba con su agente y su esposa sufrió un accidente. Salió ileso, pero Ingrid, su mujer, tuvo que ser operada a vida o muerte. Muchos aficionados se acercaron al hospital dispuestos a donar sangre
Pocos días después, Krankl se ofreció a jugar la final de la Recopa en Basilea, con su mujer aún ingresada, y el destino quiso que un gol suyo en la prórroga fuese decisivo para lograr el deseado título.
No fue tan deseada su despedida del Barça: pese a su carisma, tuvo que irse cedido la temporada siguiente. Volvió meses después, pero chocó con el criterio de Helenio Herrera, que se decantó por Simonsen y Schuster. Ya no hubo sitio para él en el Barça, y regresó a su país: se retiró en 1989 como jugador del Casino Salzburgo (hoy Red Bull) y arrancó una discreta carrera como entrenador, adornada por algunas apariciones como cantante amateur.
El mundo de las criptomonedas ha vuelto a ser el centro de atención tras el…
¿Qué hace del último ganador de la Sudamericana, Racing Club de Avellaneda, con sus luces…
Con la mitad del campeonato ya disputado, es momento de analizar las 19 jornadas iniciales,…
Con la pasión por el fútbol pasa lo mismo que con el amor, la rabia…
Cuando buscas una experiencia de juego confiable, rápida y sin complicaciones, es esencial identificar plataformas…
El mediapunta argentino, antes de caer lesionado, estaba liderando al conjunto verdiblanco en su segunda…