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Gales, el éxito de la derrota

Tras más de medio siglo viendo las competiciones de verano desde casa, los 'Dragones Rojos' llegaban a la Euro 2016 dispuestos a dejar el listón bien alto

“Aprenda a amar sus derrotas, Marcus, pues son las que le construirán. Son sus derrotas las que le darán sabor a sus victorias”, aleccionaba el profesor a su pupilo sobre el valor del fracaso en La verdad sobre el caso Harry Quebert, una novela de Joël Dicker. Perder. Caer. Levantarse. Permanecer. Así resumíamos en el #Panenka96 que la historia también es para los vencidos. Porque una derrota puede ser el más bello inicio del camino hacia el éxito.

La selección de fútbol de Gales cumplía 140 años en el 2016. El combinado de esta nación británica jamás había destacado por sus triunfos balompédicos. Su prestigio internacional en el ámbito deportivo se resumía, principalmente, en los triunfos en el Torneo de las Seis Naciones de rugby. Llevar el balón en las manos parecía mejor negocio que llevarlo en los pies, pero en el verano de 2016 había Eurocopa en Francia y, por primera vez en su historia, los galeses habían conseguido clasificarse para la fase final. Estuvieron a punto de lograrlo en 2004 y en el 76, curiosamente el año de su centenario, pero Yugoslavia se interpuso en su camino y la dejó fuera de un campeonato que acabaría ganando Checoslovaquia. En una tanda de penaltis en la que Antonín dictó sentencia.

Desde su primera y única participación en un Mundial, en 1958, en Suecia -eliminados en cuartos de final por la ‘canarinha’ de Pelé-, los galeses no habían acudido a otra gran cita internacional. Acostumbrados a vivir al margen del éxito, la Eurocopa era una buena oportunidad para redimirse. Leyendas de la talla de Ryan Giggs, Ian Rush o Mark Hughes jamás pudieron defender la bandera del Dragón Rojo en una competición de tal calibre, pero la generación encabezada por Gareth Bale tenía el privilegio de rendirles homenaje. El balón esférico le robaba el protagonismo, por fin, al ovalado.

FASE PREVIA

La travesía empezó en septiembre de 2014, con el inicio de la fase de clasificación para el torneo. Las esperanzas esta vez eran mayores. No solo por la ampliación del número de participantes en el campeonato de 16 a 24, sino también por el gran estado de forma de los galeses tanto a nivel individual como a nivel colectivo. Además de Bale, también estaban Ramsey, Allen, Williams o Hennessey, entre otros. “Hemos crecido juntos, nos hemos acostumbrado a jugar al fútbol internacional y creo que eso queda patente ahora”, señalaba Gareth en una entrevista para la UEFA.

El seleccionador, Chris Coleman, confeccionó un equipo preparado para las grandes citas. El exjugador galés tomó el cargo a principios de 2012 tras la terrible noticia del suicidio de Gary Speed, entrenador desde finales del 2010 y 85 veces internacional con los ‘Dragones Rojos’. Coleman, tras pasar por los banquillos de Fulham, Real Sociedad, Coventry City y AE Larisa, se puso al mando del combinado nacional, al que llevaría tiempo después a su primera Eurocopa. 

 

Bale agradeció el trabajo de Coleman: “Realmente ha cambiado el fútbol galés, nos ha dado una identidad”

 

Segundos de grupo tras Bélgica y rumbo a Francia. Gales acabó la fase clasificatoria con 21 puntos, habiendo perdido tan solo un encuentro (2-0 frente a Bosnia) y encajando un único gol como local. Fue un gran momento para la nación y para su entrenador, quien confesó que cuatro años antes aquella gesta “estaba tan lejos como se pudiera imaginar”. A su vez, la principal estrella de la selección y jugador del Real Madrid, Gareth Bale, admitió la importancia del papel de Coleman: “Realmente ha cambiado el fútbol galés, nos ha dado una identidad”.

LOS PROTAGONISTAS

“Si Grecia ganó la Euro 2004, ¿por qué no lo puede hacer Gales ahora?”. Aaron Ramsey se mostraba optimista en una entrevista concedida a Marca días antes del inicio de la competición. El exjugador ‘gunner’ desarrolló un papel crucial en el equipo, formando el medio campo con Joe Allen y Joe Ledley. Este último sufrió una fractura de peroné un mes antes del primer partido frente a Eslovaquia, pero consiguió recuperarse a tiempo para disputar los últimos minutos de aquel encuentro y ser titular el resto del campeonato.

La selección galesa de Coleman era un combinado con una gran solidez defensiva. Así lo demostró en la fase de clasificación, donde tan solo recibió cuatro goles en contra en diez partidos. El 5-3-2 era la formación normalmente elegida por Coleman, con Chris Gunter y Neil Taylor como carrileros y James Chester, Ben Davies y Ashley Williams de centrales. Este último, capitán del equipo y jugador del Swansea, reflexionaba sobre la oportunidad de participar en la Eurocopa en una entrevista para World Soccer: “El mensaje será disfrutarlo porque es una experiencia nueva, pero estamos allí por trabajo y queremos dar lo mejor de nosotros mismos”.

Los ‘Dragones Rojos’ constituían un bloque compacto desde la portería, con Wayne Hennessey bajo palos, hasta la delantera, con Gareth Bale como estandarte, acompañado por Hal Robson-Kanu o Sam Vokes. El madridista era la estrella de aquel grupo alimentado, en gran medida, de su influencia en ataque. “Fuera del campo es tranquilo, un hombre de familia apasionado por su país. Es fácil trabajar con él y saca lo mejor de todos nosotros”, expresaba Coleman sobre él para World Soccer. A día de hoy, Bale es el máximo goleador histórico del país con 32 dianas.

LA FASE DE GRUPOS

“La gente habla de Alemania, Francia e Inglaterra como favoritas, pero nunca se sabe lo que va a suceder, ¡nosotros podemos ser uno de esos equipos de ‘nunca se sabe’!”, apuntaba Coleman antes de iniciar el mejor verano de la historia del fútbol galés. El 11 de junio, en el estadio Matmut Atlantique de Burdeos, su selección hacía historia a las 6 de la tarde debutando en la fase final de una Eurocopa. Tan solo nueve minutos después, Gareth Bale abría la lata con un gol de falta. Gales 1, Eslovaquia 0. El equipo de Hamšík empataría en la segunda parte, pero Robson-Kanu decantaría la balanza en el 81’ para los ‘Dragones Rojos’.

Debut y victoria. Había llegado el momento y, pese al desafortunado tirón de espalda de Hennessey antes del encuentro -le sustituyó Danny Ward-, el conjunto de Coleman había respondido. Días después, en la segunda jornada, llegaba uno de los momentos más esperados del campeonato: el duelo frente a los ‘Three Lions’. Aquel derbi británico suponía uno de los grandes alicientes de la fase de grupos, pero el seleccionador galés quiso quitarle hierro al asunto antes de comenzar el torneo. “No tiene sentido vencer a Inglaterra si no logramos pasar, no significará nada”, expresaba para World Soccer.

Tras la victoria frente a Eslovaquia, Gales tenía la oportunidad de sellar su pase a los octavos de final con una jornada de antelación. Para ello debían derrotar al conjunto de Roy Hodgson en un partido en el que los ingleses llevaron la iniciativa durante el primer tiempo. Aun así, la sólida estructura defensiva de los ‘Dragones Rojos’ les privó de grandes ocasiones. El equipo de Coleman se fue por delante al descanso gracias a un disparo de libre directo de Bale que llegó a tocar Hart antes de colarse en la portería. Con ese tanto, Gareth se unía a la breve lista de futbolistas con dos goles de falta en una misma Eurocopa, junto a Platini (1984) y Hassler (1992).

Inglaterra se reorganizó al descanso. El cambio de sistema y las entradas de Sturridge y Vardy (por Sterling y Kane) les dio más dinamismo a los de Hodgson. Fue precisamente el delantero del Leicester, Jamie Vardy, quien puso las tablas en el marcador en el minuto 56. Un cuarto de hora después entraba Marcus Rashford, y se convirtió en el jugador inglés más joven en la historia del torneo. Todo apuntaba a un reparto de puntos en el estadio Bollaert-Delelis de Lens, hasta que Daniel Sturridge desequilibró la balanza en el tiempo de descuento. Cuatro puntos para Inglaterra, tres para Gales y Eslovaquia y uno para Rusia. Pese a la derrota, los chicos de Coleman seguían dependiendo de ellos mismos para pasar de ronda.

“Creo que sabían que Gales existía, solo que no sabían que éramos muy buenos”, expresaba Gareth Bale meses después de la Eurocopa. La tercera jornada del grupo B se avecinaba interesante. Los ‘Dragones Rojos’ no podían fallar frente a Rusia si querían seguir soñando. Y no fallaron. A los 20 minutos de juego ya ganaban 2-0 gracias a los tantos de Ramsey y Taylor. Domaron a los rusos y, en la segunda mitad, Bale anotó el tercero para sentenciar el encuentro. Un país entero estaba de celebración y, por si fuera poco, Inglaterra había empatado su partido frente a Eslovaquia: los galeses eran primeros de grupo. 

 

“Probablemente nadie podría esperar que terminásemos primeros”, expresaba Ramsey tras el pase a octavos de final.

 

“Probablemente nadie podría esperar que terminásemos primeros”, confesó Aaron Ramsey después del duelo ante Rusia. El jugador ‘gunner’, con su pelo teñido de rubio platino, y Joe Allen, cual Jesucristo galés, regalaron una exhibición tras otra durante ese verano inolvidable. Incluso fueron elegidos como integrantes del mejor once del torneo tras su finalización. Neil Taylor alabó el gran trabajo de su compañero y jugador del Liverpool, Joe Allen: “Hace que el equipo funcione”.

LAS ELIMINATORIAS

Los octavos de final depararon otro combate entre miembros del Reino Unido. Esta vez, Gales se enfrentaría a Irlanda del Norte, tercera en el grupo C. Pese al dominio del equipo de Coleman en la primera parte, las ocasiones fueron escasas para ambos equipos. Tras el descanso, los ‘Dragones Rojos’ crearon más peligro, aunque tuvo que ser un tanto en propia meta del defensor Gareth McAuley el que les diera la ventaja. Eso fue suficiente para avanzar hasta cuartos. La gesta imposible estaba cada vez más cerca.

Bélgica, con futbolistas como Lukaku, Courtois, Hazard o De Bruyne, era una de las mejores selecciones del momento. Segunda en el ránking de la FIFA, acababa de derrocar a Hungría en octavos y su siguiente objetivo era Gales. Los pronósticos auguraban un triunfo para los centroeuropeos, pero los británicos sabían cómo ganar, pues ya lo habían hecho durante la fase clasificatoria. “Teníamos buenos jugadores, pero sobre todo éramos un grupo de gente que haría cualquier cosa por ayudarse, por el equipo. Por eso conseguimos ese éxito”, manifestó Chris Coleman tiempo después en una entrevista para Mundo Deportivo. Ese éxito alcanzaría su nirvana el viernes 1 de julio, en el Stade Pierre-Mauroy de Lille.

El inicio del encuentro fue según lo esperado. El dominio de los belgas se consolidó en el minuto 13 con un zapatazo espectacular de Radja Nainggolan. Sin embargo, los galeses fueron creciendo poco a poco y consiguieron el tanto del empate a la media hora de juego. El capitán, Ashley Williams, colaba el balón en la portería de Courtois gracias a un testarazo asistido por Ramsey desde el córner. A pesar de la superioridad del conjunto entrenado por Marc Wilmots durante los últimos instantes del primer tiempo, el electrónico llegó con 1-1 al descanso.

 

“Es simplemente la mejor noche en la historia del fútbol galés”, afirmaba Ryan Giggs.

 

El segundo acto hizo vibrar a toda una nación. Un héroe inesperado, con un quiebro ‘a lo Cruyff’ dentro del área, se zafó de dos rivales y envió el esférico a la red en el minuto 55. Hal Robson-Kanu, un tipo que tan solo un día antes había quedado libre tras finalizar su contrato con el Reading, ponía a Gales por delante. Las semifinales estaban cada vez más cerca, los ‘Dragones Rojos’ iban todos a una. Una nación con escasas alegrías en el mundo del balompié certificaba su presencia en las semifinales de una Eurocopa después de enviar definitivamente a la lona a Bélgica en el 85’, mediante un cabezazo de Sam Vokes. 3-1. Las ilusiones seguían intactas.

“Es simplemente la mejor noche en la historia del fútbol galés”, afirmaba toda una leyenda como Ryan Giggs. Chris Coleman, en la misma línea que Giggs, admitió que jamás había visto “una mejor actuación de ningún equipo de Gales”. Su equipo estaba haciendo historia y todavía podía seguir haciéndola si superaba a Portugal en las semifinales. Gareth Bale tendría la oportunidad de derrotar a su compañero en el Real Madrid, Cristiano Ronaldo. No obstante, no podría contar con la ayuda de Ben Davies y Aaron Ramsey, quienes fueron sancionados tras recibir su segunda amarilla del torneo ante Bélgica.

EL FINAL DEL CAMINO (O NO)

Los éxitos cosechados por Gales durante el verano del 2016 empezaron a coger forma doce años antes, cuando John Benjamin Toshack se hizo cargo de la selección. Entre 2004 y 2010, el extécnico del Real Madrid hizo debutar a 14 de los 23 futbolistas que acabaron jugando en Francia. Aquel fue el comienzo de la edad de oro del fútbol galés, la cual alcanzó su momento álgido en 2016. El propio Toshack reconoció el gran trabajo que estaba haciendo Chris Coleman y reflexionó, en una entrevista para Daily Mail previa al duelo contra Portugal, sobre la importancia de su periodo como seleccionador: “Nosotros recibimos duras críticas, pero realizamos un cometido de reconstrucción. Teníamos un plan a largo plazo y fue un trabajo muy duro”.

El Groupama Stadium de Lyon acogió el 6 de julio las semifinales entre Portugal y Gales. Los británicos salieron a demostrar de lo que eran capaces, plantando cara desde el principio. El primer tiempo acabó en tablas y todo estaba aún por resolver en el segundo… Hasta que Cristiano Ronaldo, en el 50’, demostró su poderío aéreo tras un córner sacado en corto. El luso se elevó por encima de todos y batió a Hennessey. El equipo de Coleman quedó tocado y acabó hundiéndose tan solo tres minutos después con el 2-0, obra de Nani tras un desafortunado disparo de Cristiano. 

El esfuerzo de los galeses fue en vano y acabaron cayendo a un paso de la final frente al que sería el campeón días después. Aun así, nada se le podía echar en cara a aquel grupo de futbolistas que hicieron soñar a un país entero durante un mes. Esos jugadores habían hecho historia para su país. El orgullo de la nación hacia su equipo quedó reflejado en el regreso a casa, cuando unas 200.000 personas recibieron a los ‘Dragones Rojos’ en un recorrido en autobús por las calles de Cardiff.

Gareth Bale, ganador también de la Champions League esa campaña, fue nominado a mejor jugador del curso por la UEFA. Acabó completando el podio junto a Cristiano Ronaldo (primero) y Antoine Griezmann (segundo). Aun así, su mayor premio fue llevar a su país hasta las semifinales de una Eurocopa. “No queremos que sea una cosa de una sola vez, queremos seguir luchando para clasificarnos para todos los grandes campeonatos”, expresaba el galés en una entrevista para la UEFA.

El 17 de noviembre de 2017 Chris Coleman dimitió como seleccionador para marcharse al Sunderland, que militaba en la segunda división inglesa. El equipo acabó descendiendo al final de temporada y el extécnico galés se marchó al Hebei Fortune chino. Mientras tanto, Ryan Giggs recogía el legado de Coleman, quien llegó en 2012 con Gales en el número 49 del ránking FIFA y se marchó dejándola en el 14º lugar. 

Giggs, a finales del 2019, clasificó de nuevo a los ‘Dragones Rojos’ para una Eurocopa tras la victoria frente a Hungría en la fase clasificatoria, con dos tantos de Aaron Ramsey. El coronavirus ha aplazado la cita continental de este 2020, así que tendrán que esperar para volver a vivir otro verano de ensueño. Poco a poco, Gales ha dejado atrás el fracaso de antaño y su objetivo es permanecer cerca de la cima. 

Los chicos de Coleman llevaron en volandas a toda una nación durante el verano del 2016. Perder era costumbre en Gales, pero durante aquella Eurocopa se desvanecieron los fracasos del pasado. Aquel fabuloso grupo de jugadores hizo que el país dejara de pasar desapercibido en el deporte rey. Los galeses triunfaron en Francia. Y, aunque acabaran perdiendo, aquella fue la mejor derrota de su historia.

 


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Fotografía de Getty Images.