Screenshot
Este es el editorial del #Panenka140, nuestro nuevo número, un Especial sobre la Champions League cuando se prepara para cambiar de formato
Querido fútbol moderno. Lo de ‘querido’ es una manera de hablar, claro; a estas alturas, ya debes saber que no te tengo en mucho aprecio. Qué se le va a hacer, venimos de dos mundos distintos. Mientras yo coleccionaba cromos, tú acumulabas balances contables y planes de negocio. Yo en mi barrio y tú en Nyon. Tú empiezas y acabas las temporadas en traje, felicitándote en la zona VIP, y yo, en pantalón corto, lamentando ocasiones falladas, incapaz de estar más de dos minutos sentado en esa butaca descolorida por el sol, en mi localidad que no es mía, sino de todos.
Cuando te vi llegar por primera vez, ni siquiera te conocía, pero tú ya sabías cómo seducirme. En mi piel, la camiseta de mi equipo, pero también tu veneno. Me disculparás, son cosas mías, pero detesto la forma en la que has moldeado y deformado lo que aprendí a amar en la inocencia. Y, sin embargo, aquí estoy, querido, con el hacha enterrada pero bien localizada, decidido a tenderte una mano. Sin capitular, que aquí no se rinde nadie, pero dispuesto, trago saliva, a darte las gracias. A admitirte que quizá, en el fondo del fondo, no somos tan distintos.
Querido fútbol moderno. Nada como tu balón con estrellitas para activar el mecanismo de defensa que tiene nuestra memoria. Se llama nostalgia, y eres tan perverso que tú mismo nos la vendes
Sé lo que hiciste cuando creaste la Champions League. No paso por alto que aquello era una mutación elitista que iba a convertir a los hinchas en atrezo. Pero, si soy honesto (y tú algún día deberías probar a serlo), debo reconocer que pocas veces he sido tan feliz como a las 20:45 de los martes y los miércoles de mi adolescencia. Nadie como tú y tu invento para darle sentido a un día anodino de otoño. Nadie como tus octavos de final para anunciar que estaba por venir la primavera. Nada como tu himno, ese coro tan desmesurado que debería darnos vergüenza ajena, para ponerme la piel de gallina. Nada como tu balón con estrellitas para activar el mecanismo de defensa que tiene nuestra memoria. Se llama nostalgia, y eres tan perverso, querido, que tú mismo nos la vendes: nos vendes el arma con la que nos defendemos de ti.
Touché. Has ganado este asalto. Nos vemos ahí abajo para el siguiente. El lugar, Europa. La hora, por supuesto, la pones tú.
Brais Méndez, Benito Floro, Agostino Di Bartolomei, Branko Zebec, Hércules CF, Eriksson, Stalingrado... Y mucho…
Recorriendo los callejones de la pasión franjirroja para entender por qué el Rayo se vive…
El lateral brasileño cuelga las botas tras una trayectoria en la que siempre priorizó ver…
El central del Bournemouth, de 19 años, es una de las revelaciones de la liga…
EL 26 DE FEBRERO A LA VENTA En estas librerías En nuestra tienda online En…
Repasamos sus inicios en Sierra Leona, su llegada a Europa y su polémica salida del…