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El fútbol paralímpico, con hambre de crecer

 

 


En 2017 el fútbol 7 ha dejado de ser paralímpico. Desde este mismo momento la máxima aspiración para un futbolista con parálisis cerebral o con daño cerebral adquirido es representar a su país en un mundial. El próximo 4 de septiembre empezará a rodar el balón en San Luis con motivo del Mundial de fútbol de Parálisis Cerebral de Argentina 2017. Y España se encuentra entre las selecciones que participarán en la competición.


 

El fútbol es el único deporte en España capaz de detener el país y provocar que millones de habitantes no puedan despegar la vista del esférico mientras pasa de unas botas a otras. Es el deporte rey, eso está claro, pero existen variantes que no tienen tanta repercusión pública, como el  femenino o el de las categorías y ligas inferiores. Es este el caso del fútbol 7 para deportistas ambulantes con PC (Parálisis Cerebral) y DCA (Daño Cerebral Adquirido). Este deporte es considerado paralímpico desde 1984, a pesar de que la pasada edición fue la última vez que participó en unos Juegos Paralímpicos. El pasado marzo, el Consejo de Gobierno del Comité Paralímpico Internacional informaba del cambio de estatus del fútbol 7, pues dejaba de ser miembro y pasaba a ser Federación Internacional Reconocida. Este nuevo estatus solo se concede a las instituciones que contribuyen al desarrollo del deporte para personas con discapacidad y que tienen objetivos y valores concomitantes a los del Comité Paralímpico Internacional. Sin embargo, excluye a los organismos de participar en los Juegos.

 

“Fui a ver al médico que me había dicho que no podría volver a caminar y le regalé el dorsal de la carrera que había hecho el día anterior”

 

No es un fútbol conocido ni siquiera para las personas con PC y DCA. Dani Palau, jugador del Levante y de la Selección, lleva compitiendo desde 2012 y su primer acercamiento al Fútbol Paralímpico fue a los 25 años, por Internet. Siempre ha jugado al fútbol con sus amigos, no se consideraba de los mejores, pero tampoco de los peores, lo que le llevaba a pensar qué tipo de futbolista sería si pudiera competir contra jugadores con su misma capacidad. Javi Casero, también en las filas del equipo granota, define este deporte como “la oportunidad de realizar algo que siempre te ha gustado y que puedes disfrutar de igual a igual”. Su caso es distinto al de Palau. Sufrió un ictus en 2011 y, de la noche a la mañana, se volvió dependiente. Le gustaba jugar con los amigos a fútbol y salir a correr. Le aseguraron que no podría volver a caminar pero, poco a poco, se recompuso psicológicamente y empezó un largo trabajo de rehabilitación. Los resultados superaron con creces las expectativas. “Fui a ver al médico que me había dicho que no podría volver a caminar y le regalé el dorsal de la carrera que había hecho el día anterior”, cuenta Casero. Jaime Almenar es uno de los más jóvenes del equipo. Tiene 17 años y lleva muchos años jugando a fútbol en el club del barrio, El Rumbo (Valencia). Sus compañeros notan su experiencia deportiva, pues con solo 16 años ya compitió con la selección española de PC en un torneo oficial.

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El fútbol paralímpico tiene una serie de características que lo diferencian del estándar. La primera y más significativa es el sistema de clasificación de los futbolistas. Los jugadores se dividen en cuatro clases (de la Clase 5 a la Clase 8). Aquellos que tienen un número de clase menor son los que tienen un nivel más alto de afectación y cuanto más alto es el número, menor es la afectación. Tal y como dicta el reglamento, tiene que haber como mínimo dos clases bajas en el campo (Clase 5 o 6) y un jugador de Clase 8. De lo contrario, si un equipo no tiene suficientes clases bajas debe contar con un jugador menos en el terreno de juego para que ambos equipos estén en igualdad de condiciones. El Málaga, que este año ha realizado su debut en la Liga Nacional de Fútbol 7 de la FEDPC junto con el Levante, ha tenido que competir todas las jornadas de la temporada con un jugador menos debido a la insuficiencia de clases bajas en el equipo. Sin embargo, en la siguiente temporada se pondrá punto y final a este sistema y a su nomenclatura.

La razón de esta decisión está orientada en volver a hacer el fútbol 7 paralímpico, pues los cambios se van a adaptar más a la funcionalidad del deporte que al perfil de los futbolistas. Jorge Peleteiro, seleccionador nacional y excapitán de la selección nacional de fútbol 7, opina que el deporte paralímpico se ha desvirtuado. “Ha llegado un punto en que las diferentes selecciones han ido justo al límite de la discapacidad para conseguir jugadores con menos afectación”, afirma. Asimismo, considera que esta modificación va orientada a fomentar el deporte y a que haya máxima competitividad entre los equipos. Los beneficios de este fútbol ayudan a dotar a los deportistas de autonomía, mejorar sus hábitos de salud y sus capacidades físicas básicas y cualidades sensorio-motrices. También potencia las habilidades y los recursos psicológicos. “Nos ayuda a motivarnos y a aprender a ser un equipo”, apunta Almenar.

 

“Es un deporte muy atractivo para el espectador, pero es desconocido”

 

Por otro lado, la ausencia del fuera de juego y los saques de banda por debajo de la cintura son otros de los rasgos más característicos y diferenciadores respecto al fútbol normalizado. Para Ezequiel Pastor, asistente del seleccionador español y exentrenador del Hércules Paralímpico y del Rayo Ibense Paralímpico, que no haya fuera de juego es el condicionamiento clave de este deporte. “Lo cambia absolutamente todo. A la hora de preparar un ejercicio, a diferencia del fútbol normalizado, nosotros debemos contemplar las variantes que nos puede dar esa ausencia del fuera de juego”. En cuanto al saque de banda por debajo de la cintura, el asistente destaca la pureza que le otorga al control del balón. “Es un deporte muy atractivo para el espectador, pero es desconocido. Estos cambios en el reglamento aportan muchas cosas diferentes al fútbol que son muy atractivas de ver”, reconoce. Asimismo, el asistente opina que el hecho que el deporte sea atrayente es una de las características esenciales para que vuelva a ser paralímpico.

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Los jugadores sostienen que cualquier entrenador está capacitado para entrenar a jugadores de fútbol paralímpico. “Es como cualquier equipo de fútbol. Cada futbolista tiene sus limitaciones y sus cosas buenas, con nosotros sucede lo mismo pero a otro nivel”, opina Palau. Sin embargo, los entrenadores no lo tienen tan claro y destacan la gran diferencia que hay entre un entrenador con experiencia en fútbol normalizado y otro del ámbito paralímpico. “Un entrenador de fútbol convencional está acostumbrado a tener a sus 20 jugadores y, de esos 20, elegir quién juega en cada momento. Con el hándicap del sistema de clasificaciones no puedes tener a los mejores jugadores sobre el campo”, afirma Peleteiro. Por su parte, Pastor hace hincapié en el ámbito de la discapacidad. “Hace falta más formación. Para detectar los perfiles de los jugadores es fundamental tener conocimiento en la discapacidad”, comenta.

La liga se inició hace tres años. Está formada por ocho equipos y es mixta aunque todavía no ha competido ninguna jugadora. Las temporadas son bastante peculiares, pues duran cuatro meses y las jornadas se aglutinan en tres fines de semana en los que se juegan de dos a tres partidos. “Es una locura sobre todo para personas con estas características”, afirma Pastor. “Lo que hacemos nosotros es tratar de buscar a mucha gente y hacer muchos cambios durante los partidos (el máximo son cinco). Preparamos a los jugadores durante seis meses para esos tres días y el plan de recuperación, lo hacemos la misma jornada”, explica. “Tienes que estar preparado físicamente y el equipo tiene que salir sabiendo infinitamente lo que tiene que hacer”, afirma Casero.

La lucha por la visibilidad

Este año han iniciado su participación en la liga clubes como el Málaga y el Levante. Su actuación ha sido clave para enriquecer la competición nacional, sobre todo la del club levantino. El conjunto granota se ha convertido en el equipo revelación al finalizar la liga en cuarta posición. Tal es la calidad de sus futbolistas, que se ha convertido en el equipo que más jugadores aporta a la Selección. Sin embargo, todavía queda mucho por recorrer. “Se nota y se agradece que haya equipos nuevos. La idea es que cuantos más equipos seamos, mejor, porque necesitamos que esto vaya creciendo cada vez más”, comenta Palau.

Es imprescindible la visibilidad del fútbol paralímpico para dar a conocer a las personas con PC y DCA que tienen la oportunidad de practicar el deporte que les gusta y para que las chicas empiecen a entrenar y competir, pues es uno de los objetivos prioritarios que tienen los entrenadores. “Que no sea una competición solo de hombres sino de ambos sexos es un punto a favor de este deporte”, comenta Pastor. “Nosotros teníamos la idea de poder conseguirlo y hemos tenido chicas entrenando, pero no tenían el perfil necesario para poder jugar”, continúa. “A nivel nacional se está trabajando para conseguir la igualdad”, añade Peleteiro.

 

“En cuanto esto se mercantilice ya no será el fútbol de ir a jugar porque sí”

 

El Mundial de Argentina es una cita importante para que el fútbol paralímpico nacional comience a adquirir relevancia. La selección española ha conseguido su participación en el campeonato por ranking. En el pasado clasificatorio quedaron en noveno lugar y, por lo tanto, fuera del Mundial. Sin embargo, apenas dos meses antes de la cita, Escocia anunció que no participaría en la competición por razones políticas. Y, automáticamente, el turno corrió y dio paso a España, que debutó en el Mundial de Irlanda 1994 y participará este año por quinta vez. “Yo creo que sí que va a tener un poco más de repercusión porque vamos a jugar en un estadio de unos 20.000 espectadores. Pero tampoco creo que sea un boom muy grande”, reconoce Almenar. “Que la selección española tenga representación a nivel internacional es una cosa atrayente. Yo creo que sí que cobrará bastante dimensión”, afirma Pastor. Actualmente, la selección se encuentra en la posición número 22 del ranking de países. Una lista encabezada por Ucrania y con Brasil y Holanda en segunda y tercera posición, respectivamente.

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Javi Casero opina que si este fútbol se popularizara, perdería su naturaleza. “Gracias a Dios, a los medios no les interesa. En cuanto esto se mercantilice, entonces ya se perderá la esencia. Ya no sería el fútbol de ir a jugar porque sí”. No obstante, el desconocimiento y la falta de información perjudica de manera directa a las propias personas con PC y DCA sobre todo a los que no descubren hasta los 25 o 30 años que tenían la posibilidad de jugar a fútbol paralímpico. “Mi pelea ahora es ir haciendo ponencias y dar a conocer lo que es nuestro fútbol. Los entrenadores tienen que estar formados para que cuando les llegue algún chico con cualquier tipo de discapacidad sepan cómo tratarlo, cómo entrenarlo y dónde derivarlo para que tenga la oportunidad de decir yo puedo disfrutar del fútbol de alto nivel”, concluye Peleteiro.