“Ahora que clonan hombres / con monos de verdad / ahora que todos tus muertos / me vienen a visitar / ahora rock and roll”. Ni Fito Cabrales ni Loquillo ni Bunbury: el autor de la letra de la canción es un tipo con pinta de rockero que en su día fue portero de fútbol, o un tipo con pinta de portero de fútbol que en su día fue rockero. El orden de las palabras no altera el producto porque, en la figura de Germán Adrián Ramón Burgos, llamado el ‘Mono’, cabe todo. Tan capaz de pararle con la cara un penalti a Figo como de marcarse un concierto con la Vargas Blues Band, es uno de esos personajes que rebosan carisma y que no entienden la vida si no es rompiendo tópicos. Él destrozó el que alejaba a los futbolistas del mundo del rock, hasta el punto de sostener en paralelo dos carreras, la de jugador profesional y la de músico: cuando jugaba en Ferro Carril Oeste, era el líder del grupo La Piara. Junto al guitarrista Oscar Kamienomosky, sus versiones de los Rolling Stones tuvieron un cierto éxito, de ahí el nombre de su siguiente grupo, Burgos Simpatía, en honor a una de las grandes canciones de Mick Jagger y compañía (Sympathy for the Devil; aunque, en realidad, ‘sympathy‘ significa ‘compasión’, quién no ha caído alguna vez en la trampa de los ‘false friends‘).
Fue entonces, en pleno salto del fútbol argentino al español (en 1999 dejó River para firmar por el Mallorca), cuando el ‘Mono’ Burgos publicó su primer disco, titulado Jaque al Rey: rock duro, unos toques de blues y guitarras garajeras. En 2002, ya como portero del Atlético de Madrid, rebautizó a su grupo con sus iniciales (The Garb) y publicó Líneas Calientes: en la portada del disco, el ‘Mono’ con los ojos pintados.
Eran los tiempos del Ya estamos aquí, el inolvidable anuncio de televisión del club colchonero a su regreso a Primera después de un par de años en el ‘infierno’: un mensaje sencillo y potente, la cabeza del ‘Mono’ saliendo de una alcantarilla. Ni siquiera la amenaza del tumor renal que le detectaron en 2004 lo alejó del escenario. Colgó los guantes, pero no la guitarra: en 2005 publicó su último álbum, Abismos. Siguió tocando, apareciendo en videoclips (él abre La rosa de los vientos, de Mägo de Oz) y de gira por varias ciudades de España. En 2007 visitó Palencia y un periodista local le preguntó por el viejo emblema de los rockeros: sexo, drogas y rock and roll. “Yo me ciño por el rock. De drogas, nada. Y el sexo, cuando quiera mi señora, que me tiene a dieta”.
SUSCRÍBETE A LA REVISTA PANENKA
Fotografía de Getty Images.