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La nueva Armenia: volver a casa 100 años después

La federación de fútbol de Armenia está llevando a cabo un reclutamiento de jugadores con antepasados del país que puedan potenciar su selección.

A inicios del siglo XX, el Imperio otomano llevó a cabo uno de los mayores genocidios étnicos de la historia, negado por muchos turcos todavía hoy, pero reconocido a nivel internacional: el Holocausto armenio. El Imperio intentó acabar con la cultura armenia y exterminar a toda la población residente en el territorio. Se calcula que unos dos millones de armenios fallecieron ejecutados, y los que sobrevivieron tuvieron que emigrar. Una gran parte de ellos acabó en Argentina, un lugar ideal donde instalarse lejos del alcance turco y poder empezar de nuevo. Estados Unidos, Rusia y Francia fueron los otros principales países de acogida para todas esas personas que buscaban un futuro mejor. Eso se tradujo en que muchos célebres ciudadanos de esos países tuvieran ascendencia armenia, como Charles Aznavour, cantante francés, André Agassi, tenista estadounidense, o Alain Prost, campeón mundial de F1 de abuelos armenios.

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En la actualidad, la Federación de Fútbol de Armenia está llevando a cabo una llamada de vuelta a casa a todos los futbolistas nietos y bisnietos de exiliados, que, pese a tener otra nacionalidad, pueden representar al país caucásico. Esto se ve reflejado en las convocatorias de la selección, cuya última lista la integran hasta diez jugadores nacidos fuera del país, pero con nacionalidad armenia gracias a algún familiar. El talento más destacado de esta nueva hornada de jugadores armenios es Lucas Zelarayan, nacido en Argentina y actual futbolista del Columbus Crew de la MLS. De ascendencia armenia como indica su apellido, ha sido uno de los impulsores de esta nueva generación que quiere llevar a Armenia al siguiente nivel. Otros jugadores que ya son recurrentes en las convocatorias son André Calisir, sueco de origen armenio, Norberto Briasco Balekian, atacante de Boca Juniors, y cuatro jugadores nacidos en Rusia que obtuvieron la nueva nacionalidad: Eduard Spertsyan, Khoren Bayramyan, Nair Tiknizyan y Georgiy Harutyunyan. Todos ellos con evidente origen armenio, que se observa en sus apellidos, acabados todos en -yan o -ian. Jordy Ararat, jugador nacido en Bogotá, también había aparecido en las ultimas convocatorias, pero no ha sido seleccionado para este parón de selecciones.

 

Armenia quiere evolucionar y dar un paso adelante, ya que la liga local no tiene un gran representante en Europa como sí lo tiene Azerbaiyán con el Qarabaj, ni una superestrella en un equipo europeo puntero como posee ahora Georgia con Kvaratshkelia

 

El origen de esta nueva tendencia está en la figura del presidente de la Federación: Armen Melikbekyan, un apasionado del fútbol que quiere dar más visibilidad al país. Joaquín Caparrós fue seleccionador nacional de Armenia durante dos años (2020-2022) y nos cuenta como vivía él desde dentro este proceso: “El presidente nos decía que había un jugador que podía ser convocado, nosotros lo mirábamos y de ahí conjuntamente tomábamos una decisión”. Para saber qué jugadores podían ser llamados y cuáles no, Melikbekyan se encargaba de las gestiones: “El presidente tenía una base con los posibles convocados, pero no era sencillo, porque había que mirar la historia de sus padres, abuelos y demás. El gran trabajo lo hacía él, que los seguía y luego me lo comunicaba”. ¿Y cómo se logra convencer a un jugador argentino o de cualquier parte para que juegue para un país diferente al de su nacimiento y con el que tiene poca relación? “El presidente les llamaba y les convencía de los atractivos del proyecto y de jugar para Armenia. Y luego ya los llamaba yo personalmente para acabar de apuntalar su llegada. Son chicos que, como el caso de Lucas Zelarayan, venían con mucha ilusión y que podían aportar mucho, y eso lo sabían tanto el presidente como el resto de compañeros”. La llegada de estos jugadores supone una estrategia para mejorar el nivel del fútbol local, de la selección y para dar más visibilidad al país: “Se quiere mejorar el nivel de la selección y eso tiene un efecto en la liga, y es que los clubes y los futbolistas ven que se está jugando en grandes competiciones a nivel mundial y eso puede ser referente. Traer jugadores siempre es bueno. Y lógicamente para hacer crecer el nivel de la selección, porque, en selecciones pequeñas, hay que buscar no solamente cantidad, sino calidad, independientemente de potenciar lo domestico”. De momento, la llegada de estos jugadores ha supuesto un impulso en los clasificatorios disputados por Armenia. En la clasificación del Mundial de Catar, el combinado nacional se quedó a seis puntos del segundo clasificado de su grupo. Y en la Nations League de 2021 quedó primero de su grupo de la Liga C por delante de su vecina Georgia, Macedonia del Norte y Estonia, lo que les valió un ascenso a la Liga B, donde todavía estaban lejos del nivel de sus rivales y descendieron de nuevo. “Se vio una mejora en el grupo con la llegada de estos jugadores, ya que los nuevos aportaron otros métodos de entrenamiento, recuperación y hábitos en general que pueden suponer un paso adelante para el resto”, cierra el míster español. 

 

“El presidente les llamaba y les convencía de los atractivos del proyecto y de jugar para Armenia. Y luego ya los llamaba yo personalmente para acabar de apuntalar su llegada”, recuerda Caparrós, seleccionador hasta 2022

 

El país del Cáucaso quiere evolucionar y dar un paso adelante a nivel futbolístico, ya que la liga local no tiene un gran representante en Europa como sí lo tiene Azerbaiyán con el Qarabaj, ni una superestrella en un equipo europeo puntero como posee ahora Georgia con Kvaratshkelia en el Napoli. Veremos si esta llamada a jugadores para volver a sus orígenes surte efecto y logran disputar al fin un gran torneo continental o, quién sabe, una Copa del Mundo.

 


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Fotografía de Getty Images.

Victor Paracuellos
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Victor Paracuellos

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