El Circo del fantasy de fútbol

¿Recuerdan aquel dicho tan descriptivo como manido de “pan y circo” que vio la luz hace ya casi 2.000 años gracias al poeta Juvenal? Pues bien, ahora imaginen un moderno circo del circo con el que se pueda producir una suerte de interactuación con infinidad de variables deportivas, sociales e incluso económicas et voilá, tendrán ante sí el mundo Fantasy.

Su dinámica y sus normas, en apariencia, son sencillas, algo que contribuye decisivamente a un innegable éxito que va in crescendo. Se trata de apostar virtualmente por los artistas tratando de acertar quien lo hará mejor durante la función en base a unos criterios mayormente objetivos. Nos encontramos ante un “guilty pleasure” que hace perder el oremus a cualquiera que caiga en sus redes ya que el disfrute de la pureza del arte queda en un segundo plano subyugado por los fríos planes y las arriesgadas predicciones del espectador, que destilan dramatismo durante toda la función, una función que, no lo olvidemos, dura la friolera de cuatro días por arte y gracia del circo moderno y los gerifaltes que lo manejan.

 

Nos encontramos ante un “guilty pleasure” que hace perder el oremus a cualquiera que caiga en sus redes ya que el disfrute de la pureza del arte queda en un segundo plano subyugado por los fríos planes y las arriesgadas predicciones del espectador

 

Hablamos de un circo al que no se va cogido de la mano de una sufrida madre, sino de la de un grupo de iguales que acaba conformando una heterogénea mezcla en la que todos tienen perfecta cabida, y es que el reclutamiento abarca desde los inevitables e insufribles cuñados, hasta los más irrelevantes compañeros de trabajo, sin olvidar unos amigos, que aparcan su condición de tales en cuanto empieza la función y comienza el desafío grupal.

No, aquí no hay que desplazarse hasta una agreste y pedregosa carpa de las afueras, todo se desarrolla al calor y el confort del ordenador de tu habitación donde sólo necesitas conexión a internet y descargarte una moderna e intuitiva app que reproduce una suerte de zoco donde se mercadea con contorsionistes, magos, titiriteros, malabaristes, payasos y todo tipo de artistas y donde antes de entrar es mejor dejar a un lado filias, fobias y sentimentalismos en general que nos alejen de la razón y que hasta la llegada de este circo a la Ciudad, eran lo único que daba sentido al proceder del aficionado medio.

 

Todo este cuadro acaba conformando una fórmula que consigue superar la decadencia que rezuma el circo tradicional y actualizarlo, reconviertiendo el espectáculo en una nueva versión que cada día tiene más adeptos

 

Y en medio de todo este guirigay, emergen entramados web en los que gurús, especuladores, gafes y algún que otro pureta, analizan, recomiendan y comentan el programa semanal detrás de páginas con sugerentes y atractivos nombres como la web de referencia en estos temas,  Comuniate, quiénes buscan  predecir, de una forma aséptica, que acróbatas, trapecistas y domadores saltarán a la arena y que suerte correrán, atreviéndose a aventurar cuales de ellos serán los más productivos y por ende, por cuales de ellos conviene apostar ya sea a corto, medio o largo plazo para alcanzar la gloria.

Y así pues, todo este cuadro acaba conformando una fórmula que consigue superar la decadencia y la obsolescencia que rezuma el circo tradicional y actualizarlo, reconviertiendo el espectáculo en una nueva y dinámica versión que cada día tiene más adeptos y a los que ya únicamente les restaría poner el pan sobre la mesa para dar la razón dos milenios después a la sátira de Juvenal.