Pasaportes

La metamorfosis de Fer López

A Madroa es una de las canteras más prolíficas de España. Llegar a Primera División es algo con lo que sueñan todos los chicos que juegan al fútbol. En Vigo, por supuesto, también. Hay quiénes, pese a una enorme calidad, se quedan por el camino; y hay otros a los que les sonríe la suerte. Fer López (Madrid, 2004) parecía destinado a ser de los primeros. Pero un futbolista así, que en cuanto toca el balón encandila al aficionado, no podía perderse antes de dar el salto. El delantero atiende a Panenka tras finalizar su entrenamiento en la Ciudad Deportiva Afouteza. “¿Qué tal, cómo estás?”, saluda educado al otro lado del teléfono. A sus 20 años, acaba de aterrizar en el vestuario del Celta y su gran rendimiento le ha llevado a conquistar en febrero el Jugador del Mes de la Afición del club, por delante de Iago Aspas y Fran Beltrán.

¿Cómo estás viviendo estos primeros meses desde tu debut?

Estoy muy contento, estoy cumpliendo el sueño que tenía desde pequeño, que era jugar en el primer equipo del Celta. Hacerlo, además, con mis amigos, con los que he compartido vestuario desde la cantera, es muy especial. 

Fer López debutó como profesional en un duelo de Copa del Rey el pasado 30 de octubre contra la UD San Pedro. Jugó 45 minutos y se mostró agradecido por la oportunidad. Más tarde, en segunda ronda de la Copa, destrozó al Salamanca UDS con dos goles en una victoria por 0-7. “Fue muy especial, estaba mi familia en el campo. No fueron goles tan importantes, ya que fueron el sexto y el séptimo, pero los primeros nunca se te van a olvidar”. En Liga, la oportunidad le llegó ante el Mallorca y se lesionó antes de llegar al descanso, siendo sustituido por Aspas en el minuto 43. Tras mes y medio fuera de los terrenos de juego, reapareció ante el Alavés y fue sumando minutos ante Valencia y Real Betis. En el partido contra el Atlético de Madrid del 15 de febrero fue elegido el mejor jugador del Celta por su afición.

El joven delantero asegura que en el vestuario le han recibido “con los brazos abiertos”. “Siempre se han portado muy bien conmigo y con todos los chicos que hemos subido de la cantera”, agradece a los veteranos. Lo cierto es que en los últimos años han aterrizado muchos jóvenes talentos celestes al primer equipo: Javi Rodríguez, Hugo Sotelo, Pablo Durán o Alfon. “Ya nos conocemos, sabes lo que piensan y es todo mucho más fácil. Estoy muy contento de poder vivir esto con ellos”, explica. ¿Pero qué hace especial a A Madroa para que esta generación prometedora del Celta se esté colando en la élite? Fer lo tiene claro: “La forma en la que se trabaja. Se confía mucho en la cantera, se dan muchas oportunidades. Es un conjunto de cosas que hace que salgan tantos chavales”.

Pero no todo fue fácil. Fer pasó momentos muy complicados en su trayectoria en las categorías inferiores del Celta. Con un cuerpo muy delgado, sin altura y un físico difícil para competir al máximo nivel, le costó ganarse un sitio. “Era un chico muy delgadito, muy finito. Sus compañeros le sacaban una cabeza y era complicado para él competir”, recuerda a Panenka David de Dios, entrenador de Fer López en el cadete celeste. El ahora míster del Coruxo fue una de las personas que decidió que el futbolista debía salir cedido para ganar confianza y minutos:  “Fui el primero en hablar con él para que saliera, todos entendíamos que tenía que salir y jugar”. 

 

En 2020, en plena pandemia, pegó el estirón. Ganó potencia y alcanzó el 1’88 m de altura. ¿El problema? Aprender a coordinar un cuerpo totalmente diferente

 

Su sitio: el Rápido de Bouzas. Llegó en diciembre de 2019 cedido por el Celta. Víctor Rodríguez, su entrenador en el club vigués, explica a Panenka su breve paso: “Fue el año de la pandemia. Apenas estuvo tres meses, pues en marzo nos confinaron. Le costó entrar en el equipo, era difícil en dos meses ponerse de titular en Preferente”

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. El técnico gallego, aun así, asegura que demostraba una calidad técnica muy buena, aunque su cuerpo era muy pequeñito: “Destacaría su buen pase y que siempre sabía donde situarse para recibir el balón”. El ahora futbolista del primer equipo del Celta recuerda aquellos días difíciles a la perfección: “Salí cedido porque no estaba teniendo minutos en el club, me había quedado pequeño y no había pegado el estirón. Estaba sobre el metro sesenta”.

¿Cómo se gestiona mentalmente una situación así siendo tan joven?

Es frustrante, porque no puedes hacer nada. Yo siempre he intentado trabajar lo máximo para conseguir mis objetivos, pero ahí era un tema fisiológico. Solo tenía que esperar, no rendirme, y al final lo pude hacer. Siempre tuve el apoyo de mi familia. Mi madre es psicóloga y siempre me ayudó. Teníamos que centrarnos en lo que podía hacer para seguir mejorando, lo demás ya llegaría. Sin su apoyo no lo podría haber logrado. 

Tanto De Dios como Rodríguez, sus técnicos la temporada 19-20, destacan el mismo aspecto en su juego: “Su inteligencia”. “Siempre sabía donde se tenía que colocar sobre el campo para tener ventaja sobre el resto a pesar de su físico”, asegura su entrenador en el Rápido. Víctor Rodríguez explica que nunca lo vio preocupado: “Trabajaba mucho, tenía preparador físico fuera del club y siempre hablaba conmigo para saber qué podía mejorar. Siempre quería dar más”. Más tarde, cuando Fer formaba parte del Celta C, se enfrentaron en Tercera Federación. “Tenía algo especial. Ya era diferencial en Tercera RFEF”, recuerda. 

¿Siempre ha estado en ti esa tozudez para no rendirte?

Intento siempre analizar las partes de mi juego que tengo que mejorar, ya sea el físico o algún tema táctico. También suelo preguntar bastante a los entrenadores que me ven desde fuera. Es verdad que a veces hay cosas que no te das cuenta tú, así que con ellos [De Dios y Rodríguez] hablé bastante, porque aparte tampoco estaba jugando mucho con ninguno de los dos. Siempre les preguntaba qué necesitaba hacer para jugar, para mejorar, para dar el siguiente paso.

En 2020, en plena pandemia de Coronavirus, pegó el estirón. Mientras el mundo se detenía, su cuerpo evolucionó. Ganó potencia y alcanzó el 1’88 metros de altura. ¿El problema? Aprender a coordinar un cuerpo totalmente diferente. “El trabajo que hice en esos años fue fundamental con los preparadores físicos para no perder agilidad, es un cambio brusco el de crecer tantos centímetros en poco tiempo. A pesar de mi altura, me considero un jugador bastante ágil, sobre todo por la posición que tengo en el campo”, admite López. 

En 2023 empezó a tener minutos en el Celta Fortuna, el filial vigués, a las órdenes del actual entrenador del primer equipo, Claudio Giráldez. Con 19 años le tocó competir por un sitio con Raúl Blanco, entonces capitán. Fue titular en 13 de los 33 partidos que disputó la pasada campaña. En 1.466 minutos disputados, anotó siete goles y repartió tres asistencias. En verano del 2024, con varias ofertas para salir del Celta, finalmente decidió renovar hasta 2028. “Mi única opción era quedarme aquí, ya se lo había comunicado a mi agente que quería quedarme. Es donde soy feliz, con mi familia, mis amigos. Mi sueño es jugar en el primer equipo del Celta”, aseguró en una entrevista a los medios del club. Además, agradeció el apoyo de dos personas muy importantes: su madre y Claudio Giráldez. El técnico aseguraba en rueda de prensa que “tiene condiciones para jugar con nosotros, está preparado. Hay que tener paciencia y dar los pasos correctos”.

¿Qué significa Claudio para ti?

He coincidido con él desde juveniles. Desde el primer momento confió mucho en mí, quiso que volviese al club tras mi paso por el Rápido de Bouzas y es una persona fundamental en mi carrera. Le tengo mucho aprecio porque me ha dado la oportunidad de cumplir mi sueño, que es estar jugando en Primera División.

¿Qué te dijo antes de debutar?

Que jugase tranquilo. Cuando jugué mi primer partido en Liga contra el Mallorca me dijo lo mismo, que disfrutase, que jugase como yo sé y me dio toda la confianza del mundo. Siempre le agradezco mucho eso. Me deja atreverme y que intente todo.

Ahora, comparte vestuario con su ídolo desde pequeño: Iago Aspas. “Dentro del campo es como un hermano mayor, siempre me intento fijar mucho en él, en lo que hace. Me da bastantes consejos. Sobre todo me insiste mucho en que dispare abajo, porque siempre intento buscar la escuadra. Me dice que por abajo se hacen muchos más goles. Me ayuda a mejorar, a ser mejor futbolista y persona”, explica. Casualidades de la vida, Iago Aspas también estuvo cedido en el Rápido de Bouzas. En Vigo, ya empiezan a comparar sus trayectorias y sueñan con que Fer dé muchas alegrías. Él, por el momento, se centra en aprender de los veteranos como el propio ‘Príncipe das Bateas’ o Borja Iglesias: “Son gente de mucha experiencia. De quien mejor puedo aprender es de ellos porque han tenido una carrera muy larga y muy buena”, dijo en una ocasión a Celta Media. 

 

“Dentro del campo Aspas es como un hermano mayor. Me da bastantes consejos. Sobre todo me insiste mucho en que dispare abajo”

 

En diciembre, Claudio Giráldez apuntó que “su físico es bueno, pero necesita partidos en Primera RFEF, sufrir, chocar y otras cosas del juego más allá de su talento”. Fer habló para los medios del club de sus primeros meses como futbolista del primer equipo: “Al principio se nota mucho el cambio, aunque cada vez me estoy acostumbrando mejor al ritmo de Primera. En Primera Federación tienes un segundo más para pensar”. 

Además, Fer no es un futbolista cualquiera. De hecho, compagina sus estudios de Derecho y ADE con el fútbol. Por la mañana entrena en la Ciudad Deportiva y, por la tarde, se pone al día con sus tareas académicas: hacer trabajos o estudiar para los exámenes. Sus padres le empujaron desde pequeño a formarse: “Siempre me dijeron que si no estudiaba no podría jugar al fútbol. Les estoy muy agradecido que me hayan inculcado eso, creo que es algo muy importante”. Ahora, asegura entre risas, “se lo toman con más calma”.

Además, le gusta lo que estudia: “Mi padre también estudió Derecho y ADE. El mundo empresarial me gusta y me parece más sencillo de llevar. En cuanto a derecho, es más engorroso para estudiar, pero estoy muy contento porque me aporta muchos conocimientos, también a nivel personal”. Ahora, está matriculado de cuatro asignaturas por cuatrimestre: “Me he examinado de tres y las he aprobado”, dice con orgullo, “lo importante es que pueda manejarme con ellas e ir al 100%”, explica. “La semana de exámenes es un poco más complicada a nivel de entrenamientos, pero son cosas que pasan. Se pueden hacer las dos cosas perfectamente”, asegura.

 

De ser el más bajito y delgado del equipo a ser la sensación del 2025 en Vigo. “No me esperaba este cambio físico. Ahora es una auténtica barbaridad”

 

De ser el más bajito y delgado del equipo a ser la sensación del 2025 en Vigo. “No me esperaba este cambio físico. Ahora es una auténtica barbaridad. Toma muy buenas decisiones, técnicamente es muy bueno, muy fino. Tiene todas las condiciones para triunfar en un fútbol como el de hoy”, vaticina De Dios. 

Fer López es el reflejo de la constancia, del trabajo silencioso y de la paciencia recompensada. Su historia es la de un niño que soñaba con jugar en Balaídos y que, pese a  las dificultades, nunca dejó de creer en su camino. Ahora, mientras comparte vestuario con sus ídolos y se gana el respeto de la afición celeste, sigue demostrando que el talento necesita tiempo, esfuerzo y determinación para florecer. Su futuro está aún por escribirse, pero si algo ha dejado claro hasta ahora es que está dispuesto a pelear cada minuto y cada balón para llevar su sueño todavía más lejos. 

 


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Fotografías de Getty Images y de las redes sociales de Fer López.

Marc Barraca

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