Garra, raza y espíritu. Estos tres rasgos definen a todo jugador uruguayo. Por la capital del Turia han pasado futbolistas con estas características, pero algunos de ellos no supieron adaptarse al ecosistema valenciano. El delantero de 22 años, Maxi Gómez, ha sido el último en aterrizar en Manises. Llega del Celta de Vigo después de sumar 30 goles en dos temporadas. Es corpulento, luchador, con calidad en su pierna derecha y demuestra dotes de gran cabeceador. De hecho, gran parte de sus goles en Balaídos fueron así. Él ahora es el encargado de cambiar la dinámica de los refuerzos ‘charrúas’ en Valencia.
Héctor Núñez Bello (1958-1965)
El delantero llegó al Valencia en 1958 con 22 años, procedente del Nacional de Montevideo, donde logró levantar el título de liga de su país en 1956 y 1957. Demostró ser un hombre comprometido ya que permaneció durante siete temporadas. Por eso fue tan querido por la afición. De hecho, recibió los sobrenombres de ‘Palomo’ o ‘Pichón’ por sus vuelos y remates de cabeza. Pero no fue hasta la 60-61 cuando realmente comenzó a tener un protagonismo real en el Valencia, jugando 33 partidos y anotando 19 goles. En las dos campañas siguientes consiguió dos Copas de Ferias de manera consecutiva, compartiendo vestuario con futbolistas de la talla de Waldo o Ribelles. Se despidió por un tiempo del valencianismo en el 65, acumulando 181 partidos jugados y 72 goles. Como entrenador volvió a Mestalla en la temporada 1993-1994, en un año de mucha convulsión, ya que el club tuvo hasta cuatro técnicos diferentes. El ‘charrúa’ duró tan solo diez jornadas al frente del equipo. Posteriormente, ganó la Copa América con Uruguay en el 95.
Fernando Morena (1980-1981)
El 17 de diciembre de 1980 quedará para siempre grabado en la memoria del ‘killer’ uruguayo. Su gol frente al Nottingham Forest fue decisivo para que el Valencia lograse su primera Supercopa de Europa. De hecho, fue el primer equipo español en hacerlo. Llegó en el verano de ese mismo año procedente del Rayo Vallecano donde, a pesar de sus 20 goles, no pudo evitar el descenso a Segunda. Sin embargo, el destino le aguardaba un ataque letal junto a Mario Alberto Kempes en Mestalla. El ‘Potrillo’ y el ‘Matador’ eran una pareja que se entendía a la perfección. Mientras el argentino buscaba el espacio, el uruguayo cabeceaba y remataba todos los balones que encontraba en el área. No obstante, en marzo del 81, el club ‘ché’ decidió vender a Kempes a River Plate y el ‘charrúa’ se quedó solo el resto de la temporada. Desafortunadamente, en la jornada 32 le expulsaron y se perdió lo que restaba el campeonato por sanción. Su despedida fue agridulce pero aun así logró ser el máximo goleador del equipo con 24 goles. Después de aquella temporada, se marchó a Peñarol donde es ídolo por, entre otras cosas, ser el máximo goleador del Campeonato Uruguayo con 230 tantos.
Wilmar Cabrera (1984-1986)
El artillero uruguayo se formó en el Nacional de Montevideo donde logró la Libertadores, la Copa Intercontinental y el campeonato de liga de su país en apenas seis años en el equipo. Tras esta etapa, fue un fichaje de renombre para Millonarios y una temporada después reforzó las filas valencianistas. El club se encontraba en una época de pocos menesteres económicos y la inversión de 60 millones de pesetas por Wilmar fue de las únicas que se observaron en esos años. Sus dos temporadas no fueron buenas y en parte fue por la constante participación con su selección. En la primera anotó 13 goles en 29 partidos disputados, pero se perdió casi la mitad de la temporada por asistir con Uruguay a la fase de clasificación para el Mundial de México’86. En la segunda fue peor. Los problemas económicos en la entidad acrecentaron y Wilmar no pudo evitar el desastre del descenso a Segunda en 1986. Anotó once goles en 28 partidos, pero también se marchó en esta segunda campaña para preparar el Mundial con la ‘Celeste’. El Valencia quiso retenerlo, pero la economía del conjunto ‘ché’ obligó a dejarlo ir.
Miguel Ángel Bossio (1986-1991)
Después de unos años de convulsión económica dentro del club, el Valencia decidió renovarse y apostar alto por volver a la élite. El mediocentro Bossio fue uno de estos refuerzos, en tiempos de Alfredo Di Stéfano en el banquillo, quien sabía de la importancia de regenerar un equipo hundido, con el objetivo de regresar a Primera. El uruguayo era jugador todoterreno que no concedía demasiados lujos en el centro del campo. Además, aportaba mucha experiencia a sus 26 años en un equipo joven donde él era el único futbolista extranjero. Esa temporada disputó 41 partidos y tan solo se perdió tres. Su coraje y garra contagiaron a una afición que vio cómo su equipo quedó primero y ascendió de nuevo a la máxima categoría del fútbol español. Bossio se quedó en el club cuatro temporadas más, pero su protagonismo fue yendo a menos. Cumplidos los 30 años, el ‘charrúa’ fichó por el Sabadell dejando una huella imborrable en el valencianismo.
Nico Olivera (1997-1999)
El fichaje de Valdano. El entrenador argentino aterrizó en Valencia con las ideas claras con su sistema y los jugadores que quería emplear para ello. Nico era uno de sus objetivos. 19 años, mediapunta de baja estatura, habilidoso y con velocidad. Sin embargo, el repentino cese del técnico dejó sin sitio al joven ‘charrúa’. La llegada de Claudio Ranieri, con unas ideas totalmente opuestas a Valdano, tampoco contribuyó a que tuviera más minutos. En invierno del 98 se marchó traspasado al Sevilla.
Diego Alonso (2000-2001)
Delantero luchador y con más relevancia en los partidos de Champions que en los de Liga, en su único año en el conjunto valencianista. Llegó procedente del Gimnasia y Esgrima de La Plata argentino donde marcó 17 goles en 32 partidos. No acabó de asentarse con el equipo ‘ché’ pero sus seis goles en 12 partidos en la máxima competición continental aseguraron una final y un subcampeonato con Héctor Cúper en el banquillo. Acabó jugando en clubes españoles como el Atlético o el Racing de Santander.
Gonzalo de los Santos (2001-2006)
El mediocentro uruguayo fue uno de los artífices de la Liga que consiguió el Valencia en la temporada 2001-2002, 31 años después de ganar la última, con Rafa Benítez al mando. El entrenador madrileño confió en el ‘charrúa’ para su centro del campo y surgió su efecto. En su primer año disputó 21 partidos oficiales en una plantilla donde él entraba en la rotación con Albelda y Baraja, jugadores indispensables para Benítez. Su siguiente temporada fue irregular, como la de todo el Valencia en conjunto, pero aun así jugó 23 partidos. En la tercera, se marchó cedido al Atlético de Madrid, donde disputó 32 encuentros y se confió más en él. En 2004 regresó al Valencia, coincidiendo con el retorno de Claudio Ranieri al club ‘ché’. Tal y como sucedió con Nico Olivera, el técnico italiano no dio opción a De los Santos y volvió a marcharse de préstamo al Mallorca. En su última campaña como jugador valencianista no entró en los planes del entrenador Quique Sánchez Flores y acabó desvinculándose de la entidad de la capital del Turia.
Néstor Fabián Canobbio (2003-2004)
Rafa Benítez no lo quiso desde un primer momento. El técnico madrileño pidió a la directiva un jugador de banda con unas determinadas características y el ‘charrúa’ no las cumplía. Fue un refuerzo que dio descanso a Vicente Rodríguez en el perfil izquierdo. Disputó 21 partidos y contribuyó al doblete histórico (Liga y UEFA) del club ‘ché’. Acabó firmando la temporada siguiente por el Celta de Vigo.
Mario Regueiro (2005-2007)
Habitual en las alineaciones del Racing de Santander durante las cinco temporadas que estuvo en El Sardinero. Llegó al Valencia, tal y como hizo Cannobio, para ayudar a Vicente en la banda izquierda de Mestalla. Con experiencia, muy habilidoso y con tendencia a colgar centros al área continuamente. La primera campaña disputó 24 partidos y anotó tres goles, dado que Vicente fue irregular por sus constantes lesiones. En su segunda temporada se discutía su continuidad, finalmente se quedó y una lesión muy grave le apartó de los terrenos de juego. Su participación fue escasa. En el verano de 2007 se marchó al Murcia.
Fabián Estoyanoff (2005-2008) y Nacho González (2009-2011)
Ninguno de los dos centrocampistas uruguayos llegó a disputar un solo partido con el Valencia. Estoyanoff estuvo solo once días en la capital del Turia, luego se marchó cedido hasta a cuatro clubes en tres años: Cádiz, Deportivo de la Coruña, Valladolid y Peñarol. Después acabó yendo libre al Panionios griego. Por su parte, Nacho González estuvo marcado por las lesiones y acabó saliendo en préstamo al Levadiakos heleno y al Levante, antes de que el Standard de Lieja adquiriera los servicios del jugador en el verano de 2011.