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Sergio Akieme: “Tenemos que ser felices más allá del fútbol”

El lateral de 26 años milita en el Stade de Reims desde febrero, tras una trayectoria rocosa que le hizo pasar por la suplencia en el Rayo, una temporada en el Barça que le marcó y finalmente el protagonismo en la élite con el Almería

Akieme

En febrero, a mitad de temporada, fichaste por el Stade de Reims, y debutaste pocos días después de llegar. Además, es la primera vez que juegas fuera de España. ¿Cómo está siendo tu adaptación a tan corto plazo?

Siento que me está yendo bien. Creo que antes que adaptarme al equipo lo más importante es adaptarme al país. Como dices, no había salido nunca de España. Es complicado llegar a un país nuevo en el que las costumbres no son las mismas, ni la climatología, pero tanto yo como mi familia nos hemos adaptado bien. En el equipo me entiendo bastante con todos, comprendo un poco el francés y lo estoy estudiando. Además, la gente se esfuerza por hablar en español conmigo. Eso me permite adaptarme más rápido.

¿Qué cambios has visto a nivel de juego entre la Ligue 1 y La Liga?

La francesa es una liga muy competitiva. A diferencia de España, veo una liga con muchos más duelos. Eso puede ser más vistoso para el espectador, porque cualquier equipo tiene posibilidades de ganar. En general, es una competición bastante intensa. He llegado a un equipo que tiene mucha calidad y es capaz de todo.

Te formaste en el Rayo Vallecano, donde pasaste seis años, entre 2013 y 2019. Con su juvenil ganaste la Liga y la Copa del Rey, pero no llegaste a tener continuidad en el primer equipo. ¿Por qué costó tanto hacerse un hueco?

Cuando eres joven tienes que sufrir un proceso de adaptación, y el mío duró demasiado. Estuve dos años con ficha del primer equipo y nunca conseguí ser titular. Depende de los momentos del equipo, de las oportunidades que tengas. En mi posición de lateral izquierdo estaba Álex Moreno, que ahora juega en el Aston Villa. Era muy bueno, como lo es ahora. Se perdía muy pocos partidos y apenas daba oportunidades, y eso dificultaba que yo pudiese ir entrando poco a poco en el equipo.

¿Qué supuso para ti mentalmente aquella situación? ¿Qué hacías para mantener la motivación pese a jugar muy poco?

El fútbol son momentos. Hay momentos en los que juegas y otros en los que no. Sobre todo, intentaba trabajar, cuidarme y hacer todo lo que estuviese en mi mano para jugar. A lo que no estuviese en mi mano, intentaba restarle importancia. Al final el fútbol es un deporte, y más allá de él tenemos que vivir y ser felices. Una vez que hacía todo mi trabajo y tenía la conciencia tranquila, intentaba despejarme y esperar mi momento.

 

“Quedarse en el Barça sería lo mejor que le podría pasar a cualquiera. Pero por circunstancias futbolísticas y contractuales, no siempre se puede hacer lo que uno quiere. Me tuve que marchar”

 

Junto a tu agente, buscaste salir para tener más minutos y en 2019 llegaste al filial del FC Barcelona. ¿Cómo viviste ese salto? ¿Qué diferencias hay entre equipos como el Barcelona y otros como el Rayo o el Almería, donde estuviste antes y después?

Fueron muchos cambios. Primero, porque en el Rayo Vallecano estaba en Primera División, y llegué al filial del Barça, en Segunda B. Por otro lado, llevaba dos años sin jugar prácticamente nada y me fui al Barça B a jugarlo todo. Pero creo que todo fueron cambios a mejor. A pesar de ir de Primera a Segunda B, fue un paso adelante en mi carrera porque el filial del Barcelona es algo increíble, es otro mundo. A pesar de ser de Segunda B, es prácticamente un equipo profesional, un equipo muy vistoso. Tienes a muchos clubes observándote y te puedes mostrar a todo el mundo. Es una oportunidad para crecer futbolísticamente y para dar el salto que yo buscaba, que era poder asentarme en el fútbol profesional.

¿Cómo fue tu incorporación, después de tanto tiempo sin competir?

Al principio, tenía dudas, llevaba dos años sin jugar. En mi primer partido pensé: “Madre mía, no me acuerdo de cómo jugaba, de cómo era yo”. Pero el entrenador, García Pimienta, me dio mucha confianza y rápidamente volví a sentir que era lo que siempre he sido, lo que me hizo llegar al primer equipo del Rayo.

¿Qué clase de entrenador es García Pimienta?

Ante todo, es muy buena persona, y además un gran entrenador. Está logrando éxitos increíbles con Las Palmas en Primera, y en Segunda B hicimos una temporada muy buena. Finalmente perdimos en la final del play-off de ascenso a Segunda, pero en general el año fue bueno. Más allá de los resultados del equipo, supo sacar el mejor rendimiento de cada uno de los futbolistas. Muchísimos de esos jugadores luego dimos el salto al fútbol profesional y algunos llegaron al primer equipo del Barça.

En tu etapa en el Barcelona, entrenaste con el primer equipo y cuando se lesionó Jordi Alba fuiste convocado por Setién para dos partidos, uno contra el Eibar y otro de Champions contra el Nápoles. ¿Puedes contarnos algo sobre esa experiencia?

Es uno de los momentos más inolvidables que he vivido como futbolista. Son de esas cosas que te regala el fútbol, una experiencia impresionante que me quedo para mí.

¿Te hubiera gustado estar más tiempo en el Barcelona?

Claro. Quedarse en el Barça sería lo mejor que le podría pasar a cualquiera. Pero por circunstancias futbolísticas y contractuales, no siempre se puede hacer lo que uno quiere. Me tuve que marchar para dar el paso al fútbol profesional y así fue. Disfruté la etapa en el Barcelona y me la quedo como recuerdo.

¿Sentiste más bien ilusión o presión por la oportunidad de jugar en un club de la talla del Barça?

Más ilusión. Cuando vas al Barça sabes que tienes esa presión de los equipos grandes, que tienes que ganar todos los partidos y tienes que jugar bien. Pero cuando fui, era consciente de ello y, por tanto, iba mentalmente preparado. Al principio mi duda era el rendimiento que podía dar, más que lo que el club y la afición me iban a pedir.

¿Qué te llevas de tu etapa en el Barça?

Sobre todo, recuerdos maravillosos. De ir convocado con el primer equipo, de lo bien que estaba en la ciudad. Me llevo a muchos compañeros que jugaron conmigo en el Barça B y, sobre todo, miembros del cuerpo técnico y del equipo médico. Cuando jugaba en España me seguí encontrando con ellos. En el fútbol te quedas con las personas a las que conoces, con las que te toca convivir. En el Barcelona estuvimos muy bien.

En 2020 llegaste al UD Almería. Ahí fuiste importante para el primer equipo, con 125 partidos disputados y el ascenso a Primera División en 2022. ¿Qué fue lo que te permitió consolidarte y tener continuidad en la élite?

Principalmente, la misma razón por la que fui: el proyecto. No conocía mucho al Almería, pero Turki Al-Sheikh, de la mano de Joao Gonçalves y Mohamed El Assy, me explicaron lo que tenían en mente. Estaban en Segunda División y querían dar el salto a Primera. Tenían jugadores jóvenes que querían revalorizar para venderlos en el futuro. Cuando llegué, vi que ese proyecto realmente era verdad y lo podíamos cumplir. Y lo hicimos. Tanto ascender a lo más alto, como mantenernos, como la revalorización de jugadores y muchas ventas que permitieron que el club siguiera creciendo.

 

“Fue difícil dejar todo lo que tenía en Almería. Los aficionados se convirtieron en amigos. Lo sigo echando de menos, porque sé que en Almería he vivido cosas que solo voy a vivir ahí”

 

¿Cómo vivisteis el ascenso a Primera?

Es inexplicable. Vivir un ascenso es de las cosas más bonitas que te da el fútbol, y aún más por cómo pasó. Ascendimos prácticamente en el último minuto. Había mucha tensión y también se sufre mucho, pero fue un final feliz que nos permitió meternos en la élite.

Actualmente, el Almería se encuentra en una situación complicada, siendo el último clasificado de Primera División. ¿Te pesó dejar el club a mitad de temporada y en esas circunstancias?

Sí, porque durante todos estos años Almería ha sido mi casa. Me pesó mucho. Las oportunidades que te da el fútbol, te las da pocas veces, y tienes que aprovecharlas. Pero fue difícil dejar todo lo que tenía ahí, lo bien que vivía, las personas que conocí, los aficionados que se convirtieron en amigos. Lo sigo echando de menos, porque sé que en Almería he vivido cosas que solo voy a vivir ahí.

¿Como cuáles?

Cosas cotidianas: aficionados que son tus vecinos y tus amigos, o simplemente bajar a sacar al perro. Almería es una ciudad muy simple, con gente muy extrovertida, con una afición que más que una afición son personas con las que te relacionas. Es una ciudad pequeña y te encuentras con ellos a menudo. Te sientes como en casa, y en pocos sitios puedes sentirte así.

En el Rayo Vallecano, ¿qué relación tuviste con la afición?

Me fui del Rayo cuando era joven, pero he crecido ahí. Nunca había sido de ir a estadios, pero en el del Rayo alucinaba. Disfrutaba de ir a Vallecas a ver los partidos desde la grada, siendo jugador y al no estar convocado. Disfrutaba de ver a la afición y a los ‘Bukaneros’. El club me cuidó, me esperó. Le tengo mucho cariño, sobre todo a la afición y a los trabajadores, porque he crecido con ellos. De las categorías inferiores llegué al primer equipo, y fueron muchos años ahí.

¿Por qué te decidiste por Francia y el Stade de Reims?

Me atrajo el proyecto. Se parece a la idea del Almería, con jugadores jóvenes que quieren revalorizar para hacer crecer al club. El Stade de Reims está en ese proceso de crecimiento, y funciona bien. Estoy contento de haber venido porque siento que su proyecto se puede cumplir.

¿Te ves jugando fuera de España durante mucho tiempo?

Sí, por qué no. No cierro las puertas a nada. Cuando tomé la decisión de venir a Francia fue porque creía en un proyecto y quería formar parte de él. Eso supone un tiempo de adaptación, tanto para mí como para el club. Mi idea es seguir aquí y ver hasta dónde podemos llegar.

 

“Nunca había sido de ir a estadios, pero en el del Rayo alucinaba. Disfrutaba de ir a Vallecas a ver los partidos desde la granda. Le tengo mucho cariño a la afición y a los trabajadores, he crecido con ellos”

 

¿Qué sientes al salir de tu zona de confort de esta manera?

Es un reto que me apasiona. Aunque es un proceso que no es fácil de vivir, es enriquecedor tanto personal como futbolísticamente. Tengo ganas de afrontarlo.

¿Cuáles son los objetivos para esta temporada?

Ahora mismo estamos trabajando para ganar partidos. En esta liga cualquiera puede ganar. Vamos novenos. Cuando llegué, el club iba sexto. Una vez que te sitúas entre esas posiciones, está todo tan igualado que una victoria más o menos te puede llevar a Europa, a Conference o quién sabe a dónde. No nos ponemos límites. Lo primero es sumar puntos, meterse en esa zona alrededor de la sexta plaza y quedar lo más alto posible.

¿Te gustaría volver a jugar en España?

No lo sé, la verdad. No sé qué me depara el futuro, todavía soy joven y me quedan años por jugar. De momento, me gustaría conseguir logros aquí y ver hasta dónde puedo llegar. En España ya sé cómo se vive y cómo es el fútbol, y me gusta mucho. Pero ahora estoy con la cabeza en otro sitio.

 


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Fotografías de Getty Images.