De la bici al balón
Giorgio Squinzi hace años que cambió la bicicleta por el balón, y la jugada le ha salido bien. Su padre, Rodolfo, fundó la empresa de materiales para la construcción llamada Mapei. Durante finales de los años noventa, fue uno de los principales equipos del pelotón. Ahí estaban Tony Rominger, Johan Museeuw o Paolo Bettini, llevando el nombre de Mapei a lo alto del ciclismo. Squinzi en 2002 se convirtió en el dueño del Sassuolo. Pese a no ser el equipo de sus amores, pues lo es el Milan, decidió invertir en el ámbito futbolístico tras dejar de lado las bicis. Desde entonces la marca Mapei es el principal patrocinador del club. Poniendo nombre incluso a un estadio que está a 30 minutos de la ciudad.
Lo que está viviendo en los últimos años el Sassuolo y la ciudad es una locura. Situada en Módena, en la Emilia-Romagna, es una ciudad con algo más de 40.000 habitantes. Muy lejos de las grandes urbes italianas. Han pasado de vender tejas y cerámica por toda Europa, a ver cómo su equipo se codea con grandes clubes por el continente. La Unione Sportiva Sassuolo Calcio lleva tan solo cuatro temporadas en la Serie A. Durante este tiempo, les ha dado para sufrir en la categoría, establecerse en ella y por último meterse en la Europa League. Todo ello en tiempo récord. Pero también resulta curioso que tan solo han estado cinco años en la Serie B y dos en Serie C1 (tercera división). La pasada temporada lograron su mayor éxito deportivo: terminar sextos en Serie A. Concluyeron la campaña por encima de Milan, Lazio o Torino. Esa consecución se debe a su buen hacer en los despachos, y también a que los grandes clubes de Italia, excepto la Juventus, son más irregulares que la carrera de Quagliarella.
Di Francesco: el arquitecto
La obra del Sassuolo tiene muchos protagonistas. Desde el propietario, Squinzi, pasando por el presidente, Carlo Rossi, hasta el entrenador, Eusebio Di Francesco. De padre futbolista, Federico, el bueno de Eusebio a sus 47 años está haciendo una gran carrera como técnico. Al igual que su progenitor también fue jugador. Era mediocentro y debutó en el Empoli, pasó por clubes modestos y jugó más de 100 partidos con la Roma. Estuvo presente en aquella plantilla que conquistó su tercer y último Scudetto. Incluso llegó a disputar varios encuentros con la selección italiana. Su carrera como entrenador es corta. Ha pasado por Virtus Lanciano, Pescara (aquí es sustituido por Zeman), Lecce y Sassuolo. Llega a la Emilia-Romagna en 2012, y en su primera temporada asciende de forma histórica al equipo neroverdi.
Pero entrenar en Italia no es fácil. Tras un arranque malo, algo lógico para un recién ascendido, Di Francesco fue cesado a la 21º jornada. El entrenador que había logrado lo que ninguno antes, era despedido ante un nivel de exigencia desmedida por parte del Sassuolo. Su sustituto fue Alberto Malesani, pero tan solo estuvo cuatro jornadas. Para la 27º volvió Di Francesco al banquillo. Este suele ser un movimiento habitual en el Calcio. Con la misma rapidez en la que uno es fulminado, vuelve a recibir una redención. A su vuelta salvó la categoría de forma milagrosa. En la siguiente temporada mantuvo al Sassulo en mitad de tabla, y la pasada volvió a obrar un nuevo milagro al clasificarlo por primera vez en su historia para una competición europea.
No hay nadie más italiano
Que en las plantillas de la Serie A cada vez hay menos jugadores nacionales no es ninguna novedad. De hecho, es todo un drama. Esto hace que a la larga la selección lo note, ya que si sus clubes no apuestan por jugadores italianos, su papel en la Eurocopa o Mundial se verá afectado. Si observamos la cantidad de extranjeros que hay en los equipos de Serie A, veremos como el Sassuolo es el que menos tiene. Concretamente tiene 4 jugadores de 26 foráneos, para un 15.4%. En el otro extremo se encuentra la Lazio, que tiene un 80.6% de sus jugadores extranjeros. De cerca le siguen otros clubes importantes como Inter, Roma, Fiorentina, Napoli y Juve.
En la actual plantilla Acerbi es el único que va con la selección absoluta. Berardi, aún en edad sub-21, no ha debutado aunque no tardará en hacerlo. Al igual que Federico Ricci, el prometedor jugador cedido por la Roma. Hace no tanto jugaban para el Sassuolo jugadores como Zaza, Nicola Sansone o Pavoletti que ahora van con Italia. En tan solo cuatro años en la élite del fútbol italiano, lo que está consiguiendo el Sassuolo es asombroso. Se ha establecido en la Serie A e incluso contribuye a la selección italiana.
Gran gestión deportiva
La plantilla del Sassuolo no es ninguna locura, pero está bien planificada. En la portería está el consagrado Andrea Consigli, un portero de nivel que no llega a la treintena. En el ámbito defensivo encontramos a veteranos de guerra como Paolo Cannavaro o Federico Peluso, además del internacional Acerbi o el joven español Pol Lirola. En el centro del campo destaca Alfred Duncan, han pagado seis millones por el ex del Inter. Pero es un posiciones de ataque donde reside su mayor potencial. Al talento de Berardi debemos sumar al francés Defrel, el clásico Alessandro Matri o la apuesta por el perfil modesto con Antonio Ragusa. La entidad se aventura con jóvenes jugadores italianos para que sean el baluarte de los próximos años.
No todo es una buena gestión en los fichajes, el gran mérito del Sassuolo está también en el precio que saca a sus ventas. Este mismo verano han volado hacia España Sime Vrsaljko por 16 millones y Nicola Sansone por 13. Pero años atrás sucedía algo parecido con Zaza, vendido a la Juve por 18 millones, o Antonio Sanabria, a la Roma por 6.2. Mientras sigan sacando este rendimiento económico, y Mapei siga por detrás, no tienen de qué preocuparse. Además, viendo como está los dos equipos de Milán no es ninguna enajenación pensar que podrían rozar las plazas europeas casi cada temporada. Es un equipo preparado para el presente pero diseñado para el futuro.