Es la democracia que nos dimos entre todos: cínica e imperfecta. Es la democracia que brilla en los sorteos de Champions. Un vestido de corte fino, idílico y utópico, que muchas veces no cabe. Y da igual, porque lo importante es quejarse de que, otro año más, nos han engañado.
Los sorteos de Champions, como el que esta tarde repartirá a 32 clubes en ocho grupos, mantienen intacta la esencia de cualquier sorteo: conducir a la gente a la frustración. Cuatro bombos de mayor a menor peso continental, cruces imposibles por razón de nacionalidad, más porcentajes que en un sondeo del CIS… Y todo para que tu equipo las acabe pasando putas en cualquier desplazamiento, deba ganarlo todo en casa y la clasificación para octavos sea un trámite porque por-historia-hay-que-estar-
Los sorteos enganchan, fundamentalmente, porque alguien gana y alguien pierde. Y nada une más que el odio. El grupo del campeón es sencillo pero el tuyo es el de la muerte. Al vecino le espera el viaje más “largo” (sin los rusos, el comodín del “frío” ha bajado enteros) pero a ti te visita el equipo revelación del año pasado. Gestos agrios, bolas calientes y “¡UEFA MAFIA!” antes de que ruede el balón. Maravilloso.
Es la gracia, no obstante, de cualquier sorteo. Sigues ahí, con la misma emoción que el año pasado, esperando a que esta vez te toque el premio gordo. No hay mayor emoción que desear algo muy fuerte y no hay mayor decepción que descubrirlo en las manos de otro. Los sorteos nos enervan y nos fascinan. Nos aturden y nos hacen soñar. Son mágicos. Un día estás haciendo de maestro de ceremonias y al otro presidiendo la FIFA.
Sigues ahí, con la misma emoción que el año pasado, esperando a que esta vez te toque el premio gordo. No hay mayor emoción que desear algo muy fuerte y no hay mayor decepción que descubrirlo en las manos de otro
Al menos Carmen Sevilla se preocupaba por ti. Su Telecupón te quitaba las perras con arte. Una folcórica simpática, llamadas por teléfono a puerta fría, mujeres florero y un videojuego llamado Hugo llenando tu televisor de tubo en prime-time… Había en ese plató más cultura popular noventera que en una clase de la EGB.
Pero no menospreciemos lo que tenemos. Porque el próximo año vamos a necesitar un manual de instrucciones. Hay exfutbolistas que ya están hincando el codo por si les toca salir al escenario a desenroscar bolas. La Champions 24-25 será la primera con 36 equipos, formato suizo, ocho partidos sin repetir rival y play-off para avanzar. Y ojo que no haya que aprender árabe y lamentar un Al-Nassr-Royal Antwerp en alguna de previa. Si algo nos ha enseñado el negocio del fútbol es que siempre puede ir a peor. Disfruten lo sorteado.
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Fotografía de Getty Images.