Ver a Mason Mount ganar la Champions League con el Chelsea era lo mismo que presenciar los besos de Seb y Mia en La La Land. Toda una representación de las cosas que están bien en esta vida: el amor y los sueños cumplidos. “De niño soñaba con llegar a la final, ganarla y conquistar el trofeo: eso es lo que quiero, eso es lo que significa este club”, declaró el futbolista en mayo de 2021 después de ganar al Manchester City en Oporto. Sus lágrimas y su voz entrecortada delataban su emoción junto a la del público, con la excepción de la afición ‘citizen’. El niño que creció con la imagen de John Terry levantando la Copa de Europa tuvo el privilegio de recrearla nueve años después.
Mount no sabía lo que era ganar títulos a nivel de clubes hasta 2021, cuando conquistó la Copa de Europa. Una entrada por todo lo alto. Un éxtasis sólo comparable al beso de Seb y Mia en el Observatorio Astronómico. Siendo un niño el británico creció admirando a Andrés D’Alessandro por las aventuras que vivió en el Portsmouth FC, el conjunto de su ciudad natal. Sin embargo, todo cambió en 2005, cuando se incorporó a la cantera del Chelsea. A partir de ahí la sangre del internacional británico dejó el rojo de lado para dar paso a la azul, no por pertenecer a la realeza, aunque formar parte del conjunto ‘blue’ significase eso para él. Londres se convirtió desde bien temprano en su Ciudad de las Estrellas.
Pero antes de triunfar en su ansiado club, Mason Mount tuvo que trabajar duro, tal y como les sucedió a Seb y Mia. El fútbol, la música y el cine tienen un importante nexo de unión más allá de su expresión artística: el talento no siempre es suficiente. La cantidad de horas dedicadas al perfeccionismo no tienen por qué traducirse en éxitos. A veces es más importante saber estar en el lugar y el momento adecuados. Los protagonistas de La La Land y Mount reflejan la fortuna de poder saborearlo. Para ello, el internacional británico tuvo que pasar por dos cesiones. La primera, en los Países Bajos, de la mano del Vitesse. Allí consiguió ser el mejor jugador del club -en la temporada 2017-18- y colarse de lleno en el once ideal de la Eredivisie. En cambio, un curso más tarde, tuvo que hacer las maletas hacia el Derby County, donde con 19 años se convirtió en uno de los imprescindibles de Frank Lampard.
Siendo un niño creció admirando a Andrés D’Alessandro por las aventuras que vivió en el Portsmouth, el conjunto de su ciudad natal. Sin embargo, todo cambió en 2005, cuando se incorporó a la cantera del Chelsea. A partir de ahí su sangre pasó al azul
Los astros se alinearon en el caso de Mason Mount. El Chelsea apostó para la temporada 2019-20 por Lampard como técnico y, ante la imposibilidad de fichar jugadores por sanción, tiró de cantera. El paso del ídolo ‘blue’ por los banquillos no fue tan bueno como el que tuvo por el césped, pero con la llegada de Thomas Tuchel en enero de 2021, la situación cambió poco para Mount. Entró en los planes del artífice de la segunda Champions ‘blue’ y respondió. El internacional británico, además de ser un niño que soñaba con el azul, también era un hijo de la ruina. Una semilla que crecía entre las grietas de un asfalto dañado. Mason cantaba City of Stars, abrazando a través de sus asistencias y goles el amor y los sueños cumplidos tan anhelados desde pequeño.
En la temporada 2021-22 se quedó a las puertas de la FA Cup, en lo futbolístico todavía no era otoño en la Ciudad de las Estrellas. No era la misma situación en el palco, ya que con el inicio de la guerra de Ucrania, en mayo de 2022 Román Abramovich vendió el club a un nuevo grupo de propietarios liderado por Todd Boelhy. Los copos de nieve ocuparon el césped en el siguiente curso, ya que Tuchel fue sustituido por Graham Potter. Los ‘blues’ nunca despegaron con el exentrenador del Brighton. Por ello, Boelhy y compañía creyeron oportuno rascarse al bolsillo. Llegaron figuras como Mykhailo Mudryk y João Félix a la capital del Reino Unido, algo que relegó al verdadero ‘blue’ a un segundo plano. Su rendimiento decayó, algo que le ha costado caro: su salida.
Técnicamente, Mason Mount puede seguir triunfando lejos del Chelsea. Quién sabe si contará con una segunda parte en el conjunto londinense. No obstante, su marcha del club ‘blue’ es el final de La La Land. En las salas de cines, todos los espectadores queríamos ver a Seb y Mia cumpliendo sus sueños en familia, con un bebé creciendo si podía ser. Pero la relación se acabó y nos dejó con la expectativa incumplida de lo que podría haber sido. En Stamford Bridge, la afición deseaba que Mount fuera el nuevo gran ídolo que llegó a ser Lampard, que portara en un momento dado el brazalete de capitán. La diferencia principal consiste en que, mientras los protagonistas de la película de Damien Chazelle se separaron para poder cumplir sus sueños, a Mount le han invitado a irse a costa de arrebatarle el que estaba viviendo. Hollywood y el fútbol son dos profesores con cierta maldad: te enseñan con alevosía qué es la felicidad hasta el punto de obsesionarte con ella, pero no te preparan en ningún momento para el dolor.
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Fotografía de Imago.