“Porque la vida creo que va por ahí, reinventarse constantemente”. Con esta simple frase del ‘Cholo’ Simeone tras un partido frente al Alavés del pasado mes de octubre, uno puede comprender de una forma un poco más sencilla el momento por el que está pasando el Atlético de Madrid. En su momento, cuando uno pensaba en el cholismo más puro y duro, se imaginaba a once tíos dentro de su campo defendiendo el resultado y buscando alguna contra rápida con la que matar el partido. Pero desde hace un tiempo esto ya no es tan así. Los ‘Colchoneros’ han sufrido una metamorfosis en su juego y ahora apuestan por un estilo más combinativo y ofensivo al que nos tenían acostumbrados desde hace varias campañas. ¿El punto de inflexión? Para muchos el parón del Mundial de Catar del pasado curso. El ‘Cholo’ contó con 53 días libres para elaborar a fuego lento una receta que cambiara el rumbo del equipo. Los rojiblancos llegaron a este mes y medio de reflexión últimos en su grupo de Champions (por detrás de Bayer Leverkusen, Brujas y Porto) y ocupando una insuficiente quinta posición en liga. Entre las diferentes variantes tácticas empleadas por Simeone esa temporada estuvieron el 4-4-2, el 4-5-1 y el 5-3-2. Este último esquema fue el que se mantuvo fijo a partir de la jornada 23 del campeonato doméstico después de que en un derbi frente al Real Madrid, Reinildo cayese lesionado de gravedad y el Atlético se quedase sin un lateral de confianza para la banda izquierda. En las 15 jornadas restantes los ‘Colchoneros’ cosecharían once victorias, dos empates y dos derrotas formando siempre con este esquema de tres centrales y dos carrileros largos.
Pero, para Rubén Uría, periodista deportivo y gran conocedor del panorama ‘atlético’, el funcionamiento de este esquema no es ni ninguna casualidad ni fue algo que el ‘Cholo’ se inventara la temporada pasada. “Este ya era el sistema por el que se decantó Simeone siendo campeón en la liga del coronavirus. Por aquel entonces el lateral izquierdo era Renan Lodi y ya se jugaba con tres centrales y dos carrileros profundos. Al final es un 3-5-2 o un 5-3-2 un poquito mentiroso porque varía en función de si la fase es ofensiva o defensiva”, explica Uría a Panenka.
Samu Lino y Rodrigo Riquelme son dos jugadores, que al igual que ocurría con Yannick, poco se asemejan a la figura clásica del carrilero zurdo defensivo. Pero ya han protagonizado grandes acciones
Una de las piezas más llamativas que ha traído este esquema de dos carriles largos fue la introducida en la banda la izquierda, donde Yannick Carrasco, a partir de la grave lesión sufrida por Reinildo en marzo, se convirtió en dueño y señor de todo este costado del Metropolitano. El ‘Cholo’ puso toda su confianza sobre el belga y lo cierto es que este no le defraudó, interpretando al mismo tiempo el papel de correcaminos y de asesino silencioso entrando con su cuchillo entre los dientes por banda. Con él descubrimos un perfil un tanto inesperado, pues nos sorprendió que Simeone apostara por mirar hacia delante y no buscara un lateral más puro para esa posición. El carril izquierdo de su equipo, de repente, se convirtió en una solución más ofensiva, pero que también ayudaba en tareas defensivas cuando era necesario y que tenía la particularidad de jugar siempre a banda cambiada.
¿Y qué más aporta el hecho de tener a un carrilero diestro jugando por la izquierda? Uría lo tiene claro: “El ‘Cholo’ decide emplear este tipo de jugador para permitir diagonales hacia el centro del área, percutir a la contra con el media punta y facilitar la salida de balón del central izquierdo, en este caso Mario Hermoso, que puede encontrar a ese futbolista a banda cambiada con pases por dentro y con diagonales hacia el interior del área”.
“Simeone tiene más metros por delante y carga el área con mucha más gente, por lo que le viene bien un carrilero mucho más ofensivo”, apunta Rubén Uría
Este verano, Carrasco dejó otro vacío notable con su marcha a Arabia Saudí tras el cierre del mercado. Por sus características parecía un agujero difícil de cubrir. Tras la llegada de Javi Galán procedente del Celta, que aún así no ha logrado convencer al técnico argentino, dos jóvenes jugadores que la temporada pasada estaban cedidos en Valencia y Girona han alzado la voz reclamando la oferta de empleo vacante para el carril izquierdo de la banda del Metropolitano. Samu Lino y Rodrigo Riquelme son dos jugadores, que al igual que ocurría con el bueno de Yannick, poco se asemejan a la figura clásica del carrilero zurdo defensivo. Además, esta era una posición a la que ambos no estaban del todo acostumbrados, ya que tanto Riquelme como Lino pasaron la temporada pasada pegados a la banda izquierda, pero actuando más como extremos y siempre con la figura de una lateral cubriéndoles las espaldas.
Uría considera que en la actualidad la mentalidad del míster ha cambiado con respecto a otros años, porque antes, en los partidos importantes, Simeone siempre buscaba cerrar en el lateral izquierdo con Reinildo, pero tras su lesión lo que ha buscado es ser más profundo con futbolistas de ataque como Lino o ‘Roro’ Riquelme, que ya han protagonizado muy buenas jugadas esta temporada recortando y centrando al corazón del área para que Morata rematase. Son jugadores con unas características ofensivas que hunden al lateral derecho rival un poco más dentro del área. “Todo esto es lo que busca Simeone y creo que le ha salido bien al margen de que cada vez tiene más metros por delante y de que carga el área con mucha más gente, por lo que le viene bien un carrilero mucho más ofensivo”, apunta el periodista.
Sin miedo a equivocarnos, podemos decir con tranquilidad que por el momento a los dos jóvenes futbolistas la posición del carril izquierdo les está sentando como anillo al dedo. Ambos se han convertido en dignos herederos de Carrasco y han provocado en Simeone ese quebradero de cabeza que a todo entrenador le gustaría tener, el de contar con dos futbolistas rindiendo a un nivel tan bueno que no sabes por cuál de los dos decantarte cada fin de semana. Estaremos atentos para ver cómo ambos evolucionan en esta nueva demarcación a lo largo de la temporada y saber de qué lado se acaba decantando la balanza.
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Fotografía de Getty Images