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La franja roja

En 1905, una banda roja se instaló en los torsos de once bonaerenses que pateaban un balón en el barrio de La Boca. Cómo llegó hasta ahí sigue siendo un misterio

Este texto está extraído del #Panenka88, un número que todavía puedes conseguir aquí.


 

Con el pasar de los años, las décadas y los siglos, en ocasiones, la realidad, la verdad de cómo aconteció un hecho, y las historias que cuentan aquellos sucesos toman caminos dispares. Pasa con Papá Noel: unos lo vestían de verde, otros cuentan que un refresco le cambió el traje; pensábamos que vivía en gélidas tierras y los tulipanes cuentan que venía desde España y en realidad se llamaba Nicolás. Aún no nos ha quedado del todo claro de dónde surgió aquello de que Walt Disney se mantiene cual cubito de hielo en un congelador. Tampoco conocemos qué diablos hay dando vueltas por el lago Ness, si es que realmente ahí abajo se mueve algo, ni cuántos años se alargó la vida de Matusalén. El boca a boca lleva engañándonos durante siglos. Nos tragamos las trolas del de al lado y, para hacer de una historia brutal algo sublime, cuando llega a nuestros oídos, soltamos una cada vez más gorda.

Y de entre todas estas historias, en 1905, una banda roja se instaló en los torsos de once bonaerenses que pateaban un balón en el barrio de La Boca. Cómo llegó hasta ahí sigue siendo un misterio. Quizá la idea viniera por la cruz de San Jorge, patrón en tierras genovesas, origen de muchos de los integrantes de aquella escuadra. También podría ser que algunos de aquellos jóvenes estudiantes se desafiaran para robarle a un hombre que pasaba por delante de ellos una cinta roja que pendía de su carro. La recompensa, lucirla en diagonal. Otra teoría, la más aceptada, viene de una noche de carnaval, una carroza apodada ‘Los habitantes del infierno’ y la madre de dos de los dirigentes del club bordando sobre el blanco de sus equipaciones las bandas que decoraban aquel carruaje a modo de recuerdo. Aunque, de todos modos, poca continuidad tuvo ese uniforme. No habían pasado ni cinco años y el equipo cambió la diagonal por una camiseta a rayas.

Dos décadas después alguien recuperó la vestimenta con la que lograron el ascenso a la máxima categoría. Fue el presidente Antonio Vespucio Liberti a quien se le ocurrió rememorar aquel éxito. Al entregar la nueva indumentaria a los futbolistas, les dijo: “Cuídenla mucho, porque esta es la camiseta de River”. Y sigue siéndolo. Al final, como decía Nietzsche en su obra maestra Así habló Zaratustra, “vuestro honor no lo constituirá vuestro origen, sino vuestro fin”. Y de Santa Claus solo conocemos sus regalos; de Walt Disney, sus magníficos dibujos animados; y de River, que ahora mismo es el club con más títulos, más victorias, más goles y más todo en Argentina. Sobre la franja roja, que cada uno escoja la historia que más le guste.

 


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Fotografía de Imago.