Village People sacó en 1978 una de las canciones que revolucionaría el panorama musical desde ese momento hacia adelante. El tan bailado tema YMCA, siglas de Asociación Cristiana de Hombres Jóvenes en inglés, se convirtió en un himno. Rara vez no escuchamos esta canción en las fiestas de nuestros pueblos, salas de baile, bodas y hasta bautizos. Y rara vez no movemos nuestros brazos al ritmo de la música y la letra cuando suena el aclamado estribillo. Es incontrolable. Una moda que, por cierto, empezó cuando el grupo americano actuó en un programa de televisión del país y al levantar los brazos en el estribillo, el público hizo el gesto de las letras.
Pero centrémonos en el motivo de la canción. La Youth Men’s Christian Association, más conocida como YMCA, es una organización social juvenil fundada en 1844 gracias a Sir George Williams con el objetivo de encontrar un equilibrio entre la mente, el cuerpo y el espíritu. Tres elementos que les llevaron a hacer del triángulo su emblema. Estas asociaciones se expandieron por todo el panorama mundial, con sedes en varios países, entre ellos Noruega. En 1868 llegó al país escandinavo, con una primera sede en Stavanger, y, un año después, en Oslo. El equipo que nos ocupa hoy nació en 1939, precisamente de la rama deportiva de las YMCA en Oslo. El KFUM Oslo es un club multideportivo, con secciones de fútbol sala, atletismo o voleibol. Pero el fútbol es, desde hace años, la que tiene más recorrido. Tanto es así que esta temporada, después de más de 80 años de historia, el equipo jugará en la máxima división de fútbol noruega.
“Somos humildes, no podemos pagar grandes cantidades de dinero para firmar a los futbolistas, normalmente fichamos con compensaciones”, reconoce el CEO del club, siempre con una sonrisa en la cara, contento de todo lo que están consiguiendo
“Es un gran paso hacia adelante fruto de nuestra forma de trabajar”, nos cuenta Thor-Erik Stenberg, CEO del KFUM Oslo. “La temporada que viene es emocionante, pero también nos impone un poco de respeto ya que es nuestra primera vez en la máxima división”, apunta. La verdad es que el ascenso a la Eliteserien ha llegado con relativamente poco tiempo desde que el equipo se estableció en la OBOS-Ligaen, la segunda división de Noruega. De hecho el club subió por primera vez a la tercera división del país en 2008 y no fue hasta el 2015 que pasó una temporada en la división de plata. Un paso que fue fugaz, pues bajaron tras solo ganar seis de 30 partidos. “Uno de los problemas fue que la OBOS es una división profesional y nosotros no teníamos el potencial económico de los otros clubes”, recalca Stenberg, quién está viviendo días muy movidos debido al ascenso. En 2018 el equipo volvió a ascender a la segunda división, de donde no ha bajado hasta hoy en día.
El poder de la formación
Y es que a parte de la curiosa vinculación del equipo con la YMCA, el KFUM Oslo es especial en muchos otros aspectos. El equipo se estableció en 2018 en OBOS-Ligaen y desde entonces no ha bajado de la octava posición. Pero no ha sido un camino de rosas. “Somos un club humilde, no podemos pagar grandes cantidades de dinero para firmar a los futbolistas, normalmente fichamos con compensaciones”, reconoce Stenberg, siempre con una sonrisa en la cara, contento de todo lo que están consiguiendo. El hecho de firmar futbolistas “con compensaciones” es una práctica habitual entre equipos más modestos, pero los Kåffa no solo han sobrevivido gracias a esto, sino que lo han aprovechado. El presupuesto del equipo no supera el millón de euros y desde la dirección han tenido que buscar alternativas que, de hecho, se adhieren a las ideas fundadoras. “Tenemos la idea de formar jugadores y entrenadores para que puedan llegar a estar en la Eliteserien”, dice, con orgullo, el CEO del equipo. Una visión que, de momento, ya se está cumpliendo, con entrenadores como Jørgen Isnes, hoy en el Strømsgodset de primera división, o jugadores como Petter Nosakhare Dahl, que volverá al Glimt después de su cesión al club. Una visión formadora que habla muy bien de un club que ha buscado su espacio para poder brillar y diferenciarse del resto.
Dentro de la “locura de semana”, como así apunta Thor-Erik, el club sigue pensando en el futuro del equipo y justo antes de nuestra llamada, el CEO ya estaba viendo cómo gestionar la temporada 2025-26. Un ejemplo del buen hacer y salud del humilde conjunto. Sin ir más lejos, los de la capital de Noruega, hoy disputando sus encuentros de local en el KFUM Arena, un estadio en el distrito de Ekeberg, ya piensan en construir nuevas instalaciones. De hecho, el ayuntamiento de la ciudad ya les ha aprobado el plan para poder empezar a desarrollar el “KFUM Familiearena”, un complejo deportivo que quiere ser inclusivo con todo el mundo. “Hemos aprobado un proyecto para mejorar las instalaciones del club. El KFUM Familiearena será un sitio donde la gente se va a encontrar para ver fútbol, pero también para estar con los amigos, hacer deporte…”, cuenta Stenberg a Panenka. Un proyecto ambicioso que concuerda con la idea del club de ser inclusivo. “De lo único que estamos pendientes ahora es de cuántos asientos va a tener el estadio, dependiendo de en qué división nos encontremos, claro…”.
Con la mejora del estadio en la retina, el KFUM disputará por primera vez la Eliteserien y se verá las caras con históricos del país como Rosenborg, Molde o Brann. Equipos que les quedaban muy lejos hace un tiempo
Un club con aspiraciones
Si bien es cierto que el KFUM Oslo es un equipo humilde, los dirigentes, aficionados y empleados tienen claro lo que es formar parte de la entidad. La temporada 2024 será un premio al esfuerzo y sacrificio que desde hace años mucha gente está poniendo en el club. Un premio merecido que llega en un momento idóneo. Con la mejora del estadio en la retina, el KFUM disputará por primera vez la Eliteserien y se verá las caras con históricos del país como Rosenborg, Molde o Brann. Equipos que les quedaban muy lejos hace un tiempo, pero que ahora mirarán de tú a tú.
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Fotografía del Twitter del KFUM Oslo.