El fútbol y la homofobia todavía tienen una relación demasiado estrecha a pesar de encontrarnos en pleno siglo XXI. “Lo que debemos hacer con tal de que la gente pueda expresarse con absoluta libertad sobre su orientación sexual es crear unos entornos positivos y amigables donde se pueda ver que el hecho de mostrarnos tal y como somos no suponga un impedimento en la carrera profesional”, explica el presidente de Panteres Grogues, Joan Miró. El club barcelonés, fundado en 1994 con el objetivo de fomentar la inclusión del colectivo LGTBIQ+ en el deporte, conoce a la perfección todas las dificultades para conseguir esa meta y los diferentes aspectos que aportan a la causa, como por ejemplo el apoyo de otros actores.
“Teniendo en cuenta que somos una minoría, necesitamos a los aliados para visibilizarnos. Esas personas que sin pertenecer al colectivo, como Borja Iglesias, son importantes porque precisamente el grosor de la sociedad se dé cuenta de que no es un problema del resto, sino una situación que también les afecta”, desarrolla Miró. En España, el propio Iglesias protagonizó el pasado mes de junio una campaña contra la homofobia. Pero la problemática no afecta ni mucho menos a un solo país. Dentro del fútbol inglés, uno de los jugadores más activos en relación al apoyo a la comunidad LGTBIQ+ era, hasta ahora, Jordan Henderson. Sin embargo, su fichaje por el Al-Ettifaq de Arabia Saudí ha generado un gran sentimiento de decepción.
Henderson no simplemente formaba parte de la campaña Rainbow Laces, que animaba a los futbolistas a usar cordones con la bandera del colectivo como muestra de apoyo. Más allá de aportar su grano de arena a la visibilización del colectivo a través de sus botas y los brazaletes, independientemente de si se trataba de su club o de la selección, su implicación también se basaba en la defensa activa del colectivo. “Cuando ves algo que está claramente mal y hace que otro ser humano se sienta excluido, debes ponerte a su lado hombro a hombro. También tienes la responsabilidad de educarte mejor en torno a los retos que experimentan”, declaró el internacional en noviembre de 2021 en los propios canales del Liverpool para reivindicar su soporte a Rainbow Laces.
“Antes que futbolista, soy padre, marido, hijo, hermano y amigo de las personas que más me importan en mi vida. La idea de que cualquiera de ellos se sienta excluido de jugar o asistir a un partido de fútbol simplemente por ser e identificarse como lo que son me vuela la cabeza”, afirmó Henderson. Las palabras y acciones del internacional inglés sí contaban con un alto grado de importancia por los comportamientos que afectan al fútbol, aunque no sólo a este deporte. “Desgraciadamente, el deporte está basado en una clasificación por género y entonces parece que hay una serie de deportes que son masculinos y femeninos. Los masculinos se deben basar en los parámetros de la masculinidad y sobredemostrarla. Todos los jugadores que se salen de la norma la rompen, pero cuesta mucho que los sigan porque cualquier elemento que pueda poner en riesgo la carrera profesional del futbolista pues se deja de lado para concentrarse ‘en lo que realmente toca’”, desarrolla el presidente de Panteres Grogues. El compromiso mostrado por Henderson le valió para ser uno de los nominados al Football Ally de los British LGBT Awards en 2021.
La llegada de Henderson a Arabia Saudí ha generado enfado en la comunidad LGTBIQ+, pero sobretodo pone en entredicho las acciones realizadas por el propio jugador anteriormente. “El ansia por ganar dinero hace tomar decisiones que van por delante de los valores”
No obstante, finalmente Henderson se ha sumado a la gran ola de jugadores que ha dado el salto de Europa a la liga saudí este verano. Tal como señala el director de La Media Inglesa, Ilie Oleart, la inversión de Arabia Saudí en su fútbol tiene distintos motivos: desde el puramente deportivo, pasando por el geopolítico y hasta el sanitario. De todas maneras, uno de los más importantes es el uso del sportswashing para mejorar su imagen. “Mohammed Bin Salman [príncipe heredero de Arabia Saudí] trata de venderse al mundo como una persona reformadora, que quiere alejar a su país del conservadurismo y tener una estrategia más moderna, un poco más cerca de occidente”, expone Oleart en Cómo Arabia Saudí va a transformar el fútbol, un vídeo publicado por La Media hace dos meses.
Los esfuerzos de Bin Salman aumentaron tras el caso de Jamal Kashoggi, periodista de The Washington Post asesinado en el consulado saudí de Estambul, Turquía, por agentes enviados del Príncipe Heredero. “Esto supuso un fuerte impacto para la imagen que Mohammed Bin Salman quería vender de sí mismo y de su país, así que desde entonces aumentó sus esfuerzos para transformar su imagen en una más positiva”, explica el director de La Media Inglesa. Aun así, el asesinato de Kashoggi no es ni mucho menos ni el principio ni final, tampoco el único motivo por el que Arabia Saudí quiere ‘lavar’ su imagen. Tal como señala Amnistía Internacional, los derechos de la comunidad LGTBIQ+ no son reconocidos en el país de Oriente Medio y la homosexualidad está penada con la muerte. En relación a los derechos de las mujeres, el mismo organismo denuncia la existencia de “un sistema de ‘tutela’ que controla y limita la libertad y autonomía personal”.
Para la afición del Liverpool, decepcionarse con algunos de sus ídolos por colaborar con el sportswashing de Arabia Saudí no es algo nuevo. De hecho, Henderson ha puesto rumbo a un club con un excompañero suyo. Steven Gerrard es el entrenador del Al-Ettifaq, un movimiento que también frustró tanto a los ‘reds’ como a la comunidad LGTBIQ+. “La participación de Gerrard en este lavado de imagen es particularmente irritante por su anterior apoyo a Robbie Rogers [en 2013 declaró abiertamente que era gay], compañero de equipo del LA Galaxy”, declaró Kop Outs, el primer grupo de aficionados ‘reds’ que abiertamente forma parte del colectivo LGTBIQ+, en un comunicado oficial el pasado mes julio.
Los valores se ponen en duda
La llegada de Jordan Henderson a Arabia Saudí ha generado enfado en la comunidad LGTBIQ+, pero sobretodo pone en entredicho las acciones realizadas por el propio jugador anteriormente. “El ansia de ganar dinero, porque muchas veces los jugadores no están formados para hacer cualquier otro trabajo cuando se les acaba la carrera futbolística, hace tomar decisiones que van por delante de los valores. Actualmente hay mucha gente de otras profesiones que se van a trabajar a aquellos mercados porque los salarios que ofrecen son imbatibles para el mundo occidental. El hecho de que haya manifestado su apoyo y después se haya ido a jugar allí es respetable, porque al final es su decisión, pero pone bastante en duda la veracidad o la profundidad de su apoyo a la comunidad LGTBIQ+ y a las mujeres”, declara Miró.
Las críticas más duras a Henderson llegan desde Inglaterra, concretamente desde el grupo de aficionados Kop Outs: “Siempre serás una leyenda, un capitán que lo trajo todo a casa. Sin embargo, como hombre, tu fracaso a la hora de mantener los principios que defendías te deja muy mermado”
Las críticas más duras a Henderson llegan desde Inglaterra, concretamente desde Kop Outs. “Tu elección de ponerte del lado de nuestros opresores ha provocado la ira de la mayoría de nuestros miembros. Muchos consideran imperdonable esta elección. Siempre serás una leyenda, un capitán que lo trajo todo a casa. Sin embargo, como hombre, tu fracaso a la hora de mantener los principios que defendías te deja muy mermado”, declaró el grupo de aficionados a través de una carta abierta tras la confirmación del fichaje por el Al-Ettifaq.
Más allá de la ira, el movimiento del internacional inglés genera preguntas sobre el impacto que puede llegar a tener su decisión. El hecho de ver cómo puede afectar que un jugador tan reivindicativo anteriormente acabe en un país que contradice los valores que anteriormente defendía. “Me imagino que pasará a ser como algo que se dice habitualmente: una cosa privada. Es decir, la gran crítica que se hace a que las personas LGTBIQ+ hablen abiertamente de su sexualidad o de su diversa identidad de género es que no hace falta hacerlo público. Creo que la imagen que dará es: ‘privadamente daré apoyo, pero en esta etapa de mi vida no puedo hacerlo porque quien tiene el poder no está de acuerdo’”, explica el presidente de Panteres Grogues. Pero la conclusión de Miró va en una dirección clara: “El mensaje que se da es que el dinero puede con todo, incluso con los valores de las personas”.