PUBLICIDAD

Hidetoshi Nakata, de ‘Beckham japonés’ a trotamundos

El exfutbolista japonés se alejó de los focos para acercarse a sí mismo. Cambió las botas por una mochila y abandonó los estadios para conocer nuevos paisajes


Esta serie de artículos, ‘Pies de Bartleby’, pretende buscar un lugar cálido en el que habitan suspendidas las jugadas que nunca existieron, rastrear la historia de los futbolistas que, como el Bartleby de Herman Melville, prefirieron no hacerlo.


“Preferiría no hacerlo”, una frase que rompe con todo. La frase de Bartleby, el personaje de un cuento de Herman Melville. Bartleby es un copista de Wall Street que trabaja sin llamar demasiado la atención, hasta que, cierto día, deja de escribir, simplemente porque “preferiría no hacerlo”. Esta obra supuso la creación de la llamada ‘literatura del no’, con grandes títulos, como Un hombre que duerme de Georges Perec o Bartleby y compañía, un libro en el que Enrique Vila-Matas compila, reflexiona y ensalza este tipo de obras y de autores que de repente un día dejaron de escribir, cada uno con sus propias razones de por qué preferirían no hacerlo.

En el mundo del fútbol también existen estos bartlebys, futbolistas que de repente un día prefirieron no serlo y colgaron las botas. Es el caso de uno de los futbolistas japoneses más laureados y mediáticos de la historia: Hidetoshi Nakata. A los 29 años, se alejó de los focos para convertirse en un trotamundos. Se alejó de la fama, de los cánticos de la hinchada, del sentimiento de marcar un gol, pero se acercó más a sí mismo y conectó de forma más directa con el mundo que lo rodeaba.

 

Esta es la historia de uno de los mejores jugadores japoneses de la historia. La historia de una persona que fue imagen de Calvin Klein, Nike o Coca-Cola y lo cambió por una mochila

 

El japonés comenzó su andadura europea en Italia, donde pasó la mayor parte de su carrera. El Perugia fue el primer club que lo acogió, debutó en la temporada 1998-99 frente a la Juventus con una derrota por 3–4, pero Hidetoshi Nakata ya demostró de lo que era capaz con un doblete enfrente de miles de japoneses que acudieron al Renato Curi para ver a su ídolo. Su gran primera temporada en la Lega Calcio le sirvió para fichar por la Roma a cambio de casi 22 millones de euros. A este fichaje le siguió otro por el Parma, donde ganó una Coppa de Italia, a cambio de 28 millones. Después vino el Bolonia, la Fiorentina y, finalmente, el Bolton Wanderers. Tras una temporada insustancial en la Premier League, el jugador decidió que era momento de dejarlo.

“Hasta mi retiro, solo había vivido en el ambiente del fútbol. Decidí viajar y descubrir el mundo real con mis propios ojos, para comprender cuál podría ser mi sitio en el planeta. Fue una manera de entender qué puedo y querría hacer y quién soy, aparte de un jugador de fútbol”, contó Nakata en Líbero. Y es que, después de una vida en la que solo conoció el fútbol, el que fue internacional con Japón comenzó a notar el vacío al transformar su pasión en un negocio y optó por una huida radical para rellenarlo, viajando fuera para encontrarse por dentro. Empezó por su continente natal, Asia, para después recorrer también países de Latinoamérica y África. Normalmente, lo hacía sin más compañero que él mismo.

 

Pasó de ser un samurái o el Beckham japonés a ser un maestro del sake y viajero anónimo, a veces con greñas y una barba mal cuidada

 

Tras sus viajes, en los cuales vio algunos de los rincones más exóticos del planeta, también se encontró con la miseria, como por ejemplo en su visita a un campo de refugiados en Irak. En su vida como futbolista y como trotamundos, fue testigo de grandes lujos, pero también lo fue de la cara opuesta de la moneda. Es por ello por lo que creó la Fundación Take Action, que colaboró activamente con los afectados del tsunami y el terremoto que sufrió Japón en 2011. También organiza partidos benéficos para recaudar fondos y ayudar a quien lo necesite.

No solamente se dedicó a visitar lo de fuera, sino que también redescubrió su propia casa, el país del sol naciente y toda su cultura popular a lo largo y ancho de su geografía. En esas excursiones aprendió a hacer sake, y se convirtió en su nuevo negocio. Nakata fundó Japan Craft Sake Company, una empresa dedicada a este licor tradicional japonés que debe servirse frío. Además, ha abierto recientemente un bar en Milán con esta bebida como protagonista.

Esta es la historia de uno de los mejores jugadores japoneses de la historia. La historia de una persona que fue imagen de Calvin Klein, Nike o Coca-Cola y lo cambió por una mochila. Pasó de ser un samurái o el Beckham japonés a ser un maestro del sake y viajero anónimo, a veces con greñas y una barba mal cuidada. Igual que hay literatura en el silencio de los escritores que dejaron de escribir, en los pies que Hidetoshi Nakata ha usado para caminar por centenares de lugares residen aún aquellas jugadas que aún le quedaban por trazar, los goles que aún le quedaban por marcar. No obstante, prefirió no hacerlo.

 


SUSCRÍBETE A LA REVISTA PANENKA


Fotografía de Getty Images.