Normalmente, cuando el nombre de algún nuevo futbolista que la está rompiendo en Europa aparece en las grandes portadas, uno suele imaginarse a un joven diamante en bruto de nombre insospechado que comienza a querer hacerse su propio hueco bajo los focos del fútbol europeo. El caso de Serhou Guirassy es un tanto distinto, no por el apellido, sino por su edad. A sus 27 años, el delantero franco-guineano está viviendo una especie de segunda juventud, si tenemos en cuenta que en el mundo del fútbol, cuando te acercas a la treintena, a muchos les parece que se te está pasando el arroz. Sólo a través de él y sus 15 goles en tan solo nueve partidos uno puede comprender de una forma un poco más simple cómo el Stuttgart ha pasado de salvarse en la última jornada de la pasada Bundesliga a estar en puestos de Champions League y luchando en esa extraña carrera por el título que le toca vivir a algunos equipos menos habituales al comienzo de cada temporada. Ante todo, él se mantiene humilde y un poco alejado de toda esta tormenta mediática que parece que se forma alrededor de su figura como goleador. En una entrevista para The Guardian, el delantero declaró que no tenía ni idea de haber batido ningún récord en la presente campaña.
Podría ser difícil de explicar cómo un delantero que dio sus primeros pasos en el mundo del fútbol como defensa y sin ningún tipo de pasión por este deporte ha llegado a convertirse en el futbolista que menos partidos ha necesitado para anotar 14 dianas en una temporada de la máxima categoría del fútbol alemán. Él mismo lo resume diciendo que “siempre intento estar en el lugar adecuado en el momento oportuno”. Y es que este año se ha convertido en ese tipo de delantero que sabes que te va a matar, no puedes saber de qué forma, si con la derecha, la izquierda o la cabeza, pero tienes la certeza de que en algún momento lo hará.
Guirassy lleva toda su carrera a caballo entre la Bundesliga y la Ligue 1, alternando tanto la primera como la segunda categoría de sendas competiciones. Si echamos la vista atrás hasta los orígenes de su trayectoria tendremos que irnos hasta la céntrica comuna francesa de Montargis, donde motivado por su hermano Caramba, el delantero comenzó a dar sus primeros pasos en el deporte rey. Lo hizo como a muchos nos ha gustado jugar siempre, en el club de su localidad y rodeado de todos sus amigos. A pesar de esto, Serhou se convirtió en una especie de pequeño traidor cambiando su Montargis natal por su rival directo de la zona, el Amily, equipo que como declaró el futbolista en una entrevista para Ouest France tenía algo más de visibilidad. Esto último al final terminó saliéndole bien. A los 15 años el Stade Lavallois llamó a su puerta y por aquel entonces un joven Guirassy comenzó a soñar con una carrera profesional que pensó que fracasaría tras no superar las pruebas de acceso al Auxerre.
¿Cómo un delantero que dio sus primeros pasos como defensa y sin ninguna pasión por el juego llegó a convertirse en el futbolista que menos partidos ha necesitado para anotar 14 dianas en una temporada en la Bundesliga?
Su primera temporada de despunte tuvo lugar con la mayoría de edad recién cumplida, asentándose como titular en el Laval y rozando casi la treintena de partidos en la Ligue 2. Todo esto le valió para que todo un Lille, que había terminado la temporada en posición de previa de Champions, le invitase a hacer las maletas para mudarse un poco más hacia el norte de Francia. La experiencia no fue la mejor del mundo porque le tocó vivirla demasiado joven y porque, en palabras del jugador, él mismo no era consciente de las capacidades reales que tenía en aquel momento.
Tras media temporada en Lille, el club galo decidió cederlo en inverno al Auxerre, donde consiguió reivindicarse y demostrarle a aquel club que lo había rechazado cuando todavía era un adolescente la calidad y el olfato goleador que traía dentro. La jugada terminó saliendo bien para ambas partes, ya que Guirassy aportó 8 goles en 16 partidos que acabarían desencadenado su compra por parte del Colonia alemán. Su primera etapa en la Bundesliga se vio lastrada por las tediosas lesiones que le perseguirían durante su etapa en el club bávaro, comenzando con un grave problema en la rodilla que le obligaría a perderse casi toda la temporada y que no le permitiría explotar todo su potencial. La primera aventura alemana duró dos temporadas y media, donde fue capaz de vivir la extraña experiencia de pasar de marcarle a todo un Arsenal en la Europa League a acabar descendiendo a segunda en el mismo año. Las irregularidades en el juego terminaron desembocando en una nueva cesión con una posterior compra donde el delantero tuvo que volver a demostrar toda su valía en la Ligue 1 con el Amiens.
El Amiens se encontraba penúltimo en aquel momento, lo que provocó que el delantero viviese su segundo descenso en apenas tres años. Entonces apareció el Rennes y todo empezó a cambiar
La etapa de Guirassy en el club francés fue corta y tuvo un final un tanto trágico. Por desgracias del destino, la pandemia obligó a parar en seco una temporada donde el delantero estaba comenzando a despuntar con nueve goles. La peor de las noticias llegaría cuando el primer ministro francés por aquel entonces, Edouard Philipe, decretase que la máxima competición del fútbol francés no reanudaría su actividad y la liga finalizaría con las posiciones que había en el momento de la suspensión. El Amiens se encontraba penúltimo en aquel momento, lo que provocó que el delantero viviese su segundo descenso en apenas tres años. Entonces apareció el Rennes. Los rojinegros le tendieron una mano al jugador como la que un buen amigo te ofrece cuando estás en un bucle de infortunios que parece que nunca van a terminar. Sus únicas dos temporadas fueron muy consistentes, superando la decena de goles en ambas y consiguiendo competir en Europa. Además, el bueno de Serhou consiguió debutar en la competición soñada por cualquier niño que comienza a darle patadas al esférico, la Champions League, en la que no logró perforar ninguna red.
Todas estas buenas actuaciones hicieron que el Stuttgart se fijase en él y propiciaron que Guirassy retornase a Alemania para demostrar todo aquello que no pudo hacer durante su etapa en Colonia. Con su vuelta a la Bundesliga, esa pelea por la salvación que parecía olvidada tras dos años batallando por entrar en competiciones europeas regresó a un primer plano. Al delantero le tocó la ardua tarea de convertirse en el salvador de un Stuttgart que vivió toda la temporada con los fantasmas del descenso atormentándole sin descanso. Pese a alguna que otra lesión que trabó un poco la temporada, sus 11 goles en liga fueron en gran parte responsables de que el Stuttgart consiguiese salvarse in extremis en la última jornada para terminar jugando el play-off por la salvación contra un Hamburgo que no tuvo oportunidad alguna en ninguno de los dos partidos disputados.
El siguiente paso de esta historia seguramente será el de lograr algo grande en la presente campaña y, por qué no, soñar con devolver las competiciones europeas a Stuttgart más de 10 años después. Su hambre de gol seguro que no será saciada y habrá que ver si puede mantenerse en la lucha Harry Kane por la Bota de Oro. Nunca es tarde para soñar en grande.
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Fotografía de Getty Images.