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Fútbol popular, un referente en ascenso

En 2010, el CAP Ciudad de Murcia se convirtió en el primer club de accionariado popular del país. Hoy recogen los frutos del buen trabajo en Tercera División

A finales de abril se consumó el ascenso a Tercera División del primer equipo masculino del CAP Ciudad de Murcia. Poco antes había logrado subir a Segunda su homólogo femenino. Todo un hito para el conjunto rojinegro, pionero del denominado fútbol popular.

La etiqueta no es en balde. Desde su fundación hace ocho años, el club murciano se ha caracterizado por su espíritu. Aquel que llevó a sus primeros socios a levantar una nueva entidad desde la nada tras la frustrada experiencia del Ciudad de Murcia. Un equipo fundado en 1999 por el exfutbolista y empresario Quique Pina, detenido, por cierto, en enero de este año en una operación contra el blanqueo de capitales coordinada por la UDEF. El exdirigente fue quién vendió el equipo al empresario Carlos Marsá, que a su vez trasladó la entidad a Motril reconvirtiéndola en el Granada 74, club que recuperaba la denominación de un antiguo conjunto local pero que acabó desapareciendo en el año 2009 tras no poder hacer frente a su endeudamiento. Seguiría su estela el Ciudad de Lorquí, otro intento por salvar la entidad murciana que acabó de la misma manera, bajando la persiana en el verano de 2010 bajo la denominación Atlético Ciudad.

La nefasta gestión económica, por tanto, acabó con la efímera historia del Ciudad de Murcia. La venta del club y su desarraigo dejaron huérfana a la afición rojinegra. Pero ello no fue óbice para que un puñado de apasionados seguidores se plantearan retomar el proyecto del Ciudad. Tras algunas reuniones, en las que la realidad doblegó a la ilusión más voluntariosa, algunos de aquellos fans decidieron dar un paso al frente creando el primer club de accionariado popular del país, el CAP Ciudad de Murcia. La idea era muy simple. Huir del modelo de fútbol moderno proponiendo una alternativa de cariz popular, asamblearia y democrática en la que las decisiones las tomaran sus asociados, es decir, de forma horizontal, y no un consejo directivo a modo de empresa. Una persona, una acción, un voto.

El problema es que la voluntad y las ganas no eran suficientes. No había campo donde jugar, ni futbolistas, ni entrenador, ni nada de nada. Se partía de cero. Pero todos tenían claro que arrimando el hombro saldrían adelante. Con mucho sacrificio y esfuerzo el club fue progresando. Así fue como, a pesar de la obligatoriedad de contar con un presidente y una junta directiva, todos y cada uno de sus fundadores se dispusieron a trabajar de forma conjunta para lograr tirar adelante el club. Los viajes a Italia e Inglaterra les ayudaron a conocer de primera mano experiencias como las del Unione Venezia, el AFC Wimbledon o el FC United of Manchester. Allí aprendieron métodos de gestión y formas de autoorganización que luego trasladaron a su entorno más inmediato. Murcia fue testigo de la eclosión de un fenómeno, el mencionado fútbol popular, que, tras casi una década, no solo ha logrado consolidarse, sino que ha crecido exponencialmente a nivel numérico y cualitativo. Tras los problemas por encontrar un estadio o fichar a los jugadores, llegaron otros más prosaicos, como pintar las líneas de cal del terreno de juego, organizar la taquilla de los partidos, publicitar los encuentros, engañar a algún patrocinador bondadoso para que aportara dinero el club… Fue una tarea ardua, pero el empeño superó cualquier obstáculo.

Ahora, los sacrificios de aquellos pioneros han dado sus frutos. Y no lo decimos por los éxitos deportivos cosechados (que también), sino por la estructura del fútbol base, que ha logrado consolidar y ampliar. Aunque su mayor hito es, sin duda, afianzar un proyecto que muchos tildaban de ilusorio y romántico y que, con el paso de los años se ha demostrado viable y posible. Después de ocho años, todas aquellas angustias han sido superadas y el CAP Ciudad de Murcia se ha convertido en un modelo de referencia para todos aquellos aficionados que sueñan con una alternativa efectiva al fútbol negocio actual. Así lo demuestran los diversas iniciativas que han ido surgiendo en la Península que este verano compartirán sus experiencias en el V Encuentro de Fútbol Popular que albergará la ciudad de Tarragona. ¿Quién lo iba a decir hace unos años? ¿Veremos algún día una liga de clubes populares alejada del modelo competitivo profesional actual que prima el dinero y el lucro?