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Eterno Roque

El veterano delantero paraguayo está viviendo una segunda juventud en su país natal. La suya es una historia entre luces y sombras

El fútbol, ese deporte que te puede traer tantas alegrías como penurias. En él, puedes ser considerado demasiado mayor para jugar con solo 30 años. Ya no tienes la rapidez, la habilidad y la frescura que se necesita, dicen. Quizás porque chicos cada vez más jóvenes empiezan a despuntar. El ejemplo es Ansu Fati con 17 años y una magnífica proyección de futuro. Pero en algunos rincones del mundo podemos observar una realidad alternativa, la de jugadores que ya entrados en su supuesta edad de decadencia siguen marcando goles y ofreciendo exhibiciones. Paraguay, aquella exótica y paradisíaca nación, situada en medio de dos superpotencias como Argentina y Brasil, si hablamos de fútbol, es el país de origen de un delantero que es historia viva del Bayern de Münich, formando aquella inolvidable delantera con Claudio Pizarro o Roy Malkaay a principios de siglo. Un Bayern que cosecharía cinco Bundeligas, cuatro Copas de Alemania y una UEFA Champions League. Algunos aficionados a la música puede que recuerden una parte de aquella canción titulada Ich, Roque:

 

Ya no sabe exactamente qué significa “rock” en realidad

Pero estas palabras merecen solo una

Un privilegio de un tipo muy especial.

Ni una palabra a nadie como yo superando a todos

Solo le digo a mi fan block

Ich, Roque! (Yo, Roque!)

 

Este tema eletropunk del grupo Sportfreunde Stiller estaba dedicado al delantero Roque Santa Cruz. Su paso por el club bávaro dejó una huella imborrable. Este single que salió en 2004 es un reflejo perfecto del legado que dejó el paraguayo en tierras germanas. Recomendamos escucharlo porque no tiene pérdida.

Su fichaje por el club muniqués procedente del Olimpia se realizó en el verano de 1999. El joven goleador de 17 años daba un paso gigantesco en su carrera deportiva y no defraudaría. Anotó 31 goles en los 155 partidos que disputó con la elástica del Bayern. Ocho temporadas después, Roque había alcanzado la gloria con la Champions, el torneo a nivel de clubes más importante del panorama europeo, además de varias ligas y copas. El siguiente paso de ‘Roquegol’ sería Inglaterra, concretamente en Blackburn. El equipo de la ciudad, el Blackburn Rovers, afrontaba una nueva temporada en Premier League en el verano de 2007. El delantero se quedaría solamente dos temporadas pero se convirtió en una de las sensaciones de ese conjunto. Mientras tanto, el Manchester City fue absorbido por el grupo multimillonario Abu Dhabi United y Roque se convirtió en el objetivo número uno de los celestes. En la temporada 2009-10, el City pagó la suculenta cifra de 30 millones de libras para hacerse con los servicios del delantero. Comenzaron unos años truculentos para Roque Santa Cruz, ya que las continuas lesiones y dolencias no le permitían tener continuidad en el campo.

Volvería cedido al Blackburn, en un afán de reencontrarse con su antigua versión goleadora, aunque tampoco recuperaría el éxito. Comenzaría, de esta forma, una época en la que fue a diferentes equipos cedido sin salir del bache en el que estaba sumido. Ese espiral le acabaría llevando a tierras malagueñas, con un equipo ambicioso que apuntaba alto. En su primera temporada, los ‘Albicelestes’ gozaban de una excelente forma llegando a ocupar, a final de temporada, el puesto quinto de la tabla clasificatoria. Pero lo más sorprendente, y que seguramente todos recordamos, fue la participación del club en la Champions League, alcanzando los cuartos de final contra un Borussia Dortmund que, finalmente, acabó llevándose la eliminatoria con polémica incluida. A pesar de esa decepción, Roque encontró la felicidad y la estabilidad que necesitaban tanto él como su familia. Disfrutaba jugando con el Málaga pero aquello tenía que acabar en algún momento. El 21 de diciembre de 2014, tras concluir el partido que enfrentaban al Málaga y al Elche, el presidente del club, a través de su Twitter, despedía al delantero deseándole muchos éxitos.

Roque no se quedaría quieto. El fútbol corría por sus venas y era imposible que pensase en una retirada. Con 33 años no había cabida para él en Europa por lo que decidió marcharse al Cruz Azul. Con el club mexicano llegaría a jugar un total de diez partidos, anotando cuatro goles. Pero volvieron sus antiguos demonios: las lesiones le impedían tener continuidad y parecía que su retirada, ahora sí, se acercaba a pasos agigantados. Regresó a Málaga, en forma de cesión, pero pasaría por el club sin pena ni gloria. A su vuelta, rescindió su contrato y decidió, de forma definitiva, que sus últimos coletazos de fútbol serían en el equipo que le había visto nacer como jugador: Club Olimpia (al que se le sumaría, estos últimos días, un tal Emmanuel Adebayor). Comenzó a germinarse en su interior una segunda juventud que llegaría a su esplendor en 2018. Disputados 42 encuentros, mandaría el balón al fondo de las mallas un total de 18 veces. Aunque al año siguiente mejoraría sus registros: 41 partidos, 28 goles. Y este año va de camino de volver a aumentar su registro, en un claro ejemplo que la edad solo es un número. 17 goles en los últimos nueve encuentros que ha disputado con el Olimpia con la friolera edad de 38 años.

Un delantero único en su especie que, a pesar de todas las penurias por las que ha pasado, ha seguido adelante. Ha sido partícipe de que Paraguay estuviese tres veces consecutivas en un Mundial. Una auténtica leyenda viva del país sudamericano que sigue desmintiendo la afirmación de que la edad, en el fútbol, importa. En agosto hará 39 años y no se atisba en el horizonte el fin del eterno Roque.

 


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Fotografía de Getty Images.