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En ningún sitio suenan mejor los aplausos que en Sevilla

Pocos entrenadores tendrán más experiencias que contar que Sampaoli desde que se fue. Dicen que después de la tormenta llega la calma, pero nunca se sabe

Sevilla's Argentinian coach Jorge Sampaoli is pictured prior to the start of the Spanish League football match between Sevilla FC and Athletic Club Bilbao at the Ramon Sanchez Pizjuan stadium in Seville on October 8, 2022. (Photo by CRISTINA QUICLER / AFP) (Photo by CRISTINA QUICLER/AFP via Getty Images)

“Segundas partes nunca fueron buenas”. Eso escribió por primera vez Miguel de Cervantes en la segunda entrega de su magnus opum, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Vaya ‘topicazo’, ¿no? Esta frase proverbial, repetida a lo largo de los siglos hasta el día de hoy, ha demostrado en múltiples ocasiones que el Manco de Lepanto, quizás, estuviera equivocado. En el cine, películas como Terminator II, producida por James Cameron, o la segunda parte de la trilogía de Coppola, El Padrino II, se atreven a desafiar este refrán. En la música, Guns N’ Roses, la banda de rock americana, se reunió al completo tras más de 20 años de separación y actualmente vuelven a llenar estadios en todo el mundo. En el amor, bueno, eso es otro tema. Pero ¿y en el fútbol? El caso más reciente es el de Carlo Ancelotti, que en la primera temporada de su segunda etapa como entrenador del Real Madrid ha conseguido Liga, Champions y las dos Supercopas. Casi nada.

Ahora le toca a un viejo conocido de Nervión demostrar que el refranero español tal vez merezca una actualización. Jorge Sampaoli vuelve al Sevilla un lustro después para sustituir a Julen Lopetegui, recientemente destituido, que deja muy alto el listón. Tranquilidad, quien bien lo conoce, sabe que el casildense es un hombre de retos, cuanto más arduos mejor, ya que así lo ha demostrado durante su carrera, sobre todo, desde que se marchó de la ciudad hispalense. ¿Qué ha sido del técnico argentino desde entonces?

Tras rescindir su contrato con el Sevilla, mediante pago de cláusula, Sampaoli cogió el mando de la Selección Argentina. No todos los días se recibe una llamada así con un Mundial a la vuelta de la esquina y la oportunidad de entrenar al mejor jugador de todos los tiempos en el prime de su carrera. Pintaba bonito, ¿verdad? Sin embargo, Argentina estaba sumida bajo una tormenta que empezó en 2014 con el famoso gol de Götze en el 112’ y que empalmó con las dos finales pérdidas de Copa América frente a Chile en 2015 y 2016. Un nubarrón que continuó con la llegada del ‘Sabio de Casilda’.

 

Un nómada que echa de menos el sol, el ‘salero’ y el buen comer, y que, por eso, pretende empezar un proceso de sedentarismo despertando cada día al lado de la Giralda

 

Clasificó al Mundial sobre la bocina gracias a un hat-trick de Messi, pero el runrún seguía presente. Nada que hacer. Llegó Rusia 2018 y la relación entre seleccionador y jugadores explotó. Un empate contra Islandia y una contundente derrota frente a Croacia dejó a la albiceleste contra las cuerdas en la fase de grupos, que finalmente logró pasar tras una charla entre ambas partes. Una de esas que desacreditan completamente el liderazgo de un entrenador. “Él podía tomar las decisiones que le parecían bien, pero la correcta fue esa: que dieran la cara los más grandes”, admitió el futbolista Marcos Rojo meses después. Desenlace fatal: eliminación en octavos frente a Francia y destitución de Sampaoli como seleccionador.

A finales de ese mismo año, una suculenta oferta que le convirtió en el entrenador mejor pagado de la liga brasileña hizo que recalara en el Santos. Un equipo que vio nacer a ídolos como Pelé, Neymar, Robinho, pero no a Ronaldinho, a quien Sampaoli citó erróneamente como tal en una rueda de prensa, posiblemente fruto de los nervios de esas primeras citas en las que parece que sufras de afasia por querer quedar bien con tu pretendiente. Peleando el Brasileirao siendo siempre fiel a su estilo y terminando finalmente con las manos vacías, el argentino renunció al puesto por sus diferencias con el dirigente del Peixe, José Carlos Peres. Su andadura ‘brazuca’ continuó en el Atlético Mineiro, cuyo paso fue un camino de rosas. Levantó un título copero y se consagró como el entrenador con mejor rendimiento en toda la historia de la institución jugando en el estadio Mineirao. Esta vez con un bonito recuerdo y dejando un juego muy vistoso, volvió a renunciar al final de temporada para volver al viejo continente.

 

Porque el Sevilla FC es el álter ego de Jorge Sampaoli. La garra que transmite el Sánchez Pizjuán es la misma con la que el casildense ruge en su área técnica

 

Aunque todos sabemos que Sampaoli es mucho de rock, el caprichoso destino hizo que terminara en una de las capitales del hip-hop europeo: Marsella. Sus dos campañas en el Vélodrome fueron más que notables, culminando su ciclo llegando a las semifinales de la Conference League y devolviendo al Olympique de Marsella a la máxima competición europea. Como dirían en Francia: ¡Chapeau!

“Me tocó ir a Marsella con el centro deportivo prendido fuego, a Sevilla en un momento complicado, a Santos también. Argentina de la misma forma, pero clasificamos en la última fecha”, dijo Sampaoli sin pelos en la lengua, como de costumbre. La historia de un entrenador nómada, que va de flor en flor y deja huella en todo aquel terreno que pisa. Un nómada que echa de menos el sol, el ‘salero’ y el buen comer, y que por eso pretende empezar un proceso de sedentarismo despertando cada día al lado de la Giralda.

Porque el Sevilla FC es el álter ego de Jorge Sampaoli. La garra que transmite el Sánchez Pizjuán es la misma con la que el casildense ruge en su área técnica, , y, como no, ese fútbol ofensivo de continua busqueda de ataque y una defensa adelantada pone muy, pero que muy cachondos a todos los ‘Hispalenses’. Con todo esto, ¿cómo no va a haber segunda parte? Como dijo en su día el famoso pianista y paisano de Sampaoli, Daniel Barenboim: “En ningún sitio suenan mejor los aplausos que en Sevilla”.

 


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Fotografía de Getty Images.