Era lunes. Un lunes veraniego. Pero no de un año cualquiera. Se celebraba el Mundial, el primero que recuerdo. No con exactitud, pero sí con esos detalles que no se te borran nunca de la mente.
La narración de Televisión Española repicó con más fuerza de la habitual y salté de la silla lamentando no haber terminado la cena con mayor celeridad. Recorrí el pasillo a toda prisa y frené derrapando con las habituales chanclas de las que no me separaba desde junio a septiembre. Ahí estaba. Bebeto adelantaba a Brasil ante Estados Unidos en los octavos de final del Mundial de 1994. Era la mayor cita futbolística y yo la viví con pasión. Días más tarde, y en la soledad de la casa de unos amigos, vi a Roberto Baggio quebrar a Zubizarreta y evitar la estirada de Abelardo en el minuto 88.
Cuatro años más tarde, y mientras el sol se colaba entre las rendijas de la persiana a medio bajar de un sábado al mediodía, Sunday Oliseh conectó un obús para hacer el 2-3 en el debut en Francia ’98. Era mi primera decepción, ya que ante Italia se cumplió la lógica que dictaba la historia. En 2002, y mientras disfrutaba de un chocolate con churros con los amigos, padecí el partido en el que Al Ghandour se instaló en nuestro diccionario de pesadillas. Mientras que los octavos de final los presentaron como los de la jubilación de Zidane y terminaron siendo los de la exhibición de Ribéry (ah, Zinedine hizo el 1-3 definitivo).
Como anfitrión el país más veces campeón, Brasil. Y delante el resto de ganadoras desde 1930: Uruguay, Italia, Alemania, Argentina, Francia, Inglaterra y la vigente ganadora España
Lo ocurrido en Sudáfrica en 2010 es de todos conocidos, y aquí sí que todo el mundo recuerda los detalles de una cita histórica. Todo este peregrinar deriva en Brasil. En 2014. En el Mundial por excelencia. Como anfitrión el país más veces campeón, delante el resto de ganadoras desde 1930 (siete para luchar contra la pentacampeona): Uruguay, Italia, Alemania, Argentina, Francia, Inglaterra y España).
Y junto a ellas, 24 combinados más para afrontar la que posiblemente sea la edición con más estrellas: Neymar (Brasil), Honda (Japón), Van Persie (Holanda), Balotelli (Italia), Messi (Argentina), Hazard (Bélgica), Shaqiri (Suiza), Özil (Alemania), Falcao (Colombia), Dzagoev (Rusia), Džeko (Bosnia y Herzegovina), Rooney (Inglaterra), Iniesta (España), Alexis Sánchez (Chile), Valencia (Ecuador), Drogba (Costa de Marfil), Eto’o (Camerún), Mitroglou (Grecia), Mandžukić (Croacia), Cristiano Ronaldo (Portugal), Ribéry (Francia) o Luis Suárez (Uruguay) portarán gran parte de las esperanzas de sus países.
En 15 días se conocerá la composición de los grupos, y a partir de ese momento surgirán las cábalas, el camino hacia la final sin haber rodado aún el balón y los análisis de los rivales. Un trailer hasta que la película viva sus primeros fotogramas en un mes lleno de emociones. Brasil será el escenario. Quizás el más romántico que se podía deparar. Será, seguro, el Mundial por excelencia.