Esta serie de artículos, ‘Pies de Bartleby’, pretende buscar un lugar cálido en el que habitan suspendidas las jugadas que nunca existieron, rastrear la historia de los futbolistas que, como el Bartleby de Herman Melville, prefirieron no hacerlo.
De pequeño quería ser Carlos Vela. Desde que vi a aquel mexicano de 17 años con la camiseta de la UD Salamanca, cedido del Arsenal. Tenía una zurda divina y cara de niño, pero con el balón en los pies era un pequeño diablo. El futuro era suyo. En Inglaterra dejó algún que otro chispazo, pero no se le dio. Volvió a España y formó una gran dupla en la Real Sociedad con Antoine Griezmann, una de esas parejas underground que con el tiempo le cuelgan la etiqueta de “streets won’t forget”.
Tiempo después dijo algo que retumbó en mí y que, si me hubiera enterado de pequeño, hubiera dejado de querer ser Carlos Vela. Y es que a uno de los mayores culpables de mi pasión por el fútbol no le gusta el fútbol. “Entre una buena película y un buen partido de fútbol, prefiero la película. A mí el fútbol nunca me ha apasionado”, confesó. Quizás, no es casualidad que con esas declaraciones decidiera poner rumbo a Los Ángeles para convertirse en estrella. Con su capacidad y su talento, iba a convertirse en un director de Hollywood dentro del campo. La MLS fue su set de rodaje, y escribió el guion de una gran película en cada jugada. Una película aclamada por la afición del conjunto negro y dorado y por la crítica de la prensa deportiva estadounidense.
“Entre una buena película y un buen partido de fútbol, prefiero la película. A mí el fútbol nunca me ha apasionado”, confesó
Su historia tiene de todo. Tiene gloria; siendo el capitán de LA FC, alzó dos Supporter’s Shield y una MLS Cup. E incluso tuvo su némesis, un villano en el equipo vecino, LA Galaxy. Un ‘malo de la peli’ con su causa y trasfondo personal, de esos que además son carismáticos, un tal Zlatan Ibrahimović. “Carlos Vela está en su mejor momento ¿Cuántos años tiene? ¿29? ¿Está jugando en la MLS y está en su mejor momento? ¿Dónde estaba yo cuando tenía 29? En Europa, gran diferencia”, dijo el delantero sueco en una entrevista.
Sin embargo, la gran diferencia no se hallaba en dónde estaba cada uno a los 29, sino en sus preferencias. Con 29, Vela pudo haber estado perfectamente en Europa, sin embargo, y a pesar de seguir jugando, su Bartleby particular le convenció para buscar otro lugar, alejado de las expectativas y la cultura futbolística europea que presiona a los futbolistas no solo a hacerlo bien, sino también a hacerlo con un nivel de pasión estratosférico. Un nivel de pasión al que él no llegaba. Ni siquiera con su selección, de la que se retiró en 2019.
Qué hubiera sido si hubiera querido, si aparte de jugar bien al fútbol Carlos Vela también hubiera tenido la vocación y la devoción para querer ser algo más.
A día de hoy, a sus 35 años, Carlitos Vela está sin equipo, y, aunque no ha anunciado su retirada de forma oficial, casi se da por hecho que su etapa como futbolista ya acabó. Pese a su síndrome Bartleby, ha tenido una carrera bastante larga y ha demostrado su calidad hasta el último aplauso. Sin embargo, al mundo del fútbol sigue quedándole la común rabia del “y si…”, el qué hubiera sido si hubiera querido, si aparte de jugar bien al fútbol también hubiera tenido la vocación y la devoción para querer ser algo más.
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Fotografía de Getty Images.