Rias Altas contra Rias Baixas. La Coruña contra Vigo. Los del norte contra los del sur. O Noso Derbi es una rivalidad que va más allá de lo que sucede sobre el césped. Deportivo y Celta son palabras antagónicas desde hace ya casi un centenar de años. La enemistad entre los dos colosos del fútbol gallego no surgió únicamente por la cercanía entre ellos, sino que las rencillas entre vigueses y coruñeses se remontan hasta principios del siglo pasado, coincidiendo con la fundación del más joven de ambos clubes, el Celta de Vigo. Cuatro traiciones fueron el detonante de que un Deportivo-Celta, aún a día de hoy, sea más que una simple batalla en un terreno de juego.
Hasta 1923, dos equipos mandaban por encima del resto en la ciudad: el Real Vigo Sporting Club y el Real Club Fortuna de Vigo. Año tras año eran los candidatos a llevarse el campeonato regional gallego y ambos luchaban por ser el mejor equipo de la ciudad. Hubo un primer intento en 1915 para fusionar al Sporting y al Fortuna, pero no acabó resultando. Ocho años después, con una campaña bajo el lema ‘Todo por Vigo y para Vigo’, las entidades se unieron para crear un club que aspirase a competir contra los equipos vascos en las competiciones nacionales. Así se creó el Real Club Celta de Vigo un 23 de agosto de 1923.
La tensión entre los dos clubes de mayor historia del fútbol gallego era un hecho antes siquiera de haberse encontrado frente a frente sobre un terreno de juego
Para definir la plantilla de aquella nueva sociedad se hicieron unas pruebas de acceso a más de 60 futbolistas y una de las figuras del Sporting de Vigo, el defensa Luis Otero -ídolo del fútbol gallego por ser medallista olímpico en Amberes y el primero de la región en jugar como internacional-, no estaba de acuerdo con la idea de que ambos clubes se fusionaran para crear una única entidad. Por ello, y ante un supuesto soborno por parte del Deportivo, abandonó el antiguo campo de Coia para iniciar una nueva etapa en su carrera deportiva en el estadio de Riazor. No fue el único en tomar el mismo camino, a Otero le siguieron otros tres futbolistas que entraban en los planes del recién fusionado Celta: el guardameta Isidro Rodríguez, el centrocampista José Chiarroni y el delantero Ramón González también dejaron atrás su vida en Vigo para jugar en La Coruña.
La jugada, aunque aparentemente buena, le salió rana al Deportivo. Desde el club vigués, molestos por la actitud de los que ya se habían ganado su enemistad, denunciaron ante la Federación Gallega de Fútbol el soborno del Deportivo hacia sus jugadores, que se negaban a volver a las filas del Celta. La federación falló a favor de los celestes e inhabilitó al Deportivo y a sus cuatro nuevos fichajes disputar la siguiente campaña del campeonato gallego. Ante el duro castigo recibido por parte de la federación regional, el club coruñés acudió a la Real Federación Española de Fútbol para que dictara una sentencia menos severa. Así fue, la federación española mantuvo el fallo en contra de los cuatro futbolistas que habían cambiado Vigo por La Coruña, pero permitió al Deportivo disputar la competición, por considerar excesiva la sentencia de su homónima gallega. Por lo que el Deportivo acabó disputando, aunque con retraso, el campeonato 1923/24, en el que el Celta de Vigo estrenó su palmarés ya como equipo unificado.
La tensión entre los dos clubes de mayor historia del fútbol gallego era un hecho antes siquiera de haberse encontrado frente a frente sobre un terreno de juego. Su primer derbi no llegaría hasta el año siguiente. En la quinta jornada del campeonato, el Celta visitaba Riazor y Otero, Chiarroni y Ramón González estaban en el once inicial del Deportivo. El Deportivo se llevó el primer derbi gallego de la historia por 3-0, aunque la crónica de La Voz de Galicia dejó evidencia de que el abultado resultado no reflejó lo visto sobre el campo de Riazor: “El Celta no mereció una derrota como la que le infligió el Deportivo”. Y, por su parte, en Pueblo Gallego se criticó la actuación del guardameta celeste, Rubido, que falló en los tres tantos deportivistas: “Los equipos tienen que tener portero: por lo menos para cualquier contingencia. El Celta hace tiempo que carece de él”.
El primer derbi entre Deportivo y Celta cayó del lado blanquiazul. Desde entonces, se han visto las caras en 68 ocasiones en Primera División. Y hasta el momento, tanto el Celta de Vigo como el Deportivo han sumado las mismas victorias -25- a lo largo de casi cien años de rivalidad. Una rivalidad que no tuvo sus inicios sobre el césped como es habitual en los derbis, sino que fueron cuatro fichajes los que detonaron esta histórica enemistad.