Tras casi una década sin estar en el podio de la Serie A, el Inter vuelve a iniciar un ciclo con la intención de ser protagonista. La llegada de Antonio Conte al banquillo y los movimientos que se han producido en el mercado han renovado una ilusión que se perdió en los últimos meses de la gestión de Luciano Spalletti. Reconocido internacionalmente por su idea de fútbol a partir de los tres centrales, por su capacidad motivadora y por su compromiso colectivo, el técnico nacido en Lecce buscará cumplir el objetivo de devolver la competitividad a un club que por historia está obligado a resistir en lo más alto.
1| LA SALIDA DE BALÓN
La primera versión de este ‘nuevo’ Inter nos recuerda a los últimos equipos que llevaron el sello de Conte. En la construcción del juego, para el equipo es clave salir con el balón jugado. Los centrales se abren, dejando que los carrileros suban unos metros y se peguen a las líneas de cal, cerca de los centrocampistas, que están llamados a alternarse para venir a recibir. Para progresar con el balón controlado, Conte se sirve de las triangulaciones entre jugadores en posición de interior o ubicados en banda, para así tener superioridad y romper la línea del centro del campo rival a través de la conducción. Además, como hacía con César Azpilicueta en el Chelsea, Conte pide a su central escorado en la derecha que se proyecte en el pasillo intermedio para generar ventajas buscando los centros desde 3/4 al área. Sorprende ver a Diego Godin realizando esos movimientos con tanta naturalidad y ofreciendo a sus compañeros otra opción de llegar al área de forma directa.
2| BALONES A LUKAKU
Cuando el equipo no consigue avanzar con la posesión y orienta el juego en largo, Romelu Lukaku se convierte en la referencia. De espaldas a la portería, el ariete belga se encarga de descolgar el balón y hacérselo llegar al segundo punta, a los carrileros o a los centrocampistas que irrumpen desde segunda línea.
3| DESMARQUES EN LA CREACIÓN
Para que el Inter pueda aproximarse a lo que su técnico quiere que sea en zona de creación, la movilidad de los interiores, carrileros y delanteros es clave. Los carrileros van al espacio a través los desmarques de ruptura buscando los uno contra uno que les abran las puertas del área adversaria. En esas situaciones de juego, el equipo tiene una gran capacidad para colocar hasta cinco o seis jugadores entre la zona de finalización y la zona de los rechaces. Para que los desmarques ofensivos resulten productivos, Lukaku vuelve a erigirse en el hombre clave. El ex del Manchester Unied viene a recibir entre líneas constantemente, con lo que siempre arrastra a un central del equipo rival y con ello abre pasillos que suelen aprovechar los interiores, Stefano Sensi y Matías Vecino. Esos desmarques benefician también a Lautaro Martinez, la segunda espada del equipo, que puede encontrar los espacios necesarios para recibir en conducción y buscar el disparo. Desde que están a las órdenes de Conte, de hecho, Lukaku y Lautaro han encontrado una complicidad tremenda en los movimientos sin pelota, y también han funcionado de maravilla para combinar en los espacios reducidos.
4| DOS OPCIONES PARA DEFENDER
En fase defensiva, el Inter tiene la identidad marcada de su entrenador. Su sistema de retaguardia es rápido, disciplinado y agresivo. Cuando pierde el balón, el equipo ya tiene perfectamente asimilado cómo ir a la presión con el bloque alto, aunque esa circunstancia también la alterna con otros momentos en los que prefiere replegarse rápidamente, encontrando con esos dos recursos el equilibrio defensivo posicional idóneo.
Cuando el equipo rival inicia la salida del balón en corto desde la defensa, los delanteros van a presionar. Sensi marca al pivote del adversario para impedir cualquier referencia a la hora de construir, mientras que los carrileros presionan a los laterales cuando el rival sale por fuera. Y Brozovic y Vecino, por su parte, marcan en zona manteniendo la presión a los centrales para dominar el juego interior. Con esta manera de ocupar los espacios, la idea es también poder controlar la llegada de la segunda línea de los centrocampistas del rival.
A la hora de defender en su campo, la zaga del Inter pasa a ser de cinco en línea con los carrileros replegados y ubicados a la altura de los centrales, mientras que los centrocampistas reducen los espacios entre ellos para formar un trivote cuya punta baja es Brozovic. En estas situaciones, los de Conte intentan orientar la circulación de balón del rival hacia fuera para obligarle a buscar centros laterales. De esta forma, a través del dominio del juego aéreo de los tres centrales, el equipo defiende con comodidad y trasmite seguridad.
PUNTOS FUERTES
- Dinamismo de la estructura con permutas continuas
- Presión alta con hasta 6 jugadores para limitar al rival en la salida
- Las múltiples opciones ofensivas ya interiorizadas por el equipo
PUNTOS DÉBILES
- La espalda de Asamoah
- Las dificultades para perfilarse tanto en construcción como en duelos defensivos de Milan Skriniar
- La gestión defensiva en bloque intermedio por la banda izquierda