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Bielsismo, bendita locura

La llegada del entrenador rosarino revolucionó un Leeds falto de empuje. ¿Podrán sus métodos alzarse ante el cruel destino?

“No creo que esté loco.
Creo que es un verdadero genio”

James Mooney, jefe de prensa del Leeds

 

Dícese que la definición de ‘loco’ es una persona “que tiene poco juicio o se comporta de forma disparatada, imprudente o temeraria, sin pensar en las consecuencias”. Pero a la hora de adjetivarlo, ‘loco’ también significa que ese individuo “experimenta un sentimiento de forma muy intensa o pasional y, en consecuencia, actúa de manera poco serena o razonable”. Podríamos proponerle a la Real Academia Española un nuevo concepto para definir este significado: Marcelo Bielsa. ¿Qué os parece? El distintivo adecuado para la persona adecuada.

Hagamos un salto en el tiempo. Volvamos a aquel mágico Leeds United entrenado por la leyenda Don Revie, que se mantuvo en el cargo de 1961 a 1974, cosechando dos ligas, una FA Cup y una Copa de la Liga, entre otros títulos. Pero lo que más destacó en la figura de Revie fue hacer del Leeds un conjunto único. “Él convirtió Leeds en una ciudad de fútbol. A partir de ahí, se sustentó nuestra fama de equipo turbulento, de rebeldes odiados por todo el mundo”, afirmó en su día Jon Howe, que hasta 2017 era el director de la revista oficial del club. El bueno de Don Revie fue el que propuso que el equipo vistiera de blanco, porque el Real Madrid vestía de blanco y era un conjunto campeón. Quería que su escuadra también fuera un equipo ganador. Una voluntad que, con el tiempo, se convirtió en realidad. “El Leeds de Revie era bronco y tenía fama de brusco. Eran muy bestias. Era un tipo muy controlador y a la vez muy paternalista”, afirmó una vez Julio Maldonado, periodista de Movistar Plus.

Un año después de la retirada del técnico y el paso efímero de Brian Clough, que después haría historia en el Nottingham Forest, el Leeds llegó a la final de la Copa de Europa. Delante de los ‘Peacocks’ (‘Pavos Reales’) se encontraba el último eslabón para coronarse como campeones: el Bayern de Múnich. Finalmente, los bávaros se llevaron la victoria (2-0) en un partido muy polémico en el que un gol alemán debió ser anulado, y dos penaltis no pitados a favor de los ingleses sí tendrían que haberse decretado. Sea como fuere, ese Leeds tenía una marca registrada muy bien definida: un equipo fuerte, férreo, con carácter. En 1992, volvería esa esencia ganadora con Howard Wilkinson en el banquillo y un tal Éric Cantona en el césped. Ese Leeds sería el último conjunto en ganar la antigua Football League -antes de convertirse en Premier– y lo haría con el último entrenador inglés en alzar la competición doméstica hasta día de hoy.

Después de aquello, los ‘Pavos Reales’ siguieron en una dinámica brillante. La temporada 1999-00, su participación en la Copa de la UEFA fue una de las más recordadas, y en 2001, llegó hasta las semifinales de la Champions, cayendo ante el Valencia por 0-3. Pero todo cambió con la marcha del técnico David O’Leary en 2002. Asfixiado por unas deudas que se calcula que llegaban a los 80 millones de libras, al Leeds se le acabó la paciencia y fue echando a tocateja todo entrenador que no rindiera. Finalmente, descendió en 2004 y la entidad se declaró en bancarrota. Incluso en 2007, bajó por primera vez a League One. Ahora, de nuevo en Championship, y con la entrada de Andrea Radrizzani como máximo dirigente, el Leeds ha conseguido sanear gran parte de las deudas. El nuevo presidente tenía en mente revolucionar el equipo desde los pies hasta la cabeza.

IRRUMPE UN ESTILO ÚNICO

La llegada de Marcelo Bielsa a las filas del Leeds United hace ya dos temporadas prometió un cambio en la estructura y el entendimiento del juego en el club. Desde Simon Grayson (2008-2012) ningún entrenador había superado los 500 días en el banquillo de los de Yorkshire. Estaba empezando a surgir una nueva etapa como la de Revie y Wilkinson. Pero con matices ‘bielsistas’. Para empezar, el ‘Loco’ se revisó todos y cada uno de los partidos de la temporada del Leeds antes incluso de firmar. Otra medida curiosa tomada por el rosarino fue dar en alguna rueda de prensa -PowerPoint incluido- una clase de análisis de rivales para que la gente viese sus obsesivos métodos de trabajo y cómo aplicarlos. También encontramos un capítulo llamado No les regalamos el gol, se lo devolvimos: una curiosa historia en que el Leeds anotó un gol mientras un hombre del Aston Villa estaba tendido en el césped. Al iniciarse de nuevo el juego, Bielsa ordenó a sus jugadores que se quedaran inmóviles para que los ‘villians’ de John Terry igualaran la contienda. Insólito. El último episodio a destacar de la bendita locura ‘bielsista’ fue el caso de espionaje al Derby County de Lampard, en el que envió a un asistente a presenciar su entrenamiento. “Es cierto. El responsable de que esa persona estuviera ahí soy yo. Hay una serie de precisiones que necesito dar y no importa si yo creo que eso es legal, correcto o incorrecto. Esa práctica ya la utilicé en otras ocasiones, y no está prohibido”, aclaró el mismo Bielsa en Sky Sports.

Pero centrémonos en su juego. En su manera de ser. De hacer y rehacer, de programar y contraprogramar hasta conseguir un producto limpio, pulido, para intentar sacar la mayor ventaja posible al rendimiento del grupo. Por ello, Marcelo Bielsa está dispuesto a todo. “El entrenador dijo que teníamos que ser una familia. Comíamos juntos, dormíamos juntos, y hacíamos todo juntos. Éramos como hermanos”, declaró Anwar El Ghazi, delantero de Aston Villa que coincidió con Bielsa en su etapa en el Lille (¿No os recuerda a lo paternalista que era Don Reive?). En otra ocasión, Benjamín Mendy afirmó que “me hacía devorar horas y horas de vídeos” mientras el francés militaba en el Olympique de Marsella. Así mismo, cuando el argentino aterrizó en Leeds, ordenó hacer sesiones dobles o triples en jornadas de entrenamiento que se extendían hasta las diez horas. Todo se tenía que aprovechar para el ‘Loco’. Ahí se exponían las principales ideas del técnico: correr hasta la extenuación con presiones altas para limitar espacios y recuperar en campo contrario, utilizar un marcaje estrecho al hombre que no le dejase ni respirar, ampliar la posesión del balón para llevar el ritmo del encuentro. Atrás queda el esquema rígido y tradicional para dar paso a las posiciones móviles y polivalentes. Por eso no es de extrañar que entrenadores como Pep Guardiola o Mauricio Pochettino hayan expresado su admiración hacia Bielsa.

Es cierto que aquí no paran de pasar cosas. Es emocionante, pero, en ocasiones, uno reza por tener una vida un poco más tranquila. Me fascina la capacidad que tenemos para atraer dramas y convulsiones”, declaró Jon Howe hace unos años. El cuadro de Elland Road sigue llamando la atención del planeta, un caso que se acentúa cuando hablamos de Marcelo el ‘Loco’ Bielsa. Tanto es así que Amazon le ha dedicado un documental y todo. El año pasado el club se quedó a las puertas de ascender a la Premier, y este curso está encaminado hacia el ascenso directo. El método Bielsa ha devuelto las esperanzas a los aficionados, que esperan que el Leeds vuelva a la élite tras 16 años de ausencia. Como dijo Steve Jobs, “las personas suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo, son quienes realmente lo cambian”.