32 goles ha recibido Arabia Saudí a lo largo de su trayectoria en los Mundiales (13 partidos). Un balance negativo para un recorrido discreto que además esconde una triste verdad para los saudíes: la selección ha vivido tiempos mejores.
Desde su debut en la cita mundialista en 1994, encadenó cuatro participaciones seguidas (1998, 2002 y 2006), pero desde entonces, no había vuelto a lograr la clasificación. Estos ocho años de ausencia de los Halcones Verdes no solo han sido malos tiempos futbolísticos en la península arábiga -que también, puesto que en 14 años, desde 1998 a 2012, llegaron a caer 105 puestos en el ranking FIFA, del 21 al 126, para asentarse alrededor del 70 en la actualidad-; también han sido años de incertidumbre en el fútbol asiático, con la inclusión de Australia y el supuesto aumento del nivel competitivo que eso debía suponer, pero en los que se manifestó la dificultad de los equipos de la zona para lograr colar a cinco equipos en la fase final. Algo que elevó las voces críticas de los que no entendían por qué la confederación asiática merecía 4,5 plazas mundialistas.
Pero la fase de clasificación para Rusia’18 lo ha cambiado todo: por primera vez, un Mundial verá a cinco equipos de la AFC entre los 32 elegidos, cuatro años antes de que el torneo vuelva a Oriente, concretamente a Catar. Se podría decir que el fútbol asiático necesita a una Arabia en forma: el éxito continental ha coincidido con el renacimiento saudí.