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Nàstic-Dépor: Sufrir para volver al lugar merecido

El Gimnàstic de Tarragona y el Deportivo de La Coruña están luchando para volver, de una vez por todas, al fútbol profesional. Este fin de semana se midieron en el campo. Estuvimos allí para vivirlo

La tercera división del fútbol español, la 1 RFEF, es una competición de contrastes. En ella te puedes encontrar un amplio abanico de clubes. Desde los equipos históricos y contrastados que buscan volver al fútbol profesional, como el Nàstic o el Deportivo, a cuadros mucho más modestos que están viviendo su particular cuento de hadas, como el Teruel o el Arenteiro. Y es gracias a esta variedad, que esta división nos despierta pasiones y sentimientos de todo tipo. Pero para esto está el fútbol, para hacernos disfrutar, pero también sufrir. Para deleitarnos con jugadas de calidad y con acciones de puro corazón. Pocas categorías nos ofrecen el pack completo como lo hace la 1 RFEF. Y esto, a todos los aficionados al fútbol, nos encanta.

El grupo I de esta temporada de la categoría de bronce está al rojo vivo. Pocos puntos separan a los equipos de la parte alta, y lo mismo se puede aplicar en la zona de descenso. Y si bien es cierto que esta es una característica habitual en la categoría, no nos hace dejar la emoción de lado. Si nos fijamos en los primeros cinco clasificados, solo cuatro puntos separan al Celta B del Dépor, dos equipos que exponen a la perfección lo peculiar que es la división. Además, a todo eso hay que sumarle el hecho de que solo un club de cada grupo obtiene el billete directo para la Segunda División y, sin embargo, los otros cuatro equipos deben enfrentarse en un play-off a rivales del otro grupo. Los juegos del hambre aplicados al fútbol.

 

La 1 RFEF está considerada como una división semiprofesional. De hecho, en España, solo la Primera y la Segunda División son categorías profesionales. Pero clubes como el Dépor o el Nàstic demuestran que si se apuesta por el equipo, todo es posible

 

Nunca nos hubiéramos imaginado que todo un Deportivo de La Coruña, campeón de liga en la temporada 1999-00 y de Copa en la 94-95 y 01-02, se encontraría en cotas tan bajas unos veinte años después. Pero así es el fútbol. De hecho, este histórico del país lleva ya cuatro años en la categoría de bronce. Un lugar que no merece si nos fijamos en el pasado del conjunto coruñés. En una situación parecida, que no idéntica, se encuentra el Gimnàstic de Tarragona. El club deportivo más antiguo del estado, que celebró su 138º aniversario a inicios de marzo, descendió de Segunda una temporada antes que los gallegos. Si bien es cierto que los granas solo han estado durante cuatro temporadas en Primera División, del 1947 al 1950, y, la última, más reciente, en la 2006-07. Un hecho que demuestra lo complicado que es mantenerse en la élite del fútbol.

Dos clubes con una estructura profesionalizada

La 1 RFEF está considerada como una división semiprofesional. De hecho, en España, solo la Primera y la Segunda División son categorías profesionales. Sin embargo, clubes como el Dépor o el Nàstic demuestran que si se apuesta por el equipo y se intenta establecer una jerarquía cercana a la que tienen los equipos de divisiones superiores, todo es posible. Aunque, a veces, hay más problemas de los planeados, condicionantes que se escapan del dominio de los clubes. “Se nos prometió mucho con la 1 RFEF y la verdad es que, en cuanto a condiciones, no es lo que se esperaba”, alega Lluis Fàbregas, director general del Nàstic, a Panenka. “Los recursos y las ayudas que se dan por parte de la federación española no son, ni de lejos, lo que merecemos”, asegura Fàbregas. Para poner un ejemplo, en 1 RFEF hay que disputar los partidos en césped natural, y si bien es cierto que todos los equipos hacen lo posible para cumplir con esta condición, en muchos casos las condiciones del verde no son las mejores. Y esto, creen algunos, devalúa la división. “Esto también ocurre en materia económica, hay una falta de rigor y seriedad alarmante…”, lamenta Fábregas.

El salto de poder competir en la Segunda División española es muy grande. Si nos fijamos en los derechos televisivos, la Liga asegura alrededor de 6 millones de euros por participar en ella. En cambio, en la 1 RFEF, en el mejor de los casos, son unos 200.000 euros. Una diferencia abismal. Esto empuja a los clubes, y a sus accionistas o propietarios, a añadir constantemente dinero a sus arcas. Y este sentimiento de dejadez no solo proviene de las esferas altas de los equipos. Los jugadores también se sienten ‘engañados’ con lo que se prometió en un primer momento y la realidad actual. “Al principio nos intentaron vender una categoría que, en realidad, es deficitaria para los clubes, porque no hay ingresos”, sentencia Joan Oriol, capitán del Nàstic. El lateral izquierdo catalán de 37 años, ex futbolista de Villarreal, Mallorca o Osasuna, entre otros, ha pasado por muchas de las categorías del fútbol español y conoce -y puede comparar de primera mano- sus experiencias. “Hay que darle un giro a la categoría, venderla de otra forma y ayudar a profesionalizarla, porque, si no, a la larga, no sé cómo lo van a hacer”, asiente el referente de la entidad grana. “En el Nàstic tenemos mucha suerte porque vivimos en una burbuja de un gran club con un presidente que pone dinero de su bolsillo y nos ayuda”. Como gran club, el Gimnàstic ha conseguido alrededor de los 7.000 socios esta temporada y tiene una asistencia al Nou Estadi Costa Daurada de unos 5.000 espectadores cada partido. Una cifra que este fin de semana, frente al Dépor, se superó con creces, llegando a los 13.873 aficionados, la segunda entrada más alta desde la temporada 2010-11, solo superada en 2016 cuando, en Segunda División, se enfrentaron a Osasuna: ese día hubo 14.571 personas.

 

Fue una nueva jornada histórica, con colorido, fútbol y emociones en la 1 RFEF, una división que no termina de hacer feliz a clubes y aficionados, pero que jornada tras jornada nos deja momentos memorables

 

Pero si hablamos de masa social y estadios llenos no podemos dejar de lado al club que, desde hace una semana, ostenta el récord de espectadores en un estadio de 1 RFEF, el Deportivo de La Coruña. La entidad gallega metió a 28.112 aficionados en Riazor, una cifra histórica para un club de leyenda, en una tarde de domingo fría y lluviosa de principios de marzo y con entradas de 20 a 35 euros. Orgullo blanquiazul. Y sin ir más lejos, frente al Nàstic, a más de mil kilómetros de La Coruña, el equipo arrastró a más de mil aficionados. Una afición de primera para un club de primera.

¿Es el año?

Una pregunta que aficiones de Nàstic y Depor se hacen esta temporada a menudo es la de si este año es el idóneo para subir a Segunda División, categoría de la que nunca tendrían que haberse ido. La respuesta puede parecer obvia: sí. Ambas entidades tienen un objetivo común, el ascenso, pero es mucho más complicado de lo que parece. En estos momentos solo un punto separa a ambos conjuntos, y, si todo terminara ahora, sería el Dépor quien subiría directamente, pero aún quedan once jornadas de sufrimiento. “Aún queda mucho camino, el partido frente al Dépor es importante pero no se trata de una final”, reconocía Joan Oriol antes del partido del pasado domingo. “La afición del Nàstic es un elemento muy importante para nosotros, siempre responde en los momentos vitales”. Y si los supporters son un elemento capital en Tarragona, como también lo son en La Coruña, el cuerpo técnico que ambos equipos han construido esta temporada merece mención especial.

El Nàstic ha conseguido juntar a gente de la casa, como su primer entrenador, Dani Vidal, un técnico de tan solo 32 años que lleva toda su vida en el club tarraconense. Pero no hay que olvidarse de Iván Moreno, el segundo entrenador, o el séquito de conocedores de la casa que hay en el primer equipo. “Yo siempre he avalado que en un equipo tiene que haber gente de casa, tanto jugadores como entrenadores”, reconoce Joan Oriol a Panenka. Un ejemplo de esta unión que existe dentro del vestuario, pero también con la afición, es el fenómeno de ‘La Vidalneta’, en referencia al apellido del entrenador grana. Jugadores, cuerpo técnico y aficionados han colocado el emoji de una furgoneta al lado de sus nombres en las redes sociales generando un sentimiento de unión y apoyo al equipo. Gestos que hacen la diferencia en esta era de las nuevas tecnologías. Y una furgoneta que también vimos en el tifo que la afición del Nàstic preparó para los instantes previos al partido frente al Dépor.

 

Ambas entidades tienen un objetivo común, el ascenso, pero es mucho más complicado de lo que parece. En estos momentos solo un punto separa a ambos conjuntos. Aún quedan once jornadas de sufrimiento

 

Los coruñeses tampoco se han quedado atrás. Ni en materia de cuerpo técnico ni, por supuesto, en la afición. Imanol Idakez se hizo cargo del banquillo coruñés a inicios de temporada y está cumpliendo con los objetivos marcados por el club blanquiazul. De hecho, si nos fijamos más concretamente en este 2024, el Dépor es el equipo de todo el fútbol español que más puntos ha sumado, con 25 en 10 partidos, por delante de, por ejemplo, el Real Madrid, con 24 puntos en 10 partidos. Unas cifras que explican, por sí solas, el gran momento de forma que está viviendo Idakez y todo el Dépor en general. Un sentimiento de orgullo que también se ha traducido en el apoyo de la afición. Un apodo que se le dio al conjunto coruñés esta temporada es el de ‘Piña Mecánica’, y, al igual que el Nàstic, los aficionados del Deportivo han añadido el emoji de una piña al lado de sus nombres en redes sociales. La elección de la piña es debido al color de la segunda equipación del Dépor, y el movimiento nació con la victoria ante el Celta B, haciendo gala de la cohesión y la nueva identidad que el club ha conseguido en los últimos meses. Una piña y una furgoneta, el símbolo de apoyo del primero y el segundo clasificado de la categoría de bronce.

Un partido de gala

El Nàstic-Dépor de la jornada 27 del grupo I de la 1 RFEF fue un duelo precioso. Y no solo por los más de 13.000 espectadores que abarrotaron las gradas del Nou Estadi de Tarragona, sino por el espectáculo que ambos equipos nos brindaron en el campo. Dos equipos con hambre de victoria, que se lanzaron a buscar los tres puntos desde el primer minuto. El Nàstic buscó golpear en la primera mitad, pero las atajadas de Germán le negaron el tanto a los granas, que empujaron hasta la media parte sin encontrar su recompensa, mientras el Dépor intentaba zafarse de la presión agobiante de los de Dani Vidal. La segunda parte fue un cuento distinto, sobre todo gracias a la aparición en el minuto 48 de David Mella, la nueva joya coruñesa. El joven de 18 años convirtió un gol que dio alas al Dépor y preocupó a los granas. Pero el Nàstic no se dió por vencido, como no hizo en las anteriores 26 jornadas, y empató a falta de 12 minutos con un cabezazo inapelable de Pablo Fernandez. La locura se desató en las gradas frente a la decepción de los aficionados del Dépor, que llenaron uno de los sectores del campo. Al final, reparto de puntos. Y todos, al menos, medio contentos después de haber vivido una nueva jornada histórica, con colorido, fútbol y emociones en la 1 RFEF, una división que no termina de hacer feliz a clubes y aficionados, pero que jornada tras jornada nos deja momentos memorables.

 

@revistapanenka

El Nàstic y el Dépor llevan años atrapados fuera del fútbol profesional. Ahora ambos luchan para volver, de una vez por todas, a la élite. ¿Cuál de los dos lo logrará? #tiktokfootballacademy #deportesentiktok #depor #deportivodelacoruña #nastic #tarragona #galicia #primerarfef #fyp #parati #football #futbol #sports #againstmodernfootball #laliga

♬ original sound – Panenka

 


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Fotografías de Edu Boada.