Noruega vapuleaba a Irlanda del Norte. El ciclón nórdico carburó a la perfección y bajo la batuta de Reiten, Blackastad, Graham-Hansen y Hegerberg expusieron su potencial. Pero no fue tan solo la victoria de las futbolistas de ataque. Las futbolistas de Martin Sjögren dieron un recital para colocarse líderes del grupo A, pero encajaron un gol. Este podría no ser demasiado significativo, pues no dejaba de ser anecdótico y, como se conoce en este deporte, el del ‘honor’. No obstante, ese tanto significaba tanto para el país… Y es que se trataba del primer gol de Irlanda del Norte en una Eurocopa.
La selección debutaba en el torneo continental y lo hizo frente a la dos veces campeona del certamen. La derrota fue contundente y en ningún momento dio la sensación de que pudiesen dar la sorpresa. No obstante, en el 4′ de la segunda mitad, tras la salida de un córner y una serie de malos despejes, el esférico encontró la cabeza de Julie Nelson y su nombre se registró en la historia norirlandesa.
A sus 37 años, la central del Crusaders Strikers anotó el gol del honor para su país. El primero que lograba Irlanda del Norte en un torneo de estas características. Y no solo eso, también se convertía en la futbolista más veterana en lograr un tanto en una Eurocopa. Todo ello se desprendía de un certero remate de cabeza al fondo de la red. Y qué paradoja. Porque lo normal y habitual es que a sus 37 años, la futbolista que ha jugado más de un centenar de partidos con su selección debería estar ya jubilada. Y, sin embargo, lo que le esperaba era una cita con la historia. Inesperada e inadvertida, uno podría pensar que sus días de gloria ya deberían haber acabado. Quizás, su vida debería rondar ya por otros senderos.
Un momento de flaqueza. Una retrospección que sirve como flagelación de uno mismo. Y que hace de la edad una competidora. Pues las fechas están marcadas. En la juventud, el primer beso y los primeros amores. Con la mayoría de edad, la universidad, los grados superiores o los primeros trabajos. El primer coche o emanciparse antes de los 30. Ojo porque a la misma edad debe estar afianzada la pareja estable, la boda y las criaturas. Hay quien lleva a rajatabla lo preestablecido socialmente y su línea temporal avanza perfectamente por los cánones aceptados.
La misma perseverancia que la había llevado a competir en una Eurocopa con los 40 oteando en el horizonte también le permitió redactar la historia del primer gol de Irlanda del Norte en una Eurocopa
Pero la vida, lejos de ser matemáticas, también es agradecida con quien rompe con lo establecido. Como rebelan esos textos que aparecen en cuentas aleatorias de Instagram en letra blanca, con tipografía comic sans y en un fondo negro, el tiempo en el que vive cada uno es el adecuado. Y los éxitos llegan cuando tienen que llegar. Qué más da si a los 30 uno sigue comiendo y cenando con sus padres a diario por no poder permitirse su propio hogar. Eso son momentos que agradecerá cuando tenga el doble de edad y ya no pueda disfrutar de esa compañía. Pero tampoco se miente si se menciona el miedo. El miedo a transitar en soledad unos senderos cuando la mayoría de tu entorno ronda caminos similares.
Es muy probable que la apuesta de Nelson por el fútbol femenino, en el momento que lo hizo, fuese arriesgada. Y seguramente observó como amistades o conocidos adoptaban los caminos definidos por defecto. 20 años atrás, en 2002 y con solo 17 años, la futbolista arrancó su andadura en el club en el que milita actualmente. El Crusaders Strikers le dio la oportunidad de competir en la élite y en este permaneció durante ocho temporadas hasta que dio el salto al Íþróttabandalag Vestmannaeyja de la liga islandesa.
La aventura por la tierra de los volcanes duró una temporada y en 2013 se enroló en las filas del Everton Ladies. Sin embargo, su experiencia en la liga inglesa se desvaneció un año después. En el Glasgow City también permaneció una temporada, se marchó otra más al Durham Women y en 2016, 14 años después de su debut, decidió volver al Crusaders Strikers. Había cumplido ya la treintena y su retirada podía parecer cercana. Era lo establecido. La edad la empujaba a colgar las botas y comenzar otro ciclo en su vida. Pero su ahínco la llevó a permanecer anclada al eje de la zaga y su perseverancia, a sumar más de cien convocatorias con su selección.
Fue la primera jugadora en lograrlo y, a sus 37 años y como era habitual desde 2004, recibió la llamada de la selección para seguir formando parte del colectivo de jugadoras que había hecho historia en su país. Y saltó Noruega al verde y no las pudo parar. Su selección fue una muñeca rota en manos de las nórdicas. Y, sin embargo, la misma perseverancia que la había llevado a competir en una Eurocopa con los 40 oteando en el horizonte también le permitió redactar la historia del primer gol de Irlanda del Norte en una Eurocopa. Y quién sabe qué le espera a Nelson en su vida. Ni si colgará o no las botas cuando su andadura por el campeonato de Europa concluya. Pero eso es lo que tiene romper con lo establecido por la edad. Que esta es solo un número mientras que los sueños son infinitos.
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Fotografía de Imago.