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“Ellos son jugadores, nosotras somos chicas que juegan al fútbol”

El machismo en el balompié llega a los teatros españoles de la mano de 'Playoff', una obra en la que siete mujeres narran la desigualdad que viven a diario

El entrenador ha dejado el equipo para dirigir a un conjunto de hombres. Capi, su sustituta, intenta imponer su criterio pero sus compañeras ignoran sus consejos. Mami no para de recibir llamadas de su marido, incapaz de cuidar de sus hijos durante las dos horas en las que se evade dando patadas a un balón. Toni ha abandonado el fútbol profesional cansada de insultos y de luchar tres veces más que los hombres para jugar en la élite en campos de barro. Son las historias personales de siete mujeres valientes que afrontan el encuentro más importante de su vida. En el vestuario de Playoff, obra de La Joven Compañía, el machismo se proyecta a través del fútbol. ¿Y por qué este deporte? Sus participantes coinciden: “Porque es el deporte machista por excelencia“.

Se eligió el fútbol porque en España las mujeres no son profesionales, porque las chicas saben que nunca van a poder vivir de ello. Porque el Real Madrid no quiere apostar por ellas. Y por muchas otras razones“, explica la actriz María Romero, que interpreta a Julia, una mujer con ambición y en constante lucha por la igualdad. “La situación de las mujeres en este deporte es muy triste y da muchísima rabia“. Esta sensación fue plasmada en un texto por Marta Buchaca, creadora y escritora de la obra, quien pretendía ubicar a las protagonistas en un mundo masculino. “El fútbol es el deporte más machista, no es una decisión casual. Tenía claro que había que hacer una obra con el deporte. Había jugado de muy pequeña, leí sobre la situación de las futbolistas, revisé entrevistas… Decidimos que fuera el fútbol porque había mucho que hablar sobre la mujer“.

Tras hora y media de tragicomedia, y una vez concluida la obra, las actrices se sientan al borde del escenario. El objetivo: fomentar un coloquio enriquecedor. Quieren que su discurso crezca con las aportaciones de los asistentes, además de responder a inquietudes y dudas. Empieza el pospartido. En esta ocasión, un público adolescente evidencia la necesidad de conectarles con la vida real a través del deporte de masas. “¿De verdad pensáis todo eso sobre los hombres?“, cuestiona un chico, anonadado ante situaciones cotidianas y simples de desigualdad. “No queremos lanzar un mensaje negativo hacia los hombres, sino hacer ver que el pensamiento machista en esta sociedad es muy fuerte“, recalcan ellas. “Hay machismo, pero nosotros también sufrimos feminismo“, dice indignado otro joven. Enfrente, siete mujeres dispuestas a despejar balones durante una tarea casi pedagógica. “Tenemos una gran responsabilidad en ese sentido, y no tendría que ser nuestra labor, pero al menos es un debate útil para que los chicos lo trasladen al instituto o a casa“.

Fuerza, unión y perseverancia son los tres conceptos que manejan ante las figuras masculinas, muy presentes en la obra. Para empezar, el entrenador se ha marchado a un equipo de hombres, provocando un profundo diálogo entre ellas. “A algunos les da vergüenza decir que entrenan a mujeres“, destaca Capi, la veterana del equipo, que toma las riendas en su lugar. Su personaje parte de infravalorarse como entrenadora, de hacer constantes referencias al anterior técnico, a sus decisiones, de poner en duda su capacidad. Pero termina dando un golpe de autoridad en la mesa cuando ve que algunas de las jugadoras no responden a sus órdenes: “Si fuera un hombre me respetaríais, pero solo soy una mujer gritando“. La actriz que desarrolla este personaje, Cristina Bertol, explica cómo se le ha educado en un machismo colectivo arraigado socialmente. “Necesita siempre referentes masculinos para avanzar“. Algo similar sucede con Toni, que estudia para ser notaria y renuncia al fútbol profesional al iniciar una relación con un hombre y una “vida normal“. “A veces el machismo está muy interiorizado, está en un inconsciente colectivo“, afirma Cris Gallego. “Tiene un punto machista y creo que no lo sabe. Pero precisamente el personaje es útil para ver cómo hay que luchar contra esa idea de lo que se supone que deben ser las mujeres“, añade.

Cada una viaja dentro de su mundo a lo largo de la obra. El contraste de Toni es su propia hermana, Julia, que empodera mucho a la mujer. “Hay una comparación interesante entre Toni y Julia. Mientras una se rinde ante las dificultades de este mundo, la otra muestra ambición y apuesta por sentirse igual que un hombre“, destaca María. “Me interesaba mucho reflejar esas dos realidades. El patriarcado está tan arraigado que no nos damos ni cuenta“, dice Marta Buchaca. “Hay cualidades que directamente se les atribuyen a los hombres, por lo que un personaje como Julia, muy ambicioso, puede estar mal visto en la sociedad. También Mami, que prioriza irse a un partido de fútbol aunque sus hijos estén enfermos. ¡Se le condenaría socialmente! Y estas dos mujeres son totalmente opuestas a Toni, que también tiene la libertad de ser una mujer que no quiere ser ambiciosa y que no quiere luchar más que un hombre, que no le apetecía aguantar ciertas cosas y que sigue adelante con su decisión de volcarse en sus estudios para tener un trabajo digno, en lugar de jugar al fútbol, por muy buena que fuera y pese a firmar un precontrato con un equipo estadounidense“.

La obra no solo desarrolla a las protagonistas, sino que mete a las propias actrices en un mundo totalmente desconocido para ellas. Yolanda Fernández jamás tuvo interés en el fútbol pese a ver la forma pasional en la que lo vivían su padre y su hermano. “Son béticos a muerte“. Ella nunca participó. “No me atraía. Pero cuando empezamos a preparar esta obra, me di cuenta de que el fútbol me fascina. ¡De repente era divertido! Te vas picando, quieres probar cosas, te vas metiendo en el mundo… Ahora somos forofas del Atlético Féminas, veo partidos del Betis… Es bonito que eso se active, de no gustarte nada a entrar en un mundo nuevo que vas conociendo“. En la edad adulta, Yolanda descubre que ella también tenía cabida en esa forma pasional de vivir el fútbol, y en la que casi siempre la mujer queda relegada voluntaria o inconscientemente. “Es cierto que lo ves como algo de los hombres y no participas“. En la obra da vida a Mami, una mujer que recibe constantes llamadas de su marido antes, durante y después del partido para consultarle dudas sobre los niños. También de su suegra: “Tu hijo no está de canguro. ¡Es el padre de los niños!“. Mami, irónicamente, pide perdón por no sentirse completa solo con ser madre. “Perdón por ser una psicóloga que cobra seis veces más que el hombre de la casa. ¡Y por jugar al fútbol!“.

Aunque ellas sean buenas profesionales, siempre se encuentran en un escalón inferior. El elenco coincide en señalar a la industria del fútbol y al escaso interés en promover la figura femenina. “Si no se empieza a invertir dinero en ellas, a emitir partidos, nunca se va a igualar. Esto no depende de quien apoya a las mujeres, sino que va más allá, a las marcas que prefieren patrocinar a hombres. Habría que empezar por la base y darles más proyección“. María Romero lo asemeja a la situación en el teatro: “Tiene muchas cosas en común, esa cosa de equipo y de grupo, de que siempre tenemos que demostrar un poquito más en las reuniones o en los montajes“.

Que el fútbol es machista, o que hay machismo en el fútbol, ya podíamos intuirlo. Pero ahora el teatro acerca a esa realidad a la que los adolescentes no quieren entrar. “Lo interesante es que reflexionen sobre el papel de la mujer y del hombre a través de un deporte que les gusta“, concluye Marta Buchaca. “Ellos mismos se dan cuenta de que viven situaciones similares, ven que hay niñas a las que les gusta jugar y les llaman marimacho, y que no eran conscientes de lo grave que es la distinción. Es una obra pedagógica en todos los sentidos. Me interesaba hablar en su lenguaje, ver lo que les pasa en el mundo en el que viven“.

La falta de apoyo en la sociedad, las constantes referencias al fútbol masculino o la incompatibilidad con la maternidad que se les presupone son las ideas que Playoff expone desde las entrañas del fútbol. Problemas que superan con sororidad, pero que manifiestan todo lo que a las futbolistas les queda por luchar: “Ellos son jugadores, nosotras somos chicas que juegan al fútbol“.