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Jade Boho: “Sería un fracaso si España no pasa la fase de grupos”

Leyenda del Rayo Vallecano, Jade Boho ha decidido colgar las botas tras un último año en el Alhama. Nos citamos con ella para hablar de su carrera. Y le preguntamos por el Mundial

jade boho

Hacer una descripción certera sobre Jade Boho (Valladolid, 1986) no debería ser una ardua tarea debido a su claridad y pureza. Sin embargo, son tantas las características que la envuelven que resulta muy complicado definirla y sería injusto porque implicaría limitara a unas cuantas palabras, cuando ella va más allá. Pero, sin duda, habría que utilizar términos como ‘guerrera’, ‘resiliente’, ‘trabajadora’, ‘compañera’ y, por supuesto, ‘crack’. Fue toda una sorpresa para el mundo del fútbol escuchar el anuncio de que se retiraba, ella misma confiesa en esta entrevista que se siente todavía con fuerzas y que “hasta el mismo día no lo tenía muy claro”.

Ahora ha colgado las botas y se une a la larga lista de futbolistas españolas que lucharon por lograr unas condiciones dignas que favorecerán a las nuevas generaciones. En su haber acumula una serie de títulos, cuatro de ellos con el Rayo Vallecano (tres ligas entre 2008 y 2011 y una Copa de la Reina en 2008). Es Jade española de nacimiento, pero con ascendencia guineana. Con España levantó el histórico Campeonato de Europa sub-19 en 2004, aunque luego representó en la categoría absoluta los colores de Guinea Ecuatorial, donde logró ser campeona de África en 2012.

Ha vestido diferentes elásticas en la Liga (Alhama, EDF Logroño, Madrid CFF, Atlético de Madrid, Rayo Vallecano, Torrejón, Orcasitas) y en el extranjero sabe lo que es jugar en Inglaterra (Reading, Bristol Academy) y en Suiza (Servette). También sabe lo que es marcar un gol al Atlético de Madrid en un Wanda Metropolitano con más de 22.000 espectadores y lo que significa jugar la Champions. A nivel internacional, también pudo jugar un Mundial sub-19 con España en 2004.  La única espinita que le quedaba: “competir en unas Olimpiadas”, dice.

Jade Boho siempre ha estado al pie del cañón, luchando por conseguir lo justo para el fútbol femenino y no mordiéndose nunca la lengua. Es, por tanto, una voz más que autorizada para hablar del ayer, del ahora y del futuro. Para valorar la situación de España en su liga y en su Selección y para exprimir sus conocimientos nacionales e internacionales en forma de ‘porra’ de cara al Mundial de Australia y Nueva Zelanda que arranca en julio.

Después de una magnífica trayectoria, la noticia de que colgase las botas sorprendió. ¿Qué le llevó a tomar esa decisión?

Hasta el mismo día todavía no lo tenía muy claro porque físicamente me siento muy bien. A lo mejor podría haber seguido compitiendo, pero al final el estar tan lejos de casa me ha mermado mucho. Ahora mismo el cuerpo me pide estabilidad y volver a jugar otro año suponía volver a hacer maletas y a estar lejos de la familia. Además, llevo 19 años con mi pareja y quería ya poder establecerme, comprarme un piso… Tener una vida fuera de lo profesional.

Prácticamente, lo ha vivido todo.

Pues mira, me ha faltado competir en las Olimpiadas. En su día ya estábamos clasificadas y al final con el tema este de la sanción de la FIFA cuando jugaba con la selección de Guinea Ecuatorial, nos descalificaron. Y me quedé sin jugar.

¿Esa es la espina?

Pues sí, la única que tengo. Ganar la Champions habría sido ya la leche, pero la jugué varios años, con lo que no puedo quejarme. Pero sí me quedó la espinita de haber competido en unos Juegos. Me habría gustado saber qué sensación se tiene. Cada competición tiene algo especial.

¿Deja el fútbol por completo o tiene pensado seguir desde otra parcela?

En principio, pienso en dejarlo definitivamente. Ahora mismo, no estoy jugando porque la liga ya ha terminado y está todo el mundo de vacaciones. Pese a eso, me sigo ejercitando. Bajo a la calle a correr, me voy al gimnasio… Tengo claro que me voy a mantener en forma, aunque esté retirada. Me siento bien físicamente. Pero el volver a competir ya lo veo muy complicado, a no ser que apareciese algo a lo que no me pudiera negar. Pero eso es bastante improbable. La idea es parar. No sé si seguiré vinculada al mundo del deporte en un futuro. 

Mencionaba a su pareja, ¿cómo ha sido la conciliación?

Muy difícil. He tenido suerte en estos últimos dos o tres años, con el teletrabajo, porque mi pareja pudo acompañarme. Antes fue una odisea. Tanto en los momentos buenos, pero sobre todo en los malos, siempre ha sido la primera en apoyarme, sacarme una sonrisa, levantarme tras un mal partido… Gracias a ella, que siempre ha estado, creo que he aguantado tanto. El fútbol no es tan fácil como la gente cree. No es sólo salir a jugar y todo bonito. Hay una parte no visible. A mi pareja tengo que agradecerle mucho, nunca me ha dejado sola a pesar de la distancia. Al final, ella también está viviendo una vida que no es la suya. Cuando vas a un sitio y tu pareja va contigo… por mucho que tenga la suerte de poder seguir trabajando de lo suyo tiene que reestructurar todos sus planes. 

 

“El fútbol femenino se está convirtiendo en algo que no me representa. Nosotras jugábamos porque realmente amábamos este deporte, ahora es distinto”

 

¿Qué le dirías a alguien que acaba de debutar?

He tenido la suerte de que mi familia y mi entorno siempre me apoyaron cuando decidí que quería ser futbolista. ¿Qué le diría yo a una niña que está empezando ahora mismo? Que los sueños se hacen realidad. Cuesta trabajo y hay que tener constancia, pero nada es imposible. 

En el pasado, fue una jugadora clave en los escalafones inferiores de la selección española. ¿A quién se lleva de esa etapa?

Cuando a una le toca la papeleta de representar a su país… eso es inexplicable. Lo más bonito que le puede pasar a cualquier deportista. La primera vez fue la sub-17, que se acababa de crear, sólo estuve dos semanas y pasé a sub-19. Pero recuerdo esa primera vez, con la incertidumbre de no saber con quién me iba a encontrar. No conoces a nadie. Me acuerdo de Anabel Barragán, la mujer de Ivana Andrés del Real Madrid, era mi compañera de habitación. Unas risas… Era muy divertida y me hizo la experiencia muy amena. Actualmente mantengo muchísimo contacto con Nuria Zufía y con Saray García, que ya son dos grandes amigas. Me quedaré con muchas personas y el placer de haber compartido vestuario con buenísimas jugadoras, pero las rescato a ellas. Son lo más bonito que me llevo de la selección española.

Actualmente, las categorías inferiores de la selección española están logrando hitos: Europeos, Mundiales…

No tiene ni punto de comparación con el pasado, cuando yo comenzaba. Como dices, esas niñas ahora mismo están ganándolo prácticamente todo o quedando subcampeonas. Eso habla de la evolución que ha tenido nuestro fútbol. Por ejemplo, yo siempre me quejaba de que no era normal tener siete grupos en Segunda División. Me parecía un atraso espantoso. Pensaba que el formato tenía que cambiarse. Es cierto que para eso tenía que haber medios, y que no se podía hacer de la noche a la mañana. Fíjate que, a raíz de ahí, en mi opinión, ha sido cuando se ha notado una gran evolución. Y no sólo por eso, sino también por tener patrocinadores, que los clubes también inviertan más en la sección femenina, que las jugadoras tengan ese compromiso de querer ser cada día mejores… Recuerdo que, en la época en la que yo jugaba con la selección, era dificilísimo competir con otros equipos. Incluso era muy complicado para nosotras ganar a Italia.

Italia era por entonces como una pionera, aunque ahora está decayendo…

Sí, totalmente. Sobre todo, Alemania era la todopoderosa en Europa. Ganar a Alemania era… A ver quién tiene narices. Daba igual lo que hicieses. 

¿Cómo recuerda ese Europeo sub-19 en el que España ganó a Alemania?

Venían de ganar en nuestro grupo, donde metían a todos los rivales siete u ocho goles. De hecho, nosotras jugamos el tercer partido de fase de grupos contra Alemania y nos metió un  7-1, creo. Una paliza… Que yo pensé: ‘Madre mía’. Menos mal que los siguientes partidos los ganamos y pasamos de ronda. Había que jugar octavos, cuartos, semifinal y final. Nos plantamos en las semis contra Italia, y yo no lo tenía nada claro. No solo competían fenomenal, era también cómo defendían. Al final era Italia, son expertas en eso. Era dificilísimo penetrar dentro, traspasar esa línea defensiva para poder marcar gol. De hecho, recuerdo perfectamente que el tanto lo marcó Míriam Diéguez y llegó en los últimos diez minutos. Nos costó la vida. 

Y la final fue contra la todopoderosa Alemania, a la que lograron ganar.

Yo me echaba las manos a la cabeza. Era como que presentía que nos lo íbamos a llevar nosotras a pesar de la dificultad. Y fue así. Tuvimos mucho trabajo, pero conseguimos levantar ese primer Europeo. Sin embargo, no tiene punto de comparación cómo está hoy la selección española. Las niñas suben con muchísimo más nivel, mejor preparadas. Ya no sólo físicamente, sino tácticamente. Le dieron frescura al equipo. Con Nacho Quereda creo que su etapa también tenía que finalizar y haber un cambio.

Y de qué manera…

Sí. Siempre con mucho respeto, pero había que darle un cambio a la selección y también oportunidades a otro tipo de jugadoras. Era casi imposible meter la cabeza ahí con Nacho. Ahora es diferente, creo que se le dan también oportunidades a las niñas que vienen pisando fuerte y eso ha recortado la diferencia con el resto de rivales. En mi época, tú decías: ‘¡Madre mía, nos toca contra EEUU!’. ¡No olíamos la pelota! Era constantemente correr detrás de ella. Nosotras en esa época físicamente no andábamos bien. No existía la preparación que existe ahora. Yo no sabía ni lo que era pisar un gimnasio.

En España se ha pasado de que un equipo lo entrene el padre de una jugadora a que por fin se tomen las cosas más en serio. 

Exactamente, el otro día escuché a Vero Boquete decirlo en una entrevista. Todo ha cambiado. Antes, el entrenador era el ‘padre de’ o aquel que no tenía hueco en un equipo masculino. Sin infravalorar, pero cuando tú no tienes el conocimiento para poder hacer que un equipo funcione bien o no estás preparado, es más difícil. Al final, cogía el fútbol femenino quien no quería. Ahora pagan mejor. Si a alguien le dices ‘te ofrezco un Tercera División masculino o un Primera de chicas’, ya se lo tiene que pensar más.

 

“Ahora no tiene punto de comparación: en la época en la que yo jugaba con la selección española era dificilísimo competir con otros países”

 

También hay jugadoras de la sub-19 o la sub-20 que están rindiendo al máximo nivel en Primera. Eso se nota.

Claro. Por eso digo que el primer paso para avanzar, más allá de la llegada de los patrocinadores, era quitar esa segunda categoría con siete u ocho grupos. Nos ponían la zancadilla, porque al final no dejas avanzar a los equipos, a las jugadoras, para que cada día sean mejores. Ahora fíjate en qué condiciones juegan las compañeras de profesión. Yo estoy encantada de decir adiós sabiendo que esto va ‘palante’, que ha mejorado, hay mejores medios y ojalá se siga avanzando porque yo creo que es el camino.

Se sigue así el ejemplo de otras ligas… ¿Qué más faltaría para el empujón fuera definitivo?

Copiar también a ligas que nos dan mil vueltas, es importante. En tema de gestión de futbol femenino, aunque vamos bien, para mi gusto falta un puntito. Lo que es compromiso y evolución a nivel de juego, eso está. Pero el tema de la gestión… todavía falta. 

Ha jugado en otros lugares, además de en España. ¿Siente que en algunos países extranjeros la situación de la mujer futbolista sigue siendo mejor?

Está mucho mejor, aunque no podemos comparar tampoco ligas que están más avanzadas que nosotras en países donde el fútbol femenino empezó mucho antes que en España. Nos llevan años de ventaja. Desde el aspecto social, incluso. Todavía hay gente que me pregunta qué hago, que parezco deportista, que si hago baloncesto, balonmano… Hay quien desconoce muchísimo.

¿En qué ha notado más diferencias?

En Alemania no he jugado, pero he visto mucho fútbol y sé cómo funcionan los clubes. Conozco porque he tenido compañeras que han jugado en equipos importantes de allí y no tiene nada que ver. En Inglaterra, igual: es una pasada el respeto. El cuerpo técnico siempre tiene a dos que están en el gimnasio, que son los que te van a ayudar. Luego otros dos que son los de campo, preparadores físicos… Es un nivel increíble. Aquí en España depende del equipo. Evidentemente quien tenga un poder adquisitivo mayor no pasa esas penas. Pero yo, por ejemplo, he notado esas diferencias. Este año he estado en el Alhama. Y eso que el Alhama, para ser un equipo humilde, tenía un cuerpo técnico bastante grande. Y no sólo eso. En Inglaterra yo entrenaba y jugaba sobre césped natural. Aquí en España, aún sigue pasando que entrenas en artificial y luego el domingo juegas en natural. Cuando había que jugar un partido contra el Barça, por ejemplo, o contra equipos que en su propio campo entrenaban en césped natural o jugaban en natural, nos teníamos que buscar las mañas para encontrar un campo para poder hacernos un poquito al toque de balón.

La cosa en España está cambiando…

Es lo bonito de este deporte y con lo que yo me quedo. Pienso en las que lucharon antes que yo para que nosotras tuviésemos mejores condiciones. Yo he vivido algo de ese cambio, también he pasado penas. Pero puedo decir que me voy, que me retiro, contenta, dejando el fútbol femenino mucho mejor. Aunque hay pros y contras. El fútbol femenino se está convirtiendo en algo que no me representa. Nosotras jugábamos porque realmente amábamos este deporte, ahora es distinto. No puedo generalizar, pero se nota. Ahora queremos ganar mucha pasta, el postureo en redes sociales… Se está convirtiendo en eso y me da mucha tristeza. Pero es cosa de cada una y por eso no las englobo a todas.

También jugó para Guinea Ecuatorial. ¿Cómo está actualmente allí la situación?

Fatal. Llevo sin ir desde 2017, mi última convocatoria fue en 2016. Tuve un problema en una concentración que me pareció la peor y que nunca había tenido. Para que veas el bajón. Yo llegué en 2010 y desde ahí a 2014 aproximadamente todo fue viento en popa. De repente, se torció. Hubo un cambio de presidencia en la Federación y comenzó una debacle. Por eso decidí no volver. Al menos a jugar. Dejé dicho que si las cosas cambiaban, fenomenal. Lo que no podía ser que fueras con tu selección a representar a tu país y no tener ropa. Cada una se ejercitaba con un color diferente, lo mismo pasaba con los balones.

¿Algún momento clave en tu decisión de dejarla?

Cuando ya decidí que no iba a volver fue cuando teníamos un partido amistoso contra un equipo de allí de chavales, de cadetes. Yo cuando vi la imagen de ellos todos bien uniformados, con sus balones, y en cambio nosotras todo lo contrario, como en el patio del recreo… Fue una vergüenza. La imagen que dimos. Pasé de vivir la mejor etapa de Guinea Ecuatorial, de ser las heroínas, de ganarlo todo… A que de repente no hubiera nada.

Curiosamente, la gente allí sí os reconoce como futbolistas.

Cuando yo iba a una concentración lo hacía encantada porque la gente es súper cercana. Además, todo el mundo quiere una foto, una firma… Te conoce y sabe quién eres. Parece surrealista porque es al contrario de lo que pasa en España. Aquí soy una desconocida, pero allí no puedes ni caminar por la calle. Vives la vida de un futbolista masculino profesional. 

Volviendo al Mundial absoluto de este verano. ¿Cómo ve a España? ¿Qué posibilidades tiene en Australia y Nueva Zelanda?

Cuidadito con el grupo. Zambia no deja de ser un equipo africano que al final es un futbol muy diferente, pero tienen jugadoras potentes que pueden hacer mucho daño a la selección. Mucho cuidado. Sin ir más lejos, pienso en mi excompañera en Logroño, Barbra Banda. Si va con su selección, hay que tener cuidado, les puede hacer mucho daño. Al final, tienes que valorar el conjunto. Están también Japón y Costa Rica. Creo que España no tiene sufrir mucho para pasar esa primera fase de grupos y que es improbable que se quede por el camino. Sería un fracaso si España no pasraa de la fase de grupos. Tienen equipo de sobra, pero las otras selecciones no se lo van a poner fácil.

 

“Me ha sorprendido mucho que no esté Sandra Paños en la prelista de Vilda. Es una jugadora muy necesaria, sea titular o no”

 

¿Quién ganará el Mundial?

Quiero que gane España, evidentemente. Pero si no gana España, sigo diciendo que Inglaterra me gusta mucho. Me encanta, tiene jugadoras muy capaces, muy válidas. Un conjunto muy completo. En todas sus demarcaciones tienen jugadoras muy potentes. Si no es España diría Inglaterra y, si no, Estados Unidos. En ese orden.

¿Qué destaca de la prelista de Jorge Vilda?

Te diré que para mí lo que más alegría me ha dado es ver a Claudia Zornoza en la lista. Sé perfectamente que después de la lesión que tuvo hasta a ella misma le habrá encantado verse en la provisional. Me da una enorme satisfacción verla ahí. Espero que tenga la oportunidad de ser elegida entre esas 23 que van a ir al Mundial. Me encantaría y creo que se lo merece mucho.

Alexia Putellas reaparece. ¿Siente que está preparada después de la dura lesión?

Yo creo que Alexia tiene que estar, independientemente de que haya salido de una lesión hace poquito. Creo que le da fuerza al resto, al equipo. Habrá gente que diga que le está quitando el puesto a otra jugadora que está a mejor nivel. Eso puede ser cierto. Pero creo que Alexia Putellas tiene que estar. Aunque a lo mejor no pueda jugar de titular, va a aportar en otras facetas.

¿Y sobre la portería?

Me ha sorprendido mucho que no esté es Sandra Paños. No es porque las demás no se lo merezcan, pero es otro caso como el de Alexia: es una jugadora muy necesaria, sea titular o no.

Sí aparece Cata Coll.

Pienso que para un Mundial, por lo menos para este, todavía es pronto. Pero para gustos, colores. Le doy mucho valor y espero que aproveche su oportunidad. Sobre el resto, pienso que son jugadoras muy veteranas, con mucha experiencia. Las que son un poco más jovencitas también están muy capacitadas y lo vemos en liga durante todo el año: juegan en grandes equipos y son muy buenas jugadoras. Yo espero que hagan muy buen papel, estaré ahí como una fan más apoyándolas y siguiendo todo el Mundial y espero que lleguen lo más lejos posible.

 


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Fotografías de Getty Images.