Cada mañana, antes de entrar a trabajar, subo un cerro junto a las ruinas de la ciudad arévaca de Uxama, muy cerca de El Burgo de Osma, en Soria, ciudad episcopal a la que dio nombre, y esa imagen me retrotrae a viejos relatos de asedios romanos en la provincia, como por supuesto al célebre sitio de la cercana Numancia. También esas ruinas dieron nombre al equipo de fútbol de El Burgo, el Sporting Uxama, que en 2024 cumplirá nada menos que cien años, resultando ser el decano de la provincia de Soria, y que esta temporada competirá de nuevo en la Regional de Aficionados de Castilla y León junto a otros equipos sorianos, burgaleses, palentinos, abulenses y segovianos, una dispersión geográfica que no solo asusta a las directivas, sino también a los interinos de la Consejería de Educación -por no citar otros colectivos nómadas-.
Al Campo Municipal del Burgo de Osma suele acudir puntual en pretemporada el Atlético de Madrid, en homenaje a la que fue ciudad natal de su ex presidente, Jesús Gil y Gil, mientras que el resto del año se tiene que partir la cara con el Rácing Lermeño, el Turégano, la Cebrereña o el San Esteban de Gormaz, con quien disputa los derbis comarcales. Resulta llamativo que un buen puñado de clubes sorianos hagan honor a este pasado prerromano en sus nombres identificativos, como el más célebre de todos ellos, el Club Deportivo Numancia, ahora en sus horas más bajas en Segunda RFEF; también aluden a su pasado en Vinuesa (Visontium), Berlanga de Duero (Valeránica) o Arcos de Jalón (Arcóbriga, ya extinguido). El Uxama militó hasta once temporadas en el grupo octavo de Tercera, la última de ellas la 18-19, y viste como el Numancia, con esa camiseta roja como el pendón de Castilla.
Aunque eso de los latinajos no se trata de una ‘moda’ exclusivamente soriana, sino que por toda la geografía nacional encontramos ejemplos futbolísticos de pasado romano, como en Andújar, Jaén, cuyo equipo representativo entre 1922 y 2007 fue el Iliturgi, nombre de una ciudad ibérica refundada por Tiberio Sempronio Graco, y que en realidad se encuentra en el término de Mengíbar. Igualmente, durante mucho tiempo el equipo representativo de la población tarraconense de Cambrils fue el Oleastrum, actualmente refundado, como lo fue el Brigantium de Betanzos (La Coruña), que ya ha recuperado su nombre romance. La temporada 88-89 fue la última que jugó el Tyde de Tui en la Tercera gallega, otro ejemplo más de lo que estamos hablando, y también habría que citar al equipo de Basauri, el Basconia, que alude al nombre legendario de las tierras vascas, y que también adoptó el equipo de baloncesto de Vitoria.
El Uxama militó hasta once temporadas en el grupo octavo de Tercera, la última de ellas la 18-19, y viste como el Numancia, con esa camiseta roja como el pendón de Castilla
Si seguimos indagando encontraremos muchos más ejemplos tanto en nuestro país como por toda Europa, aunque yo terminaría con dos casos ilustrativos de la antigua Germania: por un lado, el Arminia de Bielefeld, localidad cercana al bosque de Teutoburgo, donde las legiones romanas sufrieron una dura derrota en el año 9 d.C. a manos del caudillo querusco Arminio, nombre al que rinde honor este equipo albiazul, habitual de la Bundesliga. Por otra parte, el equipo representativo de Aachen o Aquisgrán, donde se encontraba la capital del Sacro Imperio Romano Germánico de Carlomagno, hace honor a la antigua denominación de esa región, Alemannia, que ha permanecido en algunas lenguas como el español o el francés, en lugar de Germania. Este club incluso conserva el emblema carolingio, el águila negra sobre fondo amarillo, que en los años setenta era también el escudo de la antigua República Federal de Alemania (frente al mítico periscopio de la R.D.A., seguro que aún lo recuerdan).
Una mención aparte merecería el Estadio Romano de Mérida –donde una renovación del césped en 1995 tras el ascenso del equipo a primera descubrió sarcófagos procedentes de una necrópolis-, o el Cartagonova de Cartagena, inaugurado en 1988, precisamente por el extinto Real Burgos en partido de liga ante el equipo local. En cualquier caso, no cabe duda de que los futboleros nos sentimos orgullosos de nuestros ancestros prerromanos, que en la provincia de Soria tienen a su más numantino reducto; tan austeros como sus escudos con el castillo orlado: Soria resiste.
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Fotografías de Jesús Borro Fernández