Hasta hace pocos años, la participación de los chinos en el mundo del fútbol se limitaba a un papel pasivo como aficionados y anfitriones de los equipos europeos que cada verano desembarcaban con sus estrellas para disputar partidos amistosos y actos benéficos. No obstante, la superpotencia china ha despertado y ha puesto sus ojos en el fútbol con un papel activo desde múltiples frentes. El presidente de China, Xi Jinping, gran aficionado al fútbol, quiere que el deporte rey se convierta en el deporte nacional -pretende abrir más de 20.000 escuelas para unos ‘nuevos’ 30 millones de practicantes en edad infantil y juvenil- con una industria que genere más de 460.000 millones de dólares para el año 2025.
Pero miremos un momento hacia atrás. Los clubes europeos han desarrollado en la última década diferentes aproximaciones en China a través de una estrategia que ha combinado tecnología, marketing y medios de comunicación para hacer crecer sus marcas a nivel global.
La Liga, la Premier League y la Serie A ha demostrado músculo para llegar a China. Sólo hay que ver lo que han realizado entidades como el FC Barcelona, el Manchester United, el FC Bayern, el Milan, el Inter de Milán o el Real Madrid, así como el Chelsea, el Arsenal, el Manchester City, el Tottenham o el Liverpool.
Este trabajo se ha plasmado con cifras millonarias de fans en las principales redes sociales chinas como Tencent Weibo, Sina Weibo o WeChat. Además, las páginas web de los clubes en chino se han multiplicado con contenidos enfocados para los seguidores de esa habla. Igualmente, la programación cada vez más habitual de partidos en horario de mediodía es un ejemplo de la necesidad de expansión asiática. Un estudio de la empresa Mailman Group analizó la mentalidad de los aficionados para elegir su club favorito: su palmarés y las superestrellas de cada equipo. Sólo el 1% de los aficionados elegían equipo europeo en función de si habían realizado gira en China.
Nuevos propietarios chinos
El interés de China por el fútbol, no obstante, es ahora un camino de ida y venida. La estrategia china pasa por convertir a sus empresas en propietarias de clubes europeos y potenciar la renacida Chinese Super League (CSL).
Así pues, para empezar, en los últimos meses, el Aston Villa, el Wolverhampton Wanderers y el West Bromwich Albion se han convertido en los últimos equipos europeos que han pasado a manos de propietarios chinos. En el resto del continente, Inter de Milán, Espanyol, Niza, Atlético de Madrid, Granada o Slavia de Praga son otros de los clubes propiedad de capital chino.
Oficialmente, China es un país dominado por el Partido Comunista. En la práctica, los multimillonarios se están multiplicando a grandes pasos gracias a los favores de la oligarquía y las empresas están enfocando su interés hacia la industria del deporte. Y cómo no, hacia el fúbol, una disciplina “menos elitista” que el golf. Empresas como Wanda Sports, China Media Capital, Double-Edge Sports o Rastar Group están invirtiendo muchos dólares en el fútbol mundial.
La CSL creciente
Por otra parte, las grandes empresas chinas también han tomado posiciones en la liga doméstica. La Chinese Super League cuenta ya con 16 conjuntos y el año pasado alcanzó asistencias medias de 21.800 espectadores, casi al nivel de Italia o Alemania. Además, el dinero florece. Los derechos de televisión -uno de los principales indicadores de crecimiento financiero- para el periodo 2016-2020 acaban de venderse por 1.300 millones de dólares, 30 veces más que el nivel actual. La CSL ha firmado sus derechos con dos grandes broadcasters europeos como son Sky Sports y Ma Chaîne Sports (MCS).
Hay quien ve en este ascenso de la CSL un crecimiento similar que el de la Major League Soccer (MLS) en Estados Unidos. No obstante, la situación es diferente. La liga estadounidense aún es un retiro dorado para grandes estrellas como Kaká (34 años), Robbie Keane (35), Gerrard (36), Pirlo (37) o Lampard (38). Mientras tanto, la CSL cuenta con Teixeira (26), Paulinho (27), Ramires (28), Jackson Martínez (29) o Hulk (29). Estos jugadores han llegado a la liga china con traspasos de más de treinta millones y sueldos dignos de Barça o Madrid.
Como ejemplo, una cifra reveladora: la Premier League ha invertido en fichajes unos 253 millones de dólares, mientras que la CSL se ha gastado hasta 301 millones.
No es extraño, pues, que equipos de la liga como el Guangzhou Evergrande FC, el Shandong Luneng Taishan o el Beijing Guoan FC estén ganando muchos aficionados en las plataformas digitales a la par que los grandes equipos europeos.
El objetivo de China es dominar el fútbol, en lo deportivo y en lo económico. En lo financiero, lo están consiguiendo a gran velocidad y los efectos pueden ser avasalladores. En lo deportivo, aún se debe ver el impacto para convertir la selección nacional en una de las mejores del mundo y conseguir la celebración de una Copa del Mundo en los próximos 15 años.