‘No hay rival pequeño’, ‘el fútbol son once contra once’, ‘son tres puntos muy importantes’, ‘lo que pasa en el campo se queda en el campo’ o, ‘si no hubiese sido jugador, no hubiese llegado a nada’. Típicos tópicos del deporte rey. En especial, este último, que se dice con una soberbia digna de un ingeniero espacial y no de alguien con un trabajo mundanal. A ver quién se atreve a repetírselo a Álex Sánchez, el primer jugador en debutar en Primera División con una discapacidad física -nació sin mano derecha-, Doctor en Derecho, Máster en Unión Europea, Máster en Análisis Político, Máster en Derecho Deportivo y encima con pelo.
Disputar un partido en la máxima categoría es inalcanzable para muchos, pero además Álex lo hizo con el equipo de su vida, el Real Zaragoza. Pasó de viajar lejos de La Romareda para ver a su club, a entrar dentro de la convocatoria. Fue en Mestalla, el 9 de noviembre de 2009, contra aquel Valencia que infundía miedo. Silva, Villa, Mata, Albelda, Joaquín, Baraja, Banega… “Me sacaron amarilla por tirarme contra Marchena, toda la grada me llamó tonto. Estaba tan concentrado en intentar no liarla que no disfruté”, recuerda hoy Álex Sánchez a Panenka. El Zaragoza perdió, pero él se llevó la camiseta de Joaquín. El gaditano ya rozaba la treintena por aquella época; hoy sigue regalando camisetas en los terrenos de juego.
“Nunca jamás sufrí acoso escolar por el tema de mi mano”, explica el delantero. Afortunadamente sus compañeros siempre le apoyaron. Sobretodo uno en concreto, Ander Herrera, compañero de clase en los Jesuitas de Zaragoza. “Con él me sentía muy seguro. Ha sabido tratar muy bien el tema de la discapacidad. Cuando había algo que podía incomodarme, sacaba la pelota y nos poníamos a jugar a fútbol. Iba por delante de la gente”, alaba Álex. Una dupla que dominaba el cemento del patio. Quizás no tuviera mano, pero utilizaba los dos pies como si fuesen cuatro. “Pegábamos unas reventadas de locos”, rememora sonriendo.
Disputar un partido en Primera es inalcanzable para muchos, pero además Álex lo hizo con el equipo de su vida, el Real Zaragoza. Pasó de viajar lejos de La Romareda para ver a su club a entrar en la convocatoria. Fue en Mestalla, el 9 de noviembre de 2009, contra un Valencia que infundía miedo
El fútbol va más allá de la pelota. Cumple una función social. En Álex fue el puente para la integración. Atarse los cordones, sacar de banda o hasta meterse de portero -una de sus posiciones favoritas- no era un impedimento. No se esconde. De hecho, cuando le pregunto por su discapacidad, se quita las gafas con su mano izquierda, mientras se rasca el párpado con el final de su antebrazo diestro. De manera inconsciente, porque no hay nada que tapar. Servir de referente para todos aquellos niños y niñas que sufren un problema similar es lo que más le reconforta. “En Málaga se me acercó una madre con su hijo, Miguel, para agradecerme que hubiese jugado en Valencia, que era una inspiración, y me dio las gracias. A partir de ese momento empecé a pensar que tenía que hacer algo contra la discapacidad”, comenta el punta aragonés.
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La vida al alcance de la mano es el libro en el que cuenta su historia desde un punto de vista emotivo y de superación. Pero la tarea de Álex no se queda ahí. También escribió Sin Límites, un cuento infantil para visibilizar la discapacidad en edades tempranas, destinando los fondos obtenidos a causas benéficas. Es directivo de Special Olympics, asociación con la que disputa partidos con chicos con discapacidad intelectual y embajador de la agrupación de fútbol para amputados. “Lo último ha sido crear junto a mi hermano una asociación con mi nombre, con la que pretendemos hacer determinadas actuaciones a través del fútbol para promover la igualdad social”, aclara el, entre otras muchas cosas, futbolista.
Con todo esto, a Álex Sánchez todavía le quedan ratos para perforar las redes de las porterías rivales. Esta temporada comenzó en la SD Ejea, después de descender de Segunda RFEF, pero sus diez goles en 14 partidos hicieron que el Utebo FC -Segunda RFEF- le ofreciese fichar en el mercado invernal. “Vine porque están todos mis colegas”. La sinceridad, como los goles, también le sobra a borbotones. No le tiembla el pulso al decir que a su edad lo que busca es comodidad y dinero. O que su libro sobre su tesis doctoral es una mierda que no se leyeron ni sus amigos. No quiere alargar su carrera como Joaquín, que le vio debutar e igual también lo verá retirarse. A sus 33 años, tiene los 35 marcados con un círculo rojo. “Me he esforzado mucho y me apetece trabajar de lo que he estudiado. Quiero dedicarme al fútbol desde el otro lado, desde un despacho”, comenta el ariete cuando vislumbra el horizonte.
Esta es la historia de Álex Sánchez: nació sin mano derecha, pero eso no le frenó para ser futbolista. En su mejor momento deportivo, cuando militaba en Osasuna, la poca confianza del entrenador y una lesión frenaron su carrera profesional
Ha sido un referente del fútbol modesto español durante muchos años, pero en 2018 emigró a la otra punta del mundo, Australia. “Me encanta viajar y me faltaba visitar Oceanía. Era el único continente en el que no había estado. Es verdad que está muy lejos, pero también me apetecía aprender inglés”. El Sydney Olimpics FC fue quien se hizo con sus servicios. Un equipo de segunda división. A pesar de proclamarse campeones de Nueva Gales del Sur, lo que realmente le fascinaba era ir a ver partidos del fútbol australiano. “Muchas veces, hasta lo echo de menos. Es un lugar increíble para vivir, la seguridad, la calidad de vida… Disfruté mucho la experiencia y el fútbol australiano”. Lo único que le faltó fue surfear. La información de los locales respecto a los tiburones en las aguas del Pacífico no ayudaron. Ofertas no le faltaron para continuar, pero los temas personales y la diferencia horaria para hablar con sus amigos le hicieron volver.
Esta es la historia de Álex Sánchez: nació sin mano derecha, pero eso no le frenó para ser futbolista. En su mejor momento deportivo, según él, cuando militaba en Osasuna en la temporada 15-16 en Segunda División, la poca confianza del entrenador y una lesión que le obligó a operarse frenaron su carrera profesional. Pero el fútbol es secundario, porque lo que de verdad le llena es ayudar a personas que afrontan la vida con una discapacidad. Sin embargo, es la referencia ofensiva del Utebo, un equipo recién ascendido de Tercera en posiciones de play-off y al que el segundo clasificado, el Deportivo Alavés ‘B’, le empató con un gol en el 90′ el domingo pasado. Álex no sólo marca goles, lleva cuatro en ocho partidos como titular, también escribe libros, colecciona másters, posee una sonrisa innegociable y jugó en Primera División. Está soltero, pero lo deja bien claro entre risas: “Estoy mejor solo”. Me temo que es porque está estudiando otra carrera y necesita tiempo.
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Fotografías cedidas por Álex Sánchez.