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Futre: “A veces sueño que aún juego”

Ya bien entrado en el club de los cincuentones, Futre sigue conservando intacto su carisma. Así nos lo demostró en esta entrevista que le hicimos para el #Panenka50

Esta entrevista fue realizada en marzo de 2016


 

50 años y mantienes el pelazo, los ojos verdes, el verbo ágil…

[Interrumpe] Mantengo el pelazo sí, más corto, pero lo mantengo. Cuando me retiré, decidí cortármelo porque empezaba una nueva etapa, una nueva vida.

La nueva vida del Futre que queremos descubrir. ¿Mantienes tu fútbol en la zurda?

Yo creo que sí. Aunque la fuerza ya no es la de antes. Ya queda menos, pero bueno, es como todo, ¿no? El caso es que la mente es la misma: el pie hace igual, la cabeza hace igual… y el cuerpo no acompaña. En mi caso, en los partidos con los veteranos, es imposible dar los sprints que daba antes. La mente quiere que los haga y es un peligro porque el corazón se me pone a 300 por hora.

¿Qué hábitos del Futre futbolista quedan en tu día a día?

Hace un tiempo estuve con la selección portuguesa en Suiza, disputando un choque con los inmigrantes. En estas ocasiones, cuando viajas fuera del país, vuelven tus tiempos de profesional. De pronto estás con los mismos horarios que tus compañeros, bajamos todos a desayunar a la misma hora, a comer juntos, está la salida del autobús… Vuelves atrás mentalmente.

 

“El derbi es el partido al que volvería. Quizá sea el único choque que me cuesta no estar en el campo o por el que daría todo para estar”

 

¿El gusanillo sigue picando esos días?

Un poquito, pero ya no tanto, me da igual ganar o perder.

Las reuniones de veteranos, cuando estáis todos juntos, ¿se parecen a una reunión de jubilados contando batallitas?

Las bromas siempre están ahí, las de antaño y las actuales porque no cambiamos. Sabemos cómo es cada uno y lo que uno puede bromear. Eso sigue igual.

¿Te puedes imaginar una vida sin fútbol?

No.

¿Imposible?

Es imposible. Todo está ligado. Me retiré y siempre estuve conectado con el fútbol de una manera u otra. Es prácticamente mi vida. Si tengo que escribir o si estoy con los representantes tengo que ver partidos y al final el fútbol siempre está ahí.

¿En algún momento te da por sentarte delante del ordenador y buscar tus goles?

Suelo verlos cuando alguien me manda un mensaje o me dice, ”¿oye, Paulo, has visto esto que subieron aquí?”. En esos casos sí lo miro, pero generalmente yo no me busco. Tuve muy claro cuando me retiré que empezaba otra vida aunque ahora con las redes sociales, si los amigos o los hijos me piden que vea algo, lo hago.

¿Sueñas con los goles que has marcado?

A veces. De vez en cuando, de mucho en mucho, sueño que aún juego o que termina un partido y lo he ganado. Son siempre sueños maravillosos, de esos que despiertas y dices, ¡coño!, vaya sueño, ¿no?

¿Son sueños con goles concretos tipo el que le haces al Real Madrid en la final de Copa o más generales?

Con el gol al Real Madrid en la final de Copa de 1991 sueño despierto. Siempre, cuando llega el derbi, me vienen los buenos momentos que he tenido contra el eterno rival.

¿El derbi es el partido que más cosas te remueve dentro?

El derbi es el partido al que volvería. Quizá sea el único choque que me cuesta no estar en el campo o por el que daría todo para estar. Solo me pasa con Atleti-Real Madrid y con la selección de Portugal, cuando está en una Eurocopa y un Mundial. Siempre viene el mismo gusanillo de volver a donde estuviste, a estar dentro del campo.

Tu fichaje por el Atleti se ultimó con Jesús Gil en una discoteca… ¿ganaste todas las copas que esperabas esa noche?

No fue exactamente así. Yo llego a un acuerdo con Jesús Gil y con el Oporto en Italia, en el Mundialito, y cinco o seis horas después estamos en una discoteca, en medio de la campaña electoral en el Atlético de Madrid. Sería un martes o miércoles pero Gil aún no era presidente. Estábamos con muchas personas en la discoteca.

¿Te dieron ganas de salir corriendo?

No, no… ese día comprendí que el aficionado español es más caliente que el portugués.

¿A Jesús Gil cómo se le recuerda? ¿Te ha cambiado algo la percepción con el paso del tiempo?

No. Le echo de menos. Ha sido único. Fue una historia de amor y odio. Muchas veces pienso en él y le echo de menos.

En una de las últimas películas de Rocky, el súpercampeón de Filadelfia, ya retirado, se enfrenta con el campeón vigente para ver cuál de los dos ganaría en esa lucha de todos los tiempos. Yo creo que muchos aficionados del Atlético que te disfrutaron antaño hoy se preguntan qué pasaría si el Futre jugador estuviera a las órdenes de Simeone. Alguna vez has intentado completar la frase: “Si yo jugara en el Atleti de Simeone…”

Esta es una pregunta más para Portugal porque nunca ha tenido un zurdo. En la generación de oro nunca tuvieron un zurdo y siempre escuché mucho la pregunta con mi selección. Llevado al Atleti, creo que con Simeone sería mucho mejor jugador, eso seguro.

¿Serías titular o tendrías que sudarlo mucho?

Tendría que acostumbrarme. Me costaba correr para atrás. Las facetas defensivas no eran mi fuerte pero claro, si quisiera jugar con el Cholo, tendría que acostumbrarme.

 

“Me costaba correr para atrás. Las facetas defensivas no eran mi fuerte pero claro, si quisiera jugar con el Cholo, tendría que acostumbrarme”

 

¿La final de Lisboa de 2014 es el fado más triste de la historia?

[Piensa] Sí, creo que sí. Ahí me duele. Me duele muchísimo pensar en ese tema. Fíjate que me ha costado volver al estadio. La cicatriz aún no está bien cerrada. Lisboa está siempre presente. En cualquier momento te pones a hablar como ahora y siempre sale. Te quedas con ese mal trago, ese minuto… Te pongo un ejemplo radical, el más radical de los radicales. Uno siempre se acordará de dónde estaba cuando atentaron contra las Torres Gemelas de Nueva York. Yo creo que de este momento, a nivel deportivo, siempre te vas a acordar, siempre tendrás en el recuerdo dónde estabas o qué hiciste las 48 horas después de Lisboa.

¿Despilfarraste mucho dinero en tu época de jugador?

Sí, con la tontería de los coches, que en el fondo es la peor inversión del mundo. Es normal pero te das cuenta tarde, cuando te preguntas para qué quieres tantos coches tan caros. Cuando estás ahí piensas: ”coño, soy un crack, quiero un buen coche”. También es parte de lo que eres. Hoy eso sigue igual. No cambiará nunca, creo.

¿Es cierta la leyenda que dice que eras de los pocos que tenías en Madrid un Porsche amarillo?

Sí, sí. Fue un regalo que me hizo el Atleti cuando me ficha. No había otro color en el concesionario y me regalaron ese, aunque yo no sabía entonces que ese era el color de la mala suerte para los españoles.

¿Qué quiere ser de mayor Paulo Futre?

[Piensa un buen rato] Siempre digo, cuando cumplo años, que tengo la experiencia de 90 y la mente de 20. Espero mantener ambas cosas, la mentalidad joven y la experiencia que tengo. De mayor quiero ser… [duda durante un rato]. No lo sé, no ya me queda por cumplir ningún sueño de los que alguna vez tuve.