Si hablas de alturas y diagonales, te llamarán “genio” o “vendeburras”. Si pides balones arriba y centros al área, alabarán tu honradez o te matarán por simple y anticuado.
Dejas de jugar a fútbol pensando que no vas en serio, que es el único modo de dejar las cosas que no son ninguna broma, y luego te das cuenta de la magnitud de la tragedia.
Neymar se ha rendido. Y ahora, al darnos cuenta de que los sueños se acaban, pensamos en aquel flechazo del principio, en lo rápido que sucede siempre todo lo que merece la pena.
Jorge Valdano decía que el hincha es el acento del fútbol. El que lo acrecienta. No es lo que el juego hace con nuestras cabezas, es lo que nuestras cabezas hacen con el juego.
El francés, largo y robusto, ideal para desarticular los ataques del enemigo, controlaba el balón como si jugara descalzo y pudiera sentirlo en la planta del pie.